Zafarrancho Vilima Zafarrancho Vilima

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Paco Pardo es un artesano cofrade que nos sorprendió subiendo a sus redes un vídeo en el que se le ve, junto a su compañero, dorando un candelabro de guardabrisa mientras escuchaban Zafarrancho Vilima.
Eso nos llenó de orgullo y le quisimos invitar a las vilimadas.
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Togo

El 27 de abril, el país africano de Togo celebra su independencia de Francia en 1960. Limita con Ghana, Benin y Burkina Faso. Su capital es Lomé, Lomé en salsa para ser exactos.

Su nombre oficial es República Togolesa
, y fue colonia alemana hasta que Reino Unido y Francia se lo quitaron en 1914, y luego pasó a manos francesas hasta 1960.

Su idioma oficial es el francés y otros idiomas claramente inventados como el ewé y el kabye.

Tienen una región montañosa que es patrimonio humanidad de la UNESCO, pero no sé qué mérito tiene eso cuando Andy y Lucas también lo son. En particular esta región lo es porque allí habitan los Batammariba, que hacen sus casas de barro en forma de torres. Esas torres se llaman “takienta”. Hacer broma.

Su capital tiene las playas más visitadas del país…que eso es una capital y no Madrid, que el agua está buena, pero no tienen playa.

Son muy del vudú, el café y el cacao.

EL fútbol es el deporte nacional, y togolés es Enmanuel Adebayor, que jugó entre otros en el Real de Madrid…al final todo son conexiones entre Togo y Madrid…el dia menos pensado pillan al novio de la alcaldesa de Lomé en manteca con su poquito de delitos fiscales.

Togo tiene una rica tradición culinaria. Algunos platos populares incluyen el fufu (una masa hecha de yuca o ñame servida con una variedad de salsas), el akoumé (una pasta hecha de maíz) y el pâte (una especie de gachas hechas de harina de maíz o sorgo).


La Leyenda de Aného y el Lago Togo:
En Togo, cerca de la ciudad costera de Aného, se encuentra el hermoso Lago Togo. Según la leyenda local, el lago tiene su origen en una historia de amor trágica.
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo cercano, vivían dos jóvenes amantes llamados Koffi y Ayoko. Eran felices y estaban profundamente enamorados, pero sus familias pertenecían a tribus diferentes y se oponían a su relación. A pesar de esto, Koffi y Ayoko estaban decididos a estar juntos y decidieron huir.
En su intento de escapar, los amantes corrieron hacia el lago, buscando refugio en sus aguas. Sin embargo, las tribus enemigas los alcanzaron y rodearon el lago. Koffi y Ayoko, sin ninguna otra opción, decidieron saltar al lago para evitar ser capturados.
Cuando sus cuerpos tocaron el agua, el lago se transformó en un remolino poderoso y se tragó a los amantes. Se dice que el lago se formó a partir de las lágrimas derramadas por Koffi y Ayoko, y se convirtió en un lugar sagrado que guarda su amor eterno.
Hasta el día de hoy, se cree que el lago Togo está lleno de la energía y el espíritu de Koffi y Ayoko. Los lugareños creen que el lago tiene propiedades curativas y es un lugar de encuentro para los enamorados. Algunos también afirman haber escuchado sus susurros de amor en el viento que sopla sobre el lago.
La historia de Koffi y Ayoko y su conexión con el lago Togo ha perdurado a lo largo del tiempo, transmitiéndose de generación en generación como una prueba del poder del amor verdadero y la fuerza de la devoción.
Esta es una de las muchas leyendas fascinantes que forman parte del rico folclore de Togo.


En cuanto a su himno, para mi su innovación es poner a cantar a uno que no sabe cantar

El pequeño Fernando nació en Medellín el 19 de abril de 1932. Su madre era costurera y tuvo 3 niños, como el 29 de febrero, 1 cada cada 4 años. Su padre era ditero, pero a caballo, porque allí eran tó casitas bajas. Su padre se murió de un infarto cuando nació er chico, no se sabe si de emoción o del susto porque no se lo esperaba. A partir de entonces su madre dio más puntá que el cirujano de Belén Esteban.

