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Ucrania, ¿la primera batalla de la tercera guerra mundial?, english version Conferencias Magistrales Fundación Rafael del Pino

    • Política

La Fundación Rafael del Pino organizó, el 7 de noviembre de 2022, la conferencia magistral “Ucrania, ¿la primera batalla de la tercera guerra mundial?”, que impartió Yuri Felshtinsky, escritor e historiador ruso experto en política soviética, rusa y ucraniana, con motivo con la publicación de su última obra de igual título editada por Deusto.
Según Felshtinsky, hay que comprender a qué nos enfrentamos y si nos enfrentamos a la posibilidad de entrar en una tercera guerra mundial. Europa ya se ha enfrentado a dos guerras mundiales. Ambas trajeron aparejada la destrucción de Europa. ¿La guerra ruso-ucraniana es una guerra local o no? Esta es una cuestión que debemos plantearnos. Para ello, tenemos que entender lo que está sucediendo Rusia, quién lidera Rusia y que quieren los dirigentes rusos, cuál es su plan.
La guerra comenzó en 2014, cuando Rusia invadió Crimea. Entonces, todo el mundo esperaba que Putin tuviera el plan limitado de hacerse con Crimea y unificarla con la Federación Rusa. Muchos líderes occidentales pensaban que había que darle algo a Putin para calmar sus ambiciones y que después de que se produjera la anexión de Crimea todo se calmaría.
Pero Putin no solo empezó a invadir Ucrania desde el este en 2014. También dio un discurso muy importante en Moscú diciendo que Rusia iba a empezar a redibujar las fronteras europeas que resultaron tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, que Putin consideró como un fracaso de Rusia. Ese fue el día que Putin declaró abiertamente sus planes para el futuro.
Esa no era la primera vez que Rusia había invadido un país extranjero. Primero vino Chechenia. En agosto de 2008 Rusia invadió Georgia y nadie hizo lo más mínimo al respecto. Esto se pasó por alto, como si nunca hubiera sucedido. Mirando en retrospectiva, si Europa hubiera reaccionado a esta guerra como lo hizo a la invasión de Ucrania, no hubiera sucedido nada más. De hecho, a Putin nadie le castigó por ello.
En 2014 se dio el segundo paso, con la anexión de Crimea. ¿Quién fue el culpable de esta invasión y por la reacción tibia de Occidente? Cuando se produjo la invasión, todo el mundo evitó utilizar la palabra guerra, por el miedo a pensar que se estaba produciendo una guerra en Europa, incluso los ucranianos. Los ucranianos no rompieron relaciones diplomáticas con Rusia y el comercio siguió floreciendo entre los dos países hasta 2022. Europa tampoco utilizó la palabra guerra. Y aunque si que se impusieron algunas sanciones contra Rusia, no fueron estrictas, lo que para Putin fue una indicación de que Occidente era débil, no estaba preparado para enfrentarse a Rusia y podía seguir con su plan de crear una nueva Unión Soviética.
Esa recreación de la Unión Soviética también incluía a los estados bálticos. Pero estos en 2014 ya eran miembros de la OTAN, con lo que no era tan sencillo invadirlos por razones políticas, por lo que Ucrania estaba en el primer lugar de su lista y Bielorrusia en el segundo lugar. Pero no se podía tomar Ucrania sin antes controlar Bielorrusia. Entonces, en 2014, Putin se hizo con Crimea y propició un conflicto en el Donbass, pero no pudo atacar Kiev porque es imposible hacerlo desde el territorio de Rusia. Solo podía hacerlo desde Bielorrusia. Para ello tenía que hacerse primero con ella. Por eso, había que observar que pasaría con Bielorrusia, si se producía una anexión rusa porque el siguiente paso sería la ocupación de Ucrania.
La operación de Bielorrusia se produjo en 2020, antes de la ocupación de Ucrania. Es algo de lo que casi nadie se dio cuenta. Con todo lo que pasó con Lukashenko estaba claro que Rusia se estaba haciendo con las riendas del país. En 2020, Lukashenko perdió las elecciones en Bielorrusia, lo que desencadenó protestas que fueron reprimidas por Lukashenko con la ayuda de las fuerzas rusas y, a partir de entonces, se convirtió en un dictador títere manejado por Rusia. De esta forma, l

