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Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Un Mensaje a la Conciencia ahp@conciencia.net (Hermano Pablo y Carlos Rey)

    • Religion & Spirituality

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

    Invitación para ser «amigos» después de treinta años

    Invitación para ser «amigos» después de treinta años

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Recibí una invitación de mi padre, por Facebook, para ser “amigos”, después de treinta años sin saber nada de él.

    »Cuando yo tenía siete años, él nos abandonó por otra mujer, con la que formó una nueva familia. Yo oí cuando le pidió a mi madre que nos dijera que él estaba muerto y que lo olvidáramos.

    »Nunca lo buscamos, y yo ya lo he perdonado; pero no quiero saber nada de él ni de sus hijos, que quieren entablar relación conmigo. Sé que eso le causaría dolor a mi madre, que nunca más volvió a confiar en nadie. ¿Estoy haciendo bien en ignorarlos?»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »Sentimos mucho que tuviera que crecer sin su padre y, peor aún, consciente de que él la había rechazado deliberadamente. Dice usted que eso cambió a su mamá para siempre, de modo que ya ella no pudo volver a confiar en nadie, y sin duda alguna la parte de las emociones de ella que se vio afectada ensombreció la niñez de usted.

    »Es admirable que usted haya podido perdonar a su padre a pesar de todo lo que él hizo. Debido a que ha optado por perdonar, va a poder vivir sin resentimiento y amargura, y evitar que su salud sufra los efectos destructivos que puede causar el negarse a perdonar. Además, el perdonar es especialmente importante porque Jesucristo mismo enseñó que tenemos que estar dispuestos a perdonar a los demás si queremos que Dios nos perdone a nosotros los pecados que cometemos contra Él.1

    »Si bien es cierto que los Diez Mandamientos nos enseñan a honrar a nuestros padres, su padre biológico optó por ceder todos los derechos y las responsabilidades que tenía como padre suyo cuando decidió abandonarla. Él quería que usted lo considerara muerto, así que al considerarlo muerto usted cumplió con los deseos de él de un modo inesperado.

    »Ahora su padre, con mucha más experiencia y madurez, bien pudiera estar arrepentido de lo que hizo. Sin embargo, el haberle enviado una fría invitación por Facebook para que sean “amigos” no indica que él esté sintiendo nada parecido. Los otros hijos de él pudieran haberlo convencido de que enviara esa invitación, o pudieran haberla enviado ellos mismos por conducto de la cuenta de él. ¿No será que ellos sienten un fuerte deseo de conocerla a usted a pesar de cierta incertidumbre de parte de él?

    »Su decisión de ignorar la invitación de su padre no es ni correcta ni incorrecta. Es tan aceptable ignorarla como lo es dar su consentimiento. Pero no la acepte a menos que se sienta a gusto haciéndolo. El haber perdonado no implica que usted deba restaurar la relación, como tampoco el honrar a su padre implica que deba tratar a ese hombre de una manera diferente a un donante biológico de esperma.»

    Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 668.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Mt 6:15

    • 4 min
    «No tenemos respuesta para esto»

    «No tenemos respuesta para esto»

    Se escuchaba el repicar de las campanas de bronce llamando a misa. La iglesia del Sagrado Sacramento, de Westminster, California, se iba llenando de fieles. La misa estaba ya por comenzar. Cerca de allí se oyó el rechinar de las ruedas de un auto que frenó estrepitosamente frente al templo. Era Claudia Quiñones que llegaba con toda su familia: su madre, su hija de catorce años de edad, su hijo de doce, y la pequeña Estefanía, de año y medio. Todos bajaron del auto.

    Claudia, en su apuro, dio marcha atrás para buscar estacionamiento. Al hacerlo, sintió que la rueda trasera del vehículo pasó sobre un bulto. No fue sino hasta que se bajó del auto que se dio cuenta, angustiada y aterrada, de que era su propia hijita, la pequeña Estefanía. La niña murió en el acto. Las setecientas personas que había en la iglesia ni cuenta se dieron de la tragedia.

    El sacerdote James Hartnett, cura párroco de la iglesia, comentó más tarde: «No tenemos respuesta para esto.»

    Ante tragedias de esta naturaleza, todos comprendemos las palabras del sacerdote Hartnett: «No tenemos respuesta para esto.» Fue un golpe tan brutal, una manifestación tan imprevista y tan inhumana de esta vida cruel, que la mente se ofusca y se declara impotente para hallar una respuesta que tenga sentido. El dolor de la tragedia oculta toda explicación razonable.