Fernando se sacó el graduado, pero quiso su tío en 1944, con 12 años, meterlo en una escuela de tauromaquia en vez de en el instituto. Cuando Fernando vio el primer día ese bicho tan grande, le dio susto de tener que darle un agüita a los calzoncillos antes de meterlos en la lavadora y le dijo al tío que toreara Manolete.

Pa no desaprovechar la experiencia, Botero hizo su primera obra, acuarela de un torero. La familia se dio cuenta del talento del niño, como los tailandeses con los elefantes, y dejaron que siguiera su vocación. Lo que hacía al principio era vender sus acuarelas por 2 pesos colombianos. Sí, hay gente que tiene un Botero en su casa por menos de 35€ actuales, con su subida del IPC y tó esas cositas, que la he calculao yo con mi calculadora sentífica.

En 1948, con 16 años y las hormonas como un puchero antes de espumarlo, hizo su primera publicación artística con ilustraciones de desnudos para el suplemento dominical de un periódico local de tendencia fachoide. Las ilustraciones era una mezclita entre el arte abstracto, Picasso y una teta por ahí perdida, que eso ni parecía un desnudo ni se iba a quedá pegá con la página de al lado, pero se ve que en aquella época los colombianos tenían la mente más sucia que los servicios portátiles de una obra.
Fernando se financiaba con estas ilustraciones sus estudios en el Colegio Bolivariano, una institución religiosa que va desde preescolar hasta el doctorado universitario, pero luego redactó un artículo sobre Picasso y ya eso fue para el colegio como tocá a un niño chiAHNO. Bueno que fue mu grave y lo expulsaron, pero lo contrataron en el periódico, así que se fue a otra universidad y fitetú qué disgusto.

Cuando terminó de estudiar, con el dinero del periódico y de los concursos que ganaba, se dedicaba a visitar los talleres de pintores y escultores de todo el mundo pa cotilleá. Aunque por el volumen de sus obras se ve que Asia no lo pisó.

En los años 60 se instaló en Nueva York, que por lo que se ve antes Nueva York era como Sevilla Este. Ahí empezó a coger fama entre el mercado artístico estadounidenese con obras como “La Mona Lisa a los 12 años” que es como “La Mona Lisa” pero jartá de montaditos de pringá.

También pintaba situaciones normales del día a día, con sus paisajes, sus animales, que los caballos y los toros de sus cuadros llevaban encima más esteroides que un culturista de barrio chungo. Había nacido el “Boterismo”, cuidado al escribirlo que la t está al lado de la y.

En la década de los 80, Fernando Botero se había convertido en uno de los artistas vivos más cotizados del mundo. Su obra era rápidamente identificable y siempre aprovechaba para enviar un guiño a su tierra, por ejemplo, en la obra de la Mona Lisa hay un volcán activo al fondo, en otro una bandera colombiana a modo de guirnalda y en otro unas rayitas blancas, que sería por Adidas o algo.

Ya en esta época tenía tó la cara de Arévalo, las gafitas negras de Don Francisco de Quevedo siempre un poquito torcías y la perilla pa taparse la papada.

Botero se casó 3 veces y tuvo 4 hijos, aunque uno de ellos está al lado de Mufasa después de un accidente de tráfico.

Su obra perdurará siempre, una obra que representa situaciones realistas, encajada en el figurativismo y fuertemente influenciada por la obra de Diego Rivera, el marido de Frida Kahlo. Sus cuadros y sus esculturas con formas muy voluminosas son claramente reconocida por cualquiera que entienda o no entienda de arte, excepto su a

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Se llama Marta Gutiérrez y tiene un cargo tan deslumbrante que somos incapaces de reproducirlo. Eso sí, es una vilimera de pro que cuando viaja por negocios no le faltan en el móvil los podcasts de Zafarrancho Vilima.
Y por supuesto, se deja seducir y de qué manera por Gonzalo Rivas.

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