14 min.

51. Hiper productivos gracias al principio de Pareto Soy Profesor Online

    • Marketing

El tema de hoy está centrado en ser mejores formadores digitales a través de la productividad. Veremos cómo podemos aplicar una regla que nos permita focalizarnos en lo que más beneficio nos retorna.

Beneficio no solamente económico. Si no, también, en distribuir eficientemente la energía que invertimos en captar clientes, desarrollar contenidos o resolver dudas de nuestros alumnos.

Además, veremos unas pautas para crear, de manera eficiente, los productos formativos que les ofrezcamos a nuestros alumnos virtuales.

Y como no hay que reinventar la rueda para conseguirlo, pero si hay que mirar por el retrovisor de la historia, vamos a empezar por el comienzo, al más puro estilo “Érase una vez”.



Vilfredo Pareto, la riqueza italiana, Joseph Juran, Japón y el 80 / 20

Pues bién, érase una vez un reconocido ingeniero, economista y sociólogo italiano nacido en Francia.

Vilfredo Federico Damaso Pareto, el nombre de nuestro protagonista, tuvo una trayectoria profesional vinculada con la industrialización, la economía y con la docencia durante toda su vida.

A comienzos del siglo XX analizó que en la sociedad había dos grupos:





* Los muchos de poco





* Los pocos de mucho



Pareto realizó un estudio sobre la propiedad de la tierra en Italia y descubrió que:





* El 20% de los propietarios poseían el 80% de las tierras





* El 20% de los terrenos pertenecían al 80% de los propietarios



Y no quedó en un dato simbólico sobre su estudio, si no que siguió aplicándolo a otro ámbito totalmente diferente, la productividad agrícola de su jardín.

Descubriendo que el 80% de los guisantes eran producidos por el 20% de las vainas.

Tal vez estoy podría haber quedado en una anécdota si años más tarde, Joseph Juran, un ingeniero estadounidense no lo hubiera introducido y aplicado en el desarrollo empresarial.

Nuestro nuevo protagonista en esta historia sobre la productividad, viajó a Japón para ayudar a empresas a reducir el número de productos defectuosos en las cadenas de fabricación.

Previamente y aplicando el principio de Pareto descubrió que: El 80% de los productos defectuosos se deben únicamente al 20% de las causas que lo originan.

Si nos enfocamos en buscar ese 20% de las causas, el problema será resuelto en dicha proporción. Consiguiendo un resultado en gran medida.

Así que, empresas como Toyota, se convirtieron en gigantes internacionales gracias a mejorar la calidad de su producción.

A partir de ese momento, viendo su gran potencial, este principio sentó las bases para:





* Decidir qué valores y objetivos nos importan más.





* Definir qué podemos hacer que tenga la máxima repercusión o suponga el mínimo esfuerzo para lograr lo que nos importe más.



¿Cómo podemos aplicar el principio de Pareto de manera común?

Si lo vemos desde una perspectiva general en nuestras vidas, realicémonos un par de preguntas muy sencillas.





* ¿Qué 20% de nuestra vida nos da el 80% de nuestras satisfacciones?





* ¿Qué 20% de nuestra vida produce el 80% de nuestros problemas?



Tendríamos que incluir aspectos sobre nuestras relaciones sociales, hábitos cotidianos o, inclusive, de nuestra alimentación para poder plantearnos soluciones que nos ayuden a lograr nuestras metas.

Así que tengamos en mente, también, que el 20% de nuestro tiempo produce el 80% de los resultados.



¿Cómo aplicar el principio de Pareto a nuestros negocios?

Para resolver este planteamiento, cambiemos la perspectiva y establezcamos qué:





* El 80% de nuestras ganancias provienen del 20% de los clientes.





* El 80% de nuestras ventas provienen de 20% de los productos y/o servicios...

El tema de hoy está centrado en ser mejores formadores digitales a través de la productividad. Veremos cómo podemos aplicar una regla que nos permita focalizarnos en lo que más beneficio nos retorna.

Beneficio no solamente económico. Si no, también, en distribuir eficientemente la energía que invertimos en captar clientes, desarrollar contenidos o resolver dudas de nuestros alumnos.

Además, veremos unas pautas para crear, de manera eficiente, los productos formativos que les ofrezcamos a nuestros alumnos virtuales.

Y como no hay que reinventar la rueda para conseguirlo, pero si hay que mirar por el retrovisor de la historia, vamos a empezar por el comienzo, al más puro estilo “Érase una vez”.



Vilfredo Pareto, la riqueza italiana, Joseph Juran, Japón y el 80 / 20

Pues bién, érase una vez un reconocido ingeniero, economista y sociólogo italiano nacido en Francia.

Vilfredo Federico Damaso Pareto, el nombre de nuestro protagonista, tuvo una trayectoria profesional vinculada con la industrialización, la economía y con la docencia durante toda su vida.

A comienzos del siglo XX analizó que en la sociedad había dos grupos:





* Los muchos de poco





* Los pocos de mucho



Pareto realizó un estudio sobre la propiedad de la tierra en Italia y descubrió que:





* El 20% de los propietarios poseían el 80% de las tierras





* El 20% de los terrenos pertenecían al 80% de los propietarios



Y no quedó en un dato simbólico sobre su estudio, si no que siguió aplicándolo a otro ámbito totalmente diferente, la productividad agrícola de su jardín.

Descubriendo que el 80% de los guisantes eran producidos por el 20% de las vainas.

Tal vez estoy podría haber quedado en una anécdota si años más tarde, Joseph Juran, un ingeniero estadounidense no lo hubiera introducido y aplicado en el desarrollo empresarial.

Nuestro nuevo protagonista en esta historia sobre la productividad, viajó a Japón para ayudar a empresas a reducir el número de productos defectuosos en las cadenas de fabricación.

Previamente y aplicando el principio de Pareto descubrió que: El 80% de los productos defectuosos se deben únicamente al 20% de las causas que lo originan.

Si nos enfocamos en buscar ese 20% de las causas, el problema será resuelto en dicha proporción. Consiguiendo un resultado en gran medida.

Así que, empresas como Toyota, se convirtieron en gigantes internacionales gracias a mejorar la calidad de su producción.

A partir de ese momento, viendo su gran potencial, este principio sentó las bases para:





* Decidir qué valores y objetivos nos importan más.





* Definir qué podemos hacer que tenga la máxima repercusión o suponga el mínimo esfuerzo para lograr lo que nos importe más.



¿Cómo podemos aplicar el principio de Pareto de manera común?

Si lo vemos desde una perspectiva general en nuestras vidas, realicémonos un par de preguntas muy sencillas.





* ¿Qué 20% de nuestra vida nos da el 80% de nuestras satisfacciones?





* ¿Qué 20% de nuestra vida produce el 80% de nuestros problemas?



Tendríamos que incluir aspectos sobre nuestras relaciones sociales, hábitos cotidianos o, inclusive, de nuestra alimentación para poder plantearnos soluciones que nos ayuden a lograr nuestras metas.

Así que tengamos en mente, también, que el 20% de nuestro tiempo produce el 80% de los resultados.



¿Cómo aplicar el principio de Pareto a nuestros negocios?

Para resolver este planteamiento, cambiemos la perspectiva y establezcamos qué:





* El 80% de nuestras ganancias provienen del 20% de los clientes.





* El 80% de nuestras ventas provienen de 20% de los productos y/o servicios...

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