PALABRAS DEL ALMA Claudia Castillejos

Cuando nuestros seres queridos se van, lo que más deseamos es que nos sigan escuchando. Colocamos ofrendas, visitamos panteones, compramos flores porque queremos decirles que siguen en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Así que conmemoremos su pasada existencia con estos dos grandes poemas.

Hola, amigos de Palabras de Alma. Bienvenidos a esta nueva temporada. Y si tuvieron la oportunidad de escuchar el episodio anterior, sabrán que hubo cambios en mi vida. De ahí, el inicio de un nuevo capítulo para este pódcast.
Sin embargo, retomé uno de mis episodios anteriores, el poema de “Margarita”, de Rubén Darío, pero ahora remasterizado. Con una nueva impresión, con más color y alegría, intentando emular un cuento real, un cuento en el que no hay hadas, pero sí mucha esperanza. Nuevos bríos de vivir y muchos, muchos sueños, que, al igual que a muchas y a muchos de ustedes, nos alientan para seguir adelante.
Espero, más bien, estoy segura, que estos añadidos y esta narración, les van a encantar.
Así que, a seguir soñando como Margarita.
Este poema está dedicado a la memoria de mi madre: Margarita María Guadalupe Montes de Oca Castillo.

La vida nunca es suficiente para demostrarnos lo finita que es. En nuestro paso por ella, vamos perdiendo seres queridos, seres amados, de los que no deseamos desprendernos. Nos cuesta acostumbrarnos a su ausencia; a veces, hasta continuar y redirigir nuestra propia existencia se torna un proceso oscuro y triste. Por ello, creo que es importante que, pasado el periodo de duelo que cada uno de nosotros experimentemos, volvamos a redireccionarnos hacia la felicidad que estamos obligados a forjarnos en este mundo. Intentar vivir en el aquí y ahora, cobijados por los recuerdos y el amor de esas personas que ya no están físicamente con nosotros. Que nos dejaron tanto y que desearían vernos amando la vida a plenitud. ¡Buen viaje mamá!

Es la primera vez que escribo un poema y aunque son pocas líneas, está impregnado de un gran sentimiento, el amor. Por eso lo comparto y espero que, como a mí, les guste mucho e inspire en ustedes también a explorar sus sentimientos y emociones, y mejor si las expresan, a través de la literatura.

Bien dicen que los tiempos de Dios son perfectos. Y, en ese sentido, podríamos decir que el amor llega en el momento preciso. A veces tenemos que andar muchos caminos, conocer almas diferentes, para encontrar a esa persona especial, aunque algunos tienen la fortuna de encontrarla a la primera. ¿Tú ya conociste al amor de tu vida?

Dedicado aquellos a los que tan solo contemplar la luna desde su ventana, no es suficiente, pues su luz los inspira a llevarla siempre en su alma, prendida de sus corazones, cautivándolos con su forma, su intensidad, su brillantez. Tan lejana y solitaria. La luna en todas sus etapas está siempre allí, acompañándonos.