    ¿Por qué ocurren desgracias como esta? ¿Por qué niños inocentes tienen que morir de una manera tan horrible? ¿Qué pecado o maldad puede haber en una familia —cualquier familia de cualquier lugar— para que sufra tan tremendo golpe?

    ¿Castigo de Dios? No. ¿Ataque del diablo? Tampoco. ¿Manifestación atroz de la ley del Karma? Menos. ¿Destino ciego que no toma en cuenta ni edad, ni género, ni condición ni sentimientos? Si no, entonces ¿qué acarreó esta desgracia?

    Tal vez fuera el resultado de una acumulación casual de circunstancias adversas, o de alguna imperfección en la parte mecánica del auto, o de error e imprevisión humana. No lo sabemos. Pero hay algo que sí sabemos: Cuando tenemos fe en Jesucristo, tenemos quien nos consuele tras una tragedia. Cristo es nuestro Salvador y Pastor. Él lleva nuestras cargas, llora nuestras lágrimas y sana nuestras heridas. Pero su ayuda no termina allí. Él nos da una esperanza viva y verdadera del futuro, cualquiera que sea nuestro presente.

    Esta vida no lo es todo. Hay algo más allá de la muerte. Y en esa eternidad tendremos dos opciones: recibiremos las respuestas que no pudimos comprender en esta vida, o ya no nos importará el oscuro pasado sino sólo el brillante futuro que tenemos por delante.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 min
    «Mi novio cree que soy inmadura»

    «Mi novio cree que soy inmadura»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Tengo problemas para comunicarme con el hombre a quien amo. Cada vez que le digo alguna cosa importante, él reacciona drásticamente.... Me siento mal porque creo que me comunico mal. Pido a Dios que ponga las palabras correctas en mi boca.

    »Mi novio cree que soy inmadura.... Tengo miedo de que esta situación haga que él se aburra de nuestra relación. No sé cómo comunicarme con él sin que tome esa actitud. ¡Por favor, ayúdenme! Sé que nos amamos, y quiero solucionar lo que podría ser una buena relación.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »Siempre es bueno pedirle a Dios que le ayude, ya que Él de veras se interesa por usted. Es más, se interesa a tal grado que siempre quiere lo mejor para usted. A eso seguramente se debe que haya puesto en su mente pedirnos consejo acerca de esta situación.

    »No tenemos ninguna manera de saber si usted es o no es inmadura, ni si se comunica mal. Pero sí reconocemos el temor que siente al tratar de evitar que su novio reaccione de un modo tan drástico, y la vergüenza que sufre cuando él la menosprecia al decir que usted es inmadura.

    »No le va a gustar la siguiente verdad, pero su novio está abusando de usted verbalmente y haciendo que crea que se lo merece. Él la está haciendo dudar de sí misma, de sus habilidades y hasta de su propia cordura y percepción de la realidad. Poco a poco él está constantemente aminorando la confianza que usted tiene en sí misma y la habilidad que tiene de pensar racionalmente. La influencia que él ejerce sobre usted es tóxica, y sin embargo usted piensa que lo peor que pudiera ocurrir es que él se aburriera de la relación que tienen....

    »Le instamos a que le ponga fin a este noviazgo mientras puede, pero asegúrese de pedirle a un familiar o a una amistad que la acompañe cuando vaya a decirle al novio que usted quiere romper la relación que tienen. Tal vez él nunca antes la haya maltratado físicamente, pero la manera como la ha tratado hasta ahora nos hace creer que tal violencia pudiera ser el próximo paso que él dé.

    »¡Lo más importante es que no tenga relaciones sexuales con este hombre! ¿Quisiera usted tener un hijo o una hija que creciera en un ambiente en el que tuviera miedo de su padre y vergüenza de sus propias habilidades? La única manera de evitar que eso suceda es distanciarse y mantenerse alejada de este hombre a quien usted dice que ama.

    »Sabemos que este consejo será devastador para usted. El primero a quien debe acudir es a Dios. Pídale que le dé valor y fuerzas para lo que le espera. Y luego pídale que la guíe conforme al plan divino que Él tiene para su vida y que le dé paz.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 796.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 min
    Las tarjetas de crédito

    Las tarjetas de crédito

    «Buena es la vida cuando la vida es buena.» Esa era su consigna y su filosofía. Joven, de sólo diecisiete años de edad, buen mozo, atlético, elegante y con los bolsillos siempre llenos de dinero, Andrés Smith se dio el lujo de gastar sin medida en cualquier lugar donde estuviera.

