108 episodios

¿Eterno niño feliz? ¡Yo también! ¿Te gustan las historias? ¡Te regalo un libro en formación! Una Bitácora de Aventuras, que ando llenando con historias; algunas de la vida real, algunas de mundos paralelos, y otras, simplemente fantásticas, vividas junto al Gran Augusto, el pequeño duende de compañía, que habita en “La Princesa”.

Bitacora de Aventuras Natalia Pujols Rivera

    • Arte

¿Eterno niño feliz? ¡Yo también! ¿Te gustan las historias? ¡Te regalo un libro en formación! Una Bitácora de Aventuras, que ando llenando con historias; algunas de la vida real, algunas de mundos paralelos, y otras, simplemente fantásticas, vividas junto al Gran Augusto, el pequeño duende de compañía, que habita en “La Princesa”.

    000 - Te Cuento, por encimita

    000 - Te Cuento, por encimita

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.
     
    Bitácora de Aventuras, Edición Te Cuento (por encimita):
        En mayo de 1992 sostuve un micrófono en las manos por primera vez, no recuerdo gran temor, mas bien quería hacer todo lo que estaba practicado, por esa época una de mis preocupaciones principales en la vida era seguir las normas establecidas, pues me libraba de tener mayores interacciones con otras personas, y de recibir instrucciones y/o regaños.  Cabe destacar que Aladdin sería el “hit” de ese verano y yo, que soñaba ser la princesa Jasmine, veía en el pañuelo azul verdoso, transparente y con lentejuelas (que colgaba de mi dedo como parte de la ropa que nos escogieron para la actividad de graduación) la oportunidad de ser ella por un día. Sabía que sería el último día que lo usaría frente a un público, y había que aprovechar la ocasión, nos preguntaron qué seríamos cuando grandes, y cada uno tuvo su turno en el micrófono.  Yo agarré el micrófono con una mano, y agité el pañuelo con la otra mientras hablaba, solo recuerdo contestar “marinera” y tratar de estirar la conversación para poder agitar el pañuelo un poquito más. Lo más gracioso de todo el asunto es que todo estaba grabado, así que solo en mi cabeza se estiró la conversación, sostuve el micrófono y conté mil historias.  
    Tengo la teoría de que si me parara frente a esa niña hoy no se daría cuenta de que soy ella unos años  después, porque aunque lo más cercano de la “marinería” que he llegado a estar ha sido navegar en un kayak, todavía me visto de Jasmine de vez en cuando, me encanta contar historias, me meto en mis pequeños mundos a hacer historias paralelas, y la verdad es que no he crecido la gran cosa (ni en estatura ni en edad real).  
        Mi nombre es Natalia, me dicen (y me siento) Natalita, y convivo con la pequeña Natalita y su duende, el Gran Augusto. Entre las tres contamos historias (guiadas por Augusto).  Mi intención con este proyecto, que anda en formación hace unos años, es contar historias, y con ellas traer sonrisas, a veces risas, y otras veces ojos grandes (vergüenza ajena y todo lo que venga),  porque le encuentro el chiste a todo (hasta a lo que algunos me cuentan que no debería dar gracia). Quizás por eso de darle realidad a aquella profesión a la que nunca me dediqué (por el momento, nunca se sabe), las historias que he estado contando terminaron por llamarse bitácoras, historias contadas por una eterna niña feliz, para todos los otros niños eternos (que pretendo encontrar y concentrar). 
     
    19 de octubre de 2019 
     
    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a t

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    001 - Les sigo contando

    001 - Les sigo contando

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.
     
