Penitencia Sonoro | Alex Reider, Salvador Cacho, Saskia Niño de Rivera, Sebastian Arrechedera

Orlando Quintero, un funcionario de vital importancia, jugó un papel crucial en el desmantelamiento del Penal de Topo Chico en Nuevo León en 2016, una prisión que había caído bajo el control total de grupos delictivos. Quintero formó parte del equipo que llevó a cabo la extracción de los líderes criminales y reveló los espantosos hallazgos dentro del penal: arsenales de armas, centros de extorsión, altares dedicados a la Santa Muerte, segregación de presos enfermos y áreas de lujo reservadas para los capos.

Quintero narró la feroz resistencia de un sistema penitenciario profundamente coludido con el crimen organizado. La estrategia para recuperar el control del penal fue meticulosa: implicó una depuración exhaustiva y la infiltración en el personal penitenciario, utilizando inteligencia táctica para pensar como los delincuentes y adelantarse a sus movimientos. Este enfoque estratégico fue esencial para desmantelar las estructuras de poder criminales y restaurar la autoridad en el centro penitenciario, marcando un hito en la lucha contra el crimen organizado en las cárceles mexicanas.
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En este episodio, contamos la historia de David, un exmilitar que, a los 21 años, en un acto de orgullo, se involucró en una pelea en un antro y golpeó a un civil hasta que su arma se disparó accidentalmente, causándole la muerte.

Inicialmente procesado en una prisión militar, fue dado de baja al concluir su contrato y sentenciado en el fuero común a 23 años por homicidio. David expresa su remordimiento por haber arrebatado una vida y su deseo de reencontrarse con sus dos hijas, de quienes se alejó para protegerlas del estigma carcelario.

En prisión, ha lidiado con adicciones, motines y la deshumanización aprendida en su entrenamiento militar, buscando redención y una nueva oportunidad con su familia.
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Miranda fue sicario a los doce años y sobreviviente toda su vida. Ahora, fuera de la cárcel, busca respuestas y paz.

Los Niños del Narco es una serie que sigue la historia de un niño que se convirtió en sicario para vengar la muerte de su hermano. Hoy, tras salir de la cárcel, enfrenta el desafío de reconstruir su vida sin recurrir a la violencia.

Escucha Los Niños del Narco próximamente en Spotify.


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Erika, madre de Leo, y Sara, esposa de Gerardo, conocidos artísticamente como "Tony Pecas Pequitas" y "Tamborín", hablan para los micrófonos de Penitencia sobre cómo han vivido el proceso tan doloroso e injusto de sus seres queridos, los mal llamados "Payasos secuestradores".
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Leo y Gerardo, conocidos artísticamente como "Tony Pecas Pequitas" y "Tamborín", llevaban una vida tranquila, marcada por el trabajo honesto y sólidos valores familiares. A través de su arte como payasos, sembraban alegría y risas entre aquellos que tenían el privilegio de presenciar su actuación.
Sin embargo, su existencia se vio abruptamente interrumpida por una acusación falsa que los condujo tras las rejas. En este episodio conoceremos, a través de sus testimonios, la realidad injusta del sistema penal en México.
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Gabriela creció en un entorno marcado por la violencia y la pérdida. La muerte de su padre por una bala perdida desencadenó en ella una rabia que la llevó a buscar venganza.
A los 15 años quedó embarazada mientras se sumergía en el mundo del crimen, convirtiéndose en sicario y desarrollando un profundo odio hacia la autoridad.
El siguiente testimonio refleja una dura realidad en México que tiene que ser expuesta para buscar una mejoría como sociedad.
Este episodio forma parte de la temporada especial de Penitencia: Los niños del narco.
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