¿Podrá la OTAN funcionar como un solo ejército‪?‬ La ContraCrónica

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La OTAN cumplió 75 años el día 4 de abril y, a diferencia de lo que sucedía cuando celebró su 70 aniversario en 2019, hoy nadie duda de su necesidad. La alianza se ha fortalecido desde que hace algo más de dos años Rusia invadiese Ucrania desencadenando una guerra cuyo fin nadie acierta a atisbar. Desde entonces dos nuevos países, Finlandia y Suecia, han ingresado en la OTAN y proliferan las misiones y ejercicios comunes.

Días antes de que los ministros de exteriores de todos los Estados miembros se reuniesen en Bruselas para celebrar el cumpleaños, un total de 14 países realizaron un gran ejercicio denominado Crystal Arrow (flecha de cristal) en torno a la base de Adazi, situada unos kilómetros al norte de Riga, capital de Letonia. El Crystal Arrow no fue un ejercicio cualquiera, sino el mayor que ha organizado la OTAN desde hace casi cuarenta años, desde 1988 para ser más exactos, es decir, desde que la guerra fría daba sus últimas boqueadas. La zona elegida para el ejercicio se encontraba a sólo 300 kilómetros de la frontera rusa e involucró a más de 3.000 efectivos de infantería y unidades de acorazados. El ejercicio estuvo liderado por Canadá, pero el país que más soldados aportó fue España con 500 militares enviados desde el otro extremo del continente junto a sus carros de combate, tanques Leopard y piezas de artillería autopropulsada.

El ejercicio partía del supuesto que una fuerza enemiga había cruzado la frontera que comparten Rusia y Letonia y se dirigía hacia Riga. Se trataba, por lo tanto, de un ejercicio concebido para repeler un ataque desde Rusia, lo que viene a indicar que todos los temores de la OTAN están concentrados hoy en ese tramo de frontera que la alianza tiene con Rusia. Desde hace años se ha reforzado la presencia militar en esta área, más concretamente en las tres repúblicas bálticas que son fronterizas por el este con Rusia y Bielorrusia. Este programa de defensa conjunta del flanco norte de la OTAN dio comienzo tras la anexión de Crimea. De Estonia a Bulgaria hay contingentes internacionales preparados para resistir un ataque, cada uno de ellos liderado por uno de los principales países miembros.

La invasión de Ucrania no ha hecho más que intensificar la colaboración entre los aliados, que han reunido contingentes en todos los países que hacen frontera con Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Moldavia. Cada una de las secciones está liderada por un miembro diferente: Polonia por Estados Unidos, Estonia por el Reino Unido, Letonia por Canadá, Lituania por Alemania, Rumanía por Francia y Bulgaria por Italia. La idea es transmitir al Kremlin que la OTAN está lista y entrenada para defender a cualquiera de sus miembros, especialmente a aquellos que se encuentran al alcance del ejército ruso. Esto desplaza el núcleo de acción desde la costa del Atlántico hasta las llanuras de Europa del este, convertido ya en muro de contención del expansionismo ruso.

Para los ucranianos, que enfrentan en estos momentos una primavera y un verano complicados por la falta de armas y municiones hasta que vayan llegando los paquetes de ayuda de Europa y Estados Unidos, que la OTAN presente un frente unido y común es un gesto muy necesario ya que fueron ellos los que durante años advirtieron del peligro que representaba el régimen de Putin sin que nadie en Occidente les hiciese caso.

En La ContraRéplica:
- La imagen de Sánchez en el extranjero
- La democracia amenazada
- La deriva bolivariana

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La OTAN cumplió 75 años el día 4 de abril y, a diferencia de lo que sucedía cuando celebró su 70 aniversario en 2019, hoy nadie duda de su necesidad. La alianza se ha fortalecido desde que hace algo más de dos años Rusia invadiese Ucrania desencadenando una guerra cuyo fin nadie acierta a atisbar. Desde entonces dos nuevos países, Finlandia y Suecia, han ingresado en la OTAN y proliferan las misiones y ejercicios comunes.

Días antes de que los ministros de exteriores de todos los Estados miembros se reuniesen en Bruselas para celebrar el cumpleaños, un total de 14 países realizaron un gran ejercicio denominado Crystal Arrow (flecha de cristal) en torno a la base de Adazi, situada unos kilómetros al norte de Riga, capital de Letonia. El Crystal Arrow no fue un ejercicio cualquiera, sino el mayor que ha organizado la OTAN desde hace casi cuarenta años, desde 1988 para ser más exactos, es decir, desde que la guerra fría daba sus últimas boqueadas. La zona elegida para el ejercicio se encontraba a sólo 300 kilómetros de la frontera rusa e involucró a más de 3.000 efectivos de infantería y unidades de acorazados. El ejercicio estuvo liderado por Canadá, pero el país que más soldados aportó fue España con 500 militares enviados desde el otro extremo del continente junto a sus carros de combate, tanques Leopard y piezas de artillería autopropulsada.

El ejercicio partía del supuesto que una fuerza enemiga había cruzado la frontera que comparten Rusia y Letonia y se dirigía hacia Riga. Se trataba, por lo tanto, de un ejercicio concebido para repeler un ataque desde Rusia, lo que viene a indicar que todos los temores de la OTAN están concentrados hoy en ese tramo de frontera que la alianza tiene con Rusia. Desde hace años se ha reforzado la presencia militar en esta área, más concretamente en las tres repúblicas bálticas que son fronterizas por el este con Rusia y Bielorrusia. Este programa de defensa conjunta del flanco norte de la OTAN dio comienzo tras la anexión de Crimea. De Estonia a Bulgaria hay contingentes internacionales preparados para resistir un ataque, cada uno de ellos liderado por uno de los principales países miembros.

La invasión de Ucrania no ha hecho más que intensificar la colaboración entre los aliados, que han reunido contingentes en todos los países que hacen frontera con Rusia, Bielorrusia, Ucrania y Moldavia. Cada una de las secciones está liderada por un miembro diferente: Polonia por Estados Unidos, Estonia por el Reino Unido, Letonia por Canadá, Lituania por Alemania, Rumanía por Francia y Bulgaria por Italia. La idea es transmitir al Kremlin que la OTAN está lista y entrenada para defender a cualquiera de sus miembros, especialmente a aquellos que se encuentran al alcance del ejército ruso. Esto desplaza el núcleo de acción desde la costa del Atlántico hasta las llanuras de Europa del este, convertido ya en muro de contención del expansionismo ruso.

Para los ucranianos, que enfrentan en estos momentos una primavera y un verano complicados por la falta de armas y municiones hasta que vayan llegando los paquetes de ayuda de Europa y Estados Unidos, que la OTAN presente un frente unido y común es un gesto muy necesario ya que fueron ellos los que durante años advirtieron del peligro que representaba el régimen de Putin sin que nadie en Occidente les hiciese caso.

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