    Bitácora de Aventuras, edicion, les sigo contando:
        Cuando leí El Principito por primera vez, solo se me quedaron en la cabeza tres temas principales: “mira, no soy la única niña insistente y preguntona”, “sí, se puede vivir en un planeta sola con una flor” y “ay, no se dibujar tampoco”.  El “ay, no se dibujar tampoco” en realidad creo que fue más un “mis dibujos no son tan buenos como los de mis compañeros del salón, mejor no dibujo más”. Unos 7 años después entré a la universidad, irónicamente, a una disciplina en la que básicamente tu trabajo depende de dibujar tus ideas. Me encantaba imaginar los espacios en los que estarían las personas, ventanas, no ventanas, escaleras, rampas, doble altura, había tanto para escoger, era tan divertido.  Claro, era divertido mientras me paraba frente al papel en blanco sin tocarlo y sintiendo que todo estaba hecho, porque en efecto estaba hecho, pero solo en mi cabeza. Recuerdo (ya hoy con ternura más que otra cosa) la frustración del momento, de finalmente poner la mano sobre el papel y empezar a dibujar, que solo yo en mi cabeza lograra ver las construcciones y escuchar frases como “ahí no hay nada”, “eso no sirve”, “deberías aprovechar la tarde y darte de baja, no sirves para esto”, y cosas por esa línea. Claro, que soy una maldita orgullosa de mierda, y cuando me decían eso al otro día llegaba con los dibujos traducidos “para Mayores de 5 años ” y, aunque no fuera la más talentosa del grupo (que la verdad ni lo fui mientras estuve allí, ni ha sido una mayor preocupación después de graduarme) lograba darle daba la vuelta a todo y al final terminé la carrera.  
           Unos 15 años después de la universidad, y más o menos 20 después de leer el libro por primera vez, hablando sobre unas ideas para el libro online (que llevo unos años escribiendo), me escuché a mi misma y me dije, pendeja, no has superado el miedo a la página en blanco y continúas con tu “ermitañez” (aunque al menos ya aprendí que no es tan fácil vivir en un planeta sola con una flor).  Esa misma noche, empecé a hacer los dibujitos que hoy acompañan a las historias que estoy por empezar a contar, unos meses más tarde comencé a leerlas en un app de grabación que bajé al celular, y hoy le di click a “post” (un paso pequeño para mis deditos, pero gigante para los ermitaños).
          Siempre me ha gustado la idea de que un mundo gigante habita en la cabeza de cada persona, y que cada cual da y recibe información a su manera, así que, aunque la idea original era contar historias escritas, y después llegaron los dibujitos, se me ocurrio que quizas alguien querría escucharlas en lugar de sentarse a leer. Y por ahí va la cosa, a paso lento pero seguro.
     
    29 de octubre de 2019
     
    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram,

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    002 - Te Cuento

    002 - Te Cuento

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.
     
    Bitácora de Aventuras, edición te cuento:
          Cuando era "adolescente" estaba convencida de que quería ser la primera presidenta de Puerto Rico, me incomodaban tantas situaciones del país, quería traer cambios. Poco tiempo después, le perdí el interés, quizás porque con el tiempo uno entiende mejor que liderar un país no se trata de ponerse un título y tener las buenas intenciones. 
          Entré en una etapa de burbuja, me aseguré de rodearme solo de lo que me hiciera olvidar y ser feliz; casita pequeña, no televisión, no noticias, plantitas en el balcón para tener a quien contarle mis historias. Esta etapa no me duró tanto, se me ocurrió que no necesariamente tenía que ser la presidenta para hacer algo por la isla, quizás porque me gustan los experimentos y soy macabramente impulsiva. 
          Empecé a ponerme pequeñas misiones a corto plazo; como depender del transporte público en lugar de guiar, para pensar cómo mejorarlo; cambiar mi dieta, para cuidar mejor mi cuerpo y la tierra; conocer culturas nuevas, para ver otros estilos de vida; renunciar a mi trabajo, para dejar de pintar de rojo o azul las propuestas según el alcalde; quedarme con el trabajo que no fue parte del plan, para seguir confirmando que existen pocas cosas tan gratificantes como la sencillez de ver a una persona feliz por comer. 
          Después pensé, sí, tremendo Natalita, todo esto beneficia a una sola persona, vamos a establecer misiones con mayor alcance, que afecten a otros compañeros humanos y los buenos proyectos que debe haber por ahí. Me dediqué a conocer y contar las historias de nuevos emprendedores en la isla; producción local, artistas, cocineros, costureros, músicos, agricultores. Los nuevos agricultores se ganaron mi corazón de una manera muy especial, entre mi amor por las plantitas y el deseo de volver al monte que mi familia orocoveña siempre ha desalentado con sus "tanto que estudiaste, y quieres echar pa'trás". 
          Empecé la misión de apoyo a ellos haciendo mis compras en mercados pequeños y al verdurero que pasa por la calle con su carrito de compras. Entonces me di cuenta de que para traer cambios grandes no hace falta hacer tanto ruido, basta con tomar pequeñas decisiones a diario; así que dejé de consumir por completo en todas las industrias que no fueran boricuas. 
          Me puse como meta a largo plazo regalarme una finquita, y unirme a todos esos proyectos de los que tanto había estado leyendo (al final, la vida de burbuja que tanto estaba buscando es un poco más fácil en el monte). Literalmente, la próxima semana, busqué en clasificados anuncios de fincas, solo para ir motivándome a hacerlo dentro del año que me había propuesto. Encontré un anuncio que me pareció muy bueno para ser cierto pero dije, no tienes nada que perder, llama; una semana después, compré el terreno, sin saber nada sobre cómo cultivarlo; maldita impulsividad. 
          Desde entonces, he estado aprendiendo por mi cuenta sobre la agroecología y todas las posibilidades para el pequeño espacio que adquirí, y que ahora cuido. No tengo un plan concreto para él, bueno, ella, su nombre es femenino, pero sí sé que en un futuro me gustaría que