    Provisto de una tarjeta de crédito, viajó por toda Europa, siempre rodeado de amigos y amigas. No había club nocturno ni playa popular que no visitara. Hasta que se descubrió la verdad. La tarjeta de crédito que tenía era falsa. Así que condenaron a Andy, como lo llamaban sus amigos, a diez años de cárcel, por fraude, en Londres, Inglaterra.

    En realidad, ¿qué califica de buena a la vida? Muchos, al igual que Andy, creen que uno de los factores principales es poseer una buena tarjeta de crédito. ¿Acaso una buena tarjeta no le permite a uno viajar sin dinero en efectivo y darse los mayores gustos sin tener que hacer más que presentar un pequeño rectángulo de plástico? Claro que la tarjeta sólo debe usarse si es genuina, si se tiene el derecho de usarla y si hay fondos para pagar la deuda oportunamente. Porque si no hay con qué saldar la cuenta a tiempo, la tarjeta se presta para convertir en esclava del banco a la persona que la posee.

    Todo el mundo sabe que la esclavitud de las deudas monetarias no da lugar a una vida buena sino a una vida intranquila, acosada por los acreedores. En cambio, muchos no saben que las tarjetas que ofrecen garantías de una vida buena no son las de crédito monetario sino las de crédito moral y espiritual. A Dios gracias que hasta para los que nunca se han dado el lujo de poseer una tarjeta de crédito monetario, hay tarjetas de crédito moral y espiritual que están a su alcance. Irónicamente, las que más valor tienen son las que nada tienen que ver con el dinero.

    Las tarjetas de crédito moral se adquieren como resultado de la entereza de carácter, a largo plazo. Tal vez la más valiosa sea la integridad, pues no es posible exagerar la importancia que tiene el ser personas dignas de toda confianza. Si no lo somos, tarde o temprano se descubrirá nuestra falsedad o carencia, y perderemos la buena fama y la buena reputación, que el sabio Salomón dijo que valen «más que las muchas riquezas, y más que oro y plata».1

    A diferencia de las tarjetas de crédito moral, las tarjetas de crédito espiritual no se adquieren por nuestros propios méritos sino por los méritos de Cristo al morir en la cruz por nosotros. Tal vez la más valiosa sea el perdón del pecado. Como nosotros no podíamos saldar por cuenta propia nuestra deuda de pecado, Cristo la pagó con su sacrificio supremo. Ahora no tenemos más que apropiarnos de esa tarjeta de perdón y usarla para pagar esa enorme deuda. Es la única tarjeta que no sólo ofrece garantías de una vida buena sino de una vida sin igual tanto en este mundo como en el venidero.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Pr 22:1

    • 4 min
    «Los quijotes»

    «Los quijotes»

    (Aniversario de la Muerte de Miguel de Cervantes)

    No existen ya los Cervantes
    que diseñaban Quijotes
    ni se escuchan ya los trotes
    de los viejos Rocinantes.
    Los caballeros andantes
    no saben soñar despiertos;
    no toman rumbos inciertos
    buscando faenas rudas,
    ni van socorriendo viudas
    ni van [deshaciendo] entuertos.

    No hay una bella pastora
    que conduzca a las ovejas.
    No hay leyendas, no hay consejas;
    no hay atisbos de una aurora.
    Tampoco existen ahora
    gigantes en los caminos.
    Si acaso algunos mezquinos
    y tan insignificantes
    que, a pesar de ser gigantes, aparentan ser molinos.
    No hay un solo caballero
    que cometa la proeza
    de proteger la cabeza
    con el bacín de un barbero.
    Tampoco hay un escudero
    con ambición feudataria;
    hoy Sancho es un pobre paria

    que camina lento y triste,
    pues ya sabe que no existe
    la ínsula Barataria.

    ¿Cómo conquistar bastiones
    y abatir la felonía,
    si el honor y la hidalguía
    se fueron de vacaciones?
    Si ahora los campeones
    ya no emprenden odiseas
    ni peligrosas tareas;
    y para colmo de males,
    ya no tienen los ideales
    que engendraban Dulcineas.1

    Mediante estos versos de su profunda obra titulada ...y también poemas, el famoso actor y autor Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, se identifica con nosotros al interpretar fielmente la decepción que muchos sufrimos a causa de la evidente falta de quijotes contemporáneos. Por eso a este poema le puso por título «Los quijotes».

