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844 - Job. La gloria pasada y la desgracia actual. Job 29:1-2 Descansando en Dios

    • Cristianismo

844 – Job 29:1-2 Job. La gloria pasada y la desgracia actual.
Volvió Job a reanudar su discurso, y dijo: ¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días en que Dios me guardaba,

Job lleva meses sufriendo y recuerda con nostalgia la gloria pasada ¡Qué días tan gloriosos fueron esos! (Job 29), y luego se lamenta de su desgracia actual (Job 30). Job poéticamente recuerda su gloria, gozo, riquezas, abundancia pasada diciendo: “Cuando lavaba yo mis pasos con leche, y la piedra me derramaba ríos de aceite!” (Job 29:6). Luego se lamenta por su desgracia actual, diciendo: “Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; y cuando esperaba luz, vino la oscuridad. Mis entrañas se agitan, y no reposan; días de aflicción me han sobrecogido.” (Job 30:26-27). Jesucristo recuerda a sus discípulos que no todo es alegría, felicidad en la vida del creyente, hay momentos de aflicción. “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Jn 16:33).
1. La gloria pasada. (Job 29:1-25). Job hace con nostalgia una lista de su gloria pasada. 1) Tenía abundante gracia de Dios (Job 29:1-6). Job recuerda los meses pasados cuando Dios lo guardaba, tenía su favor, ya que su luz le guiaba y cuidaba. “¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días en que Dios me guardaba, cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, a cuya luz yo caminaba en la oscuridad; como fui en los días de mi juventud, cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda” (Job 29:2-4). Recordaba los hermosos días compartidos con sus hijos, las riquezas, y la abundancia que poseía. “Cuando aún estaba conmigo el Omnipotente, y mis hijos alrededor de mí; cuando lavaba yo mis pasos con leche, y la piedra me derramaba ríos de aceite!” (Job 29:5-6). 2) Era respetado y admirado por todos (Job 29:7-11). Los jóvenes, ancianos, príncipes y magistrados de la ciudad lo respetaban y admiraban. “Los oídos que me oían me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían me daban testimonio” (Job 29:11). 3) Hacia justicia y ayudaba al pobre, huérfano, a la viuda, al ciego y menesteroso (Job 29:12-20). “Porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del que se iba a perder venía sobre mí, y al corazón de la viuda yo daba alegría.” (Job 29:12-13). 4) Lo oían, callaban, y no replicaban ante su consejo (Job 29:21-24). “Me oían, y esperaban, y callaban a mi consejo. Tras mi palabra no replicaban, y mi razón destilaba sobre ellos.” (Job 29:21-22). 5) Era considerado el jefe, y como un rey. “Calificaba yo el camino de ellos, y me sentaba entre ellos como el jefe; y moraba como rey en el ejército, como el que consuela a los que lloran.” (Job 29:25). Job era un hombre a quien las riquezas no se le subieron a la cabeza. Es impresionante conocer a personas humildes de corazón, que aún siendo inmensamente ricos, no se creen ni comportan superior a nadie. “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” (2Co 8:9). Pablo apoya a Job enseñando: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”(Fil 2:3-4).
2. La desgracia actual (Job 30:1-31). Job al recordar su sufrimiento actual inicia comparando, “Pero ahora”. Aquello era antes, la gloria pasada, esto es ahora. Todo ha cambiado. Quizás con sus ojos llenos de lágrimas enumera su desgracia: 1) Ahora no significo nada para ellos. Solo soy un pedazo de basura enfermo. Soy objeto de burla, vergüenza, y escupen mi rostro. “Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo, a cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de

844 – Job 29:1-2 Job. La gloria pasada y la desgracia actual.
Volvió Job a reanudar su discurso, y dijo: ¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días en que Dios me guardaba,

Job lleva meses sufriendo y recuerda con nostalgia la gloria pasada ¡Qué días tan gloriosos fueron esos! (Job 29), y luego se lamenta de su desgracia actual (Job 30). Job poéticamente recuerda su gloria, gozo, riquezas, abundancia pasada diciendo: “Cuando lavaba yo mis pasos con leche, y la piedra me derramaba ríos de aceite!” (Job 29:6). Luego se lamenta por su desgracia actual, diciendo: “Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; y cuando esperaba luz, vino la oscuridad. Mis entrañas se agitan, y no reposan; días de aflicción me han sobrecogido.” (Job 30:26-27). Jesucristo recuerda a sus discípulos que no todo es alegría, felicidad en la vida del creyente, hay momentos de aflicción. “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Jn 16:33).
1. La gloria pasada. (Job 29:1-25). Job hace con nostalgia una lista de su gloria pasada. 1) Tenía abundante gracia de Dios (Job 29:1-6). Job recuerda los meses pasados cuando Dios lo guardaba, tenía su favor, ya que su luz le guiaba y cuidaba. “¡Quién me volviese como en los meses pasados, como en los días en que Dios me guardaba, cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, a cuya luz yo caminaba en la oscuridad; como fui en los días de mi juventud, cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda” (Job 29:2-4). Recordaba los hermosos días compartidos con sus hijos, las riquezas, y la abundancia que poseía. “Cuando aún estaba conmigo el Omnipotente, y mis hijos alrededor de mí; cuando lavaba yo mis pasos con leche, y la piedra me derramaba ríos de aceite!” (Job 29:5-6). 2) Era respetado y admirado por todos (Job 29:7-11). Los jóvenes, ancianos, príncipes y magistrados de la ciudad lo respetaban y admiraban. “Los oídos que me oían me llamaban bienaventurado, y los ojos que me veían me daban testimonio” (Job 29:11). 3) Hacia justicia y ayudaba al pobre, huérfano, a la viuda, al ciego y menesteroso (Job 29:12-20). “Porque yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del que se iba a perder venía sobre mí, y al corazón de la viuda yo daba alegría.” (Job 29:12-13). 4) Lo oían, callaban, y no replicaban ante su consejo (Job 29:21-24). “Me oían, y esperaban, y callaban a mi consejo. Tras mi palabra no replicaban, y mi razón destilaba sobre ellos.” (Job 29:21-22). 5) Era considerado el jefe, y como un rey. “Calificaba yo el camino de ellos, y me sentaba entre ellos como el jefe; y moraba como rey en el ejército, como el que consuela a los que lloran.” (Job 29:25). Job era un hombre a quien las riquezas no se le subieron a la cabeza. Es impresionante conocer a personas humildes de corazón, que aún siendo inmensamente ricos, no se creen ni comportan superior a nadie. “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” (2Co 8:9). Pablo apoya a Job enseñando: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”(Fil 2:3-4).
2. La desgracia actual (Job 30:1-31). Job al recordar su sufrimiento actual inicia comparando, “Pero ahora”. Aquello era antes, la gloria pasada, esto es ahora. Todo ha cambiado. Quizás con sus ojos llenos de lágrimas enumera su desgracia: 1) Ahora no significo nada para ellos. Solo soy un pedazo de basura enfermo. Soy objeto de burla, vergüenza, y escupen mi rostro. “Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo, a cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de

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