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    003 - Natalia, Natalita y la pequeña Natalita

    003 - Natalia, Natalita y la pequeña Natalita

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.
     
    Bitácora de aventuras, edición Natalia, Natalita y la pequeña Natalita:
        Ya que decidiste no salir corriendo en la dirección opuesta (¡gracias!), te cuento un poco más. Como casi todo el mundo (aceptado externamente o no), vivo en unas realidades compartimentadas, y es que en este mundo hay tantas divisiones que termina uno creando personajes y sacándolos a pasear según la ocasión lo amerite. En cierto punto de mi vida, mezcle tanto los míos que en una sola conversación puedo sacarlas a las tres a pasear. Para mí es muy divertido, me imagino que a más de uno no le parecerá tan gracioso, pero así es la vida al final, distinta según quién la mire. Como resumen un poco injusto, te cuento que en el banco firma Natalia, en la calle camina Natalita, y casi siempre pero no siempre, colgando de sus pantallas, la acompaña la pequeña Natalita con su duende Augusto. Otras veces prefiere estar encima del lazo, en su traje, en las trenzas, en fin, hay que buscarla, porque cambia tanto de lugar como el agua en un río. 
           Ahora dirás que quizás son 4 en lugar de 3, con el tiempo verás que no, y a la misma vez sí, así que lo resumo como 3, porque es más decisión de Augusto que mía, pero esa historia para otro día. Para ponerlo más sencillo, digamos que:
    Natalia cuenta historias rojas Natalita cuenta historias amarillas  La pequeña Natalita cuenta historias azules De vez en cuando, se juntan y cuentan historias de otros colores:
    Natalia y Natalita cuentan historias chinitas Natalita y la pequeña Natalita cuentan historias verdes (son las favoritas de Augusto) Natalia y la pequeña Natalita cuentan historias violetas (para estas Augusto siempre tiene que ayudar, te estaré contando pronto) En raras ocasiones (como esta), las cuentan las 3 a la vez, y son historias marrones tirando pa negro  
        Te cuento esta historia marrón, pero te advierto que casi todas son verdes, y en contadas ocasiones serán rojas. Estar de rojo es difícil, para lograrlo, casi siempre son necesarias unas buenas gafas de sol, unos audífonos con música de peliculitas (o un libro) y un nivel de concentración que puede ser agotador, y que requiere apagar por al menos 12 horas (mejor 24) todo tipo de interacción con los Mayores de 5 años. Las amarillas ya se han vuelto las más fáciles, solo requirió escoger un trabajo adecuado. Las azules son las más divertidas, ¿a quién no le gusta vivir en un mundo en el que todo lo que existe es tu creación, y con un acompañante como Augusto? 
       Espero haberte explicado, que esta bitácora te sirva de referencia para futuras bitácoras, y que te sientas tan artista como yo pintando con el color que quieras cada vez que decidas meterte en una de las historias que te cuento. Nos veremos otro dia que no será hoy.
     
    9 de agosto de 2019
     
    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTu

    • 3 min
    004 - Te leo una historia

    004 - Te leo una historia

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.
     