    Tal parece que lo que más echa de menos el popular escritor mexicano, así como muchos de sus admiradores, es el honor y la hidalguía, que «se fueron de vacaciones». Las cualidades afines a la hidalguía que personifica el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, cuyas aventuras dieron pie al sinónimo quijotismo, son la magnanimidad, el altruismo, la caballerosidad y la generosidad. Así mismo las virtudes afines al honor son la estima, el respeto, la consideración, el decoro, la honradez, la integridad, la entereza de carácter, la rectitud, la lealtad, la decencia y la nobleza. Esa misma hidalguía y ese mismo honor se resumen en la frase que repite vez tras vez el simpático personaje creado por Gómez Bolaños, el Chapulín Colorado: «Se aprovechan de mi nobleza.» No hay duda de que la nobleza encarnada en el Chapulín representa el esfuerzo que ha hecho el humorista mexicano por suplir esa falta de un Quijote en la sociedad actual.

    Menos mal que Dios se nos ha anticipado y ha suplido aquella falta de honor, hidalguía y nobleza en su futuro reino mesiánico. Para poder disfrutar de ese reino venidero, sólo falta que aseguremos la entrada. Isaías profetizó acerca del Mesías, Cristo Rey, y de su justo y noble gobierno, en los siguientes términos:

    Miren, un rey reinará con rectitud
               y los gobernantes gobernarán con justicia....
    Ya no se llamará noble al necio
               ni será respetado el canalla....
    El canalla... trama designios infames....
    El noble, por el contrario,
               concibe nobles planes,
               y en sus nobles acciones se afirma.2
    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Roberto Gómez Bolaños, ...y también poemas, «Los quijotes» (México, D.F.: Suma de Letras, 2003), pp. 21‑23.


    2
    Is 32:1,5,7,8

    • 4 min
    «Castigué a mi hija mayor con un látigo»

    «Castigué a mi hija mayor con un látigo»

    En este mensaje tratamos el caso de una mujer que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue:

    «Soy madre de cuatro niñas. Sus edades van de tres [a] quince años. Hace dos semanas castigué a mi hija mayor con un látigo muy fuerte, ya que ella no estaba obedeciendo. [Luego de que] ella [salió], mostrando las marcas [del castigo] en los brazos... me sentí mal. Nunca lo había hecho de esa manera, pero quería que ella reaccionara.

    »Mi pregunta es: ¿Hasta qué edad debo corregir a mi hija físicamente? ¿Dice algo sobre esto la Biblia?»

    Este es el consejo que le dimos:

    «Estimada amiga:

    »Sus preguntas son de interés para muchos padres de familia. La Biblia sí menciona la disciplina física de los hijos varias veces en el libro de los Proverbios. Sin embargo, no dice nada específico en cuanto a la edad apropiada ni a los métodos apropiados para ejercerla....

    »Como padres que somos de cinco hijos, nosotros llegamos a la conclusión de que el darle una palmada en la mano a un niño pequeño era un modo eficaz de evitar que tocara una estufa caliente o un tomacorriente. La mayoría de los niños menores de tres años de vez en cuando necesitan que se les dé una palmadita en la mano o en las nalgas para evitar que corran peligro. Sin embargo, tan pronto como nuestros hijos llegaron a la edad en que podían comprender las consecuencias, cambiamos nuestros métodos. De ahí en adelante empleamos alternativas a la disciplina física porque estábamos convencidos de que esas alternativas eran más eficaces.

    »Cuando se le aplica la disciplina física a un niño pequeño, es sumamente importante que no se haga con enojo. Muchos padres hacen caso omiso de la desobediencia hasta que el niño hace que se enojen. Entonces la emprenden a golpes contra los hijos, pegándoles en los brazos, en las piernas y hasta en el rostro. Eso nunca es aceptable. El castigo físico apropiado sólo debe aplicarse en la mano o en las nalgas del niño pequeño, y sólo debe dolerle uno o dos segundos y nunca dejarle una marca. Nosotros creemos que la mano es el mejor instrumento de castigo debido a que uno puede sentir la fuerza con que está dando la palmada....

    »Hay tres razones por las que creemos que usted se equivocó al castigar a su hija con un látigo. En primer lugar, ella es muy grande para que se le castigue físicamente. En segundo lugar, usar un látigo no es la manera aceptable de castigar a un niño. Y por último, el castigo le dejó marcas en el cuerpo, lo que quiere decir que usted empleó demasiada fuerza. Le recomendamos que le diga a su hija que lo siente mucho, y que le explique por qué estaba usted tan alterada. Además, haga una lista de consecuencias apropiadas para la edad que tiene ella y explíquele que se valdrá de esas consecuencias para castigar cualquier desobediencia futura.

    »¡El ser padre o madre no es nada fácil!

    »Linda y Carlos Rey.»

    El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 87».

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 min

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