Salte de la Caja Abel Amescua Medina
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- Religión y espiritualidad
Necesitamos dejar de estar y pensar sólo en cuatro paredes. La caja es todo aquello que nos envuelve en el día a día y nos hace perder nuestro propósito.
Jesús se salió de la caja muchas veces, en Mateo lo vemos caminando sobre el mar.
En Marcos, Jesús sana a un sordomudo de una manera peculiar y diferente a lo que pensamos.
Es tiempo de reinventarnos, sin embargo el mensaje sigue siendo el mismo.
Tu decides si mantienes tu rutina o vives algo diferente.
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EP4 - ¿Arriesgarse?
Nuestras fallas o nuestros errores nunca van a ser más grandes que la gracia que Dios tiene para con nosotros.
Siempre lo que Dios ve es más grande que lo que nosotros u otros ven en nosotros.
David sabía que podía enfrentar a Goliat no por conocer de su bien tino con las piedras, sino porque él sabía y conocía que Dios estaba con él. -
EP3 - El caballo de Job
El caballo no se echa para atrás, no le intimida ni la guerra ni lo que pasa a su alrededor.
Pueden estar pasando muchas cosas al lado de él, pero se mantiene firme.
Está lleno de valor, no tiene miedo de la espada o de la lanza. El caballo espera el sonido de la trompeta; capta la esencia de la batalla desde lejos, y está dispuesto a entrar en la guerra. Cuando oye el grito de batalla ya está listo. -
EP2 - Resiliencia
La resiliencia es la capacidad que tenemos los seres humanos para adaptarnos positivamente a situaciones difíciles como un accidente o la muerte de un ser querido, de hecho a cualquier circunstancia adversa por la que atravesemos y transformarla en un desafío o en nuevas oportunidades para fortalecernos y seguir hacía adelante.
El proceso resiliente es similar a la creación de una perla dentro de una ostra. Cuando un granito de arena entra en su interior, la ostra segrega nácar para defenderse, de manera que el pequeño grano de arena va recubriéndose poco a poco del nácar secretado. El resultado es la formación de una joya brillante y preciosa llamada “perla”. -
EP1 - La Caja
Salirte de la caja quiere decir dejar de tener el control de todo. Tus fuerzas, tu mente, tu andar debe enfocarse al propósito que tienes para esta vida, pero debes entender que no puedes controlar el mundo, pero si puedes confiárselo a Dios (Max Lucado).