La Fundación Rafael del Pino organizó, el 7 de noviembre de 2022, la conferencia magistral “Ucrania, ¿la primera batalla de la tercera guerra mundial?”, que impartió Yuri Felshtinsky, escritor e historiador ruso experto en política soviética, rusa y ucraniana, con motivo con la publicación de su última obra de igual título editada por Deusto.
Según Felshtinsky, hay que comprender a qué nos enfrentamos y si nos enfrentamos a la posibilidad de entrar en una tercera guerra mundial. Europa ya se ha enfrentado a dos guerras mundiales. Ambas trajeron aparejada la destrucción de Europa. ¿La guerra ruso-ucraniana es una guerra local o no? Esta es una cuestión que debemos plantearnos. Para ello, tenemos que entender lo que está sucediendo Rusia, quién lidera Rusia y que quieren los dirigentes rusos, cuál es su plan.
La guerra comenzó en 2014, cuando Rusia invadió Crimea. Entonces, todo el mundo esperaba que Putin tuviera el plan limitado de hacerse con Crimea y unificarla con la Federación Rusa. Muchos líderes occidentales pensaban que había que darle algo a Putin para calmar sus ambiciones y que después de que se produjera la anexión de Crimea todo se calmaría.
Pero Putin no solo empezó a invadir Ucrania desde el este en 2014. También dio un discurso muy importante en Moscú diciendo que Rusia iba a empezar a redibujar las fronteras europeas que resultaron tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, que Putin consideró como un fracaso de Rusia. Ese fue el día que Putin declaró abiertamente sus planes para el futuro.
Esa no era la primera vez que Rusia había invadido un país extranjero. Primero vino Chechenia. En agosto de 2008 Rusia invadió Georgia y nadie hizo lo más mínimo al respecto. Esto se pasó por alto, como si nunca hubiera sucedido. Mirando en retrospectiva, si Europa hubiera reaccionado a esta guerra como lo hizo a la invasión de Ucrania, no hubiera sucedido nada más. De hecho, a Putin nadie le castigó por ello.
En 2014 se dio el segundo paso, con la anexión de Crimea. ¿Quién fue el culpable de esta invasión y por la reacción tibia de Occidente? Cuando se produjo la invasión, todo el mundo evitó utilizar la palabra guerra, por el miedo a pensar que se estaba produciendo una guerra en Europa, incluso los ucranianos. Los ucranianos no rompieron relaciones diplomáticas con Rusia y el comercio siguió floreciendo entre los dos países hasta 2022. Europa tampoco utilizó la palabra guerra. Y aunque si que se impusieron algunas sanciones contra Rusia, no fueron estrictas, lo que para Putin fue una indicación de que Occidente era débil, no estaba preparado para enfrentarse a Rusia y podía seguir con su plan de crear una nueva Unión Soviética.
Esa recreación de la Unión Soviética también incluía a los estados bálticos. Pero estos en 2014 ya eran miembros de la OTAN, con lo que no era tan sencillo invadirlos por razones políticas, por lo que Ucrania estaba en el primer lugar de su lista y Bielorrusia en el segundo lugar. Pero no se podía tomar Ucrania sin antes controlar Bielorrusia. Entonces, en 2014, Putin se hizo con Crimea y propició un conflicto en el Donbass, pero no pudo atacar Kiev porque es imposible hacerlo desde el territorio de Rusia. Solo podía hacerlo desde Bielorrusia. Para ello tenía que hacerse primero con ella. Por eso, había que observar que pasaría con Bielorrusia, si se producía una anexión rusa porque el siguiente paso sería la ocupación de Ucrania.
La operación de Bielorrusia se produjo en 2020, antes de la ocupación de Ucrania. Es algo de lo que casi nadie se dio cuenta. Con todo lo que pasó con Lukashenko estaba claro que Rusia se estaba haciendo con las riendas del país. En 2020, Lukashenko perdió las elecciones en Bielorrusia, lo que desencadenó protestas que fueron reprimidas por Lukashenko con la ayuda de las fuerzas rusas y, a partir de entonces, se convirtió en un dictador títere manejado por Rusia. De esta forma, l

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