    004 - Te leo una historia
           En mi casa no se fomentaba la lectura, así que no vengo a contarte de esas noches en las que mis padres me acostaban leyéndome un libro y dándome un besito en la frente. Mis noches iban algo así, me acostaba, mami nos daba un besito y cerraba la puerta, seguido se iba a dormir, y se escuchaba a mi papá tocando el cuatro puertorriqueño de fondo. Tan pronto escuchábamos la puerta del cuarto de mami cerrarse, mis dos hermanas y yo brincábamos de la cama y nos poníamos a jugar a todo lo que se nos ocurría, con el único requisito de que no necesitara hacer ni una onza de ruido. Tan pronto el cuatro dejaba de sonar, corríamos a nuestros puestos una vez más, casi como en toy story, ¿nos habrán visto? Tocaba el beso de papi, que hacía su mayor intento por no reírse cuando nos veía "fakear" nuestro sueño profundo con los ojitos mega apretados. Cuando sonaba la puerta de su cuarto volvíamos al juego, si es que no habíamos caído con nuestro propio fake de dormirnos y terminábamos dormidas. 
           Casi siempre era la última en caer, pero eso no importaba, empezaba a jugar con los deditos y me inventaba mil dramas y la pasaba cabrón, y terminaba soñando con las historias que empezaba a contarme casi quedándome dormida. 
           Después de grande, en verdad mayor, no crecí la gran cosa después de eso, me puse a escribir algunas de esas historias, y todas las que me he contado durante años (y con las que sigo soñando a diario, aunque ahora a veces las sueño caminando por ahí, así que si me ves por ahí y yo no te veo a ti, levántame, y te la cuento). Desde pequeña, escapar a mis historias ha sido mi remedio para la "realidad" en la que vivimos, y en la que, francamente, prefiero no estar más de lo estrictamente necesario.   
           ¿Te suena familiar a ti o al pequeño tú que vive contigo (aunque pienses que no)? ¡Te ayudo a escapar a ti también! Aunque sea por un ratito, de 3 a 10 minutos para ser más exacta, cada noche a las 10 PM. ¿Te apuntas? Suscríbete a este podcast / audio libro virtual y de paso, cuéntame una historia, que a mi me encantan, y a Augusto también. 
     
    11 de diciembre de 2019
     
    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 
     
    https://linktr.ee/natalita_
     
    Nos veremos otro dia que no sea hoy. ¡A dormir!

    • 2 min
    005 - Crónicas de Adultos Grandes y Serios

    005 - Crónicas de Adultos Grandes y Serios

    Te saluda Natalita, y por ahí anda mi duende Augusto, que no se si lo oyes todo emocionado. Él es el más fiel compañero que existe, ¿y sabes qué? ¡A ti también te acompaña uno, aunque todavía no lo conozcas! Soy una niña eterna que ayuda a otros a recordar La Gran Ciencia del Balance, contando historias de nuestras aventuras por La Princesa. Junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias, pero de todo eso te cuento en las notas del programa. Mientras tanto, te dejo con una de las versiones de mi misma, que cuentan historias de colores, según quien decida contar la historia del día.
     
    Crónicas de Adultos Grandes y Serios: 
           Niño en la mesa jugando con su muñeco de Buzz Lightyear. Buzz Lightyear se dispara en el aire, directo hacia el piso, baja escalones y llega un poco "más allá". 
           Mientras, su dueño insiste en que vuela, contándole emocionado a sus padres, que sonríen y dicen sí, sí (sin dejar de mirar sus teléfonos). 
           Recojo a Buzz Lightyear del piso para entregarlo al niño, pero le dejo claro mientras lo entrego: "eso no fue volar, eso fue... caer con estilo"...
     
    25 de Julio de 2016
     
    https://www.youtube.com/watch?v=3Ls3u4AxiZY
     
    Dentro de dos semanas te cuento otra historia, mientras tanto, puedes conectar conmigo la próxima semana en Sanando con tu Duende, un espacio para la sanación cuántica. Un podcast en el que te cuento lo que me enseña mi duende Augusto a través de nuestras sesiones de sanación. Si me quieres ver antes, te espero el miércoles a las 12 PM hora de Puerto Rico, a través de nuestro canal de YouTube y en Instagram, en una sesión en vivo en la que podrás hacerle tus preguntas a Augusto, y de paso ir aprendiendo a conectar con tu duende. Sí, tienes un duende. Te recuerdo que junto con Augusto, y muchos otros guías, imparto sesiones de sanación cuántica a todos esos niños eternos que están dispuestos a sanar, reprogramando sus creencias. En las notas del programa te dejo todos los enlaces, para que puedas reservar tu sesión, y visitarnos en nuestros otros espacios. 
     
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