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Devocional Cristiano Doctrinal

Descansando en Dios Francisco Atencio

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Devocional Cristiano Doctrinal

    871 - Salmos. El pecado del ser humano. Sal 14:1

    871 - Salmos. El pecado del ser humano. Sal 14:1

    871 – Sal 14:1 – Salmos. El pecado del ser humano.

    Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.

     

    Sabiendo que el ser humano es necio y corrupto, y que Dios destruirá a la gente por sus malvadas acciones, el salmista añoraba que se estableciera el reino de Dios en la tierra. Este Salmo 14 es un poema sapiencial, junto con su casi idéntico gemelo, Salmo 53, y contiene profundas deliberaciones acerca de la corrupción humana. Hace énfasis en el total fracaso del hombre a los ojos de Dios. Enseña que el verdadero ateo es necio o malvado. Necio porque cierra los ojos a la evidencia de que Dios existe, o malvado porque no quiere someterse a las verdades de Dios. Nos volvemos ateos en la práctica cuando nos apoyamos en nosotros mismos más que en Dios. El necio mencionado aquí es alguien agresivamente perverso en lo que hace. Según la Biblia, se necesita ser muy necio para desafiar directamente a Dios. Aprendemos de Job que: “Si quisiere contender con Él [Dios], no le podrá responder a una cosa entre mil. El [Dios] es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra Él, y le fue bien?” (Job 9:3-4).

    1. Descripción del ser humano sin Dios (Sal 14:1-3). “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.” (Sal 14:1). David afirmó que el veredicto de Dios sobre la humanidad es que sólo hay necedad en su corazón. Un necio cree que no hay Dios y por eso, se ha corrompido. Estas dos declaraciones están relacionadas porque un ateo, que vive como si Dios no existiera separado de la sabiduría divina, tiene como resultado que es un corrupto, y contamina todo lo que hace. Sus acciones son abominables; viles, y Dios las rechaza. Enseña He 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Dios observa para ver si hay algún sensato que reconozca su condición: “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios.” (Sal 14:2). Puesto que el necio se niega a aceptar este hecho, carece de entendimiento. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Pr 1:7). “Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento.” (Is 32:6). Dios habla de cómo ve al ser humano: “Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Sal 14:3). Las Escrituras enseñan que la única esperanza de la humanidad es que busquen a Dios para ser salvos. El apóstol Pablo usa este pasaje en Ro 3:10-12 para explicar la universalidad del pecado del ser humano, y concluir “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro 3:23). Por lo tanto, “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” (Is 55:6-7).

    2. Castigo para el necio. Sal 14:4-6 ¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Jehová no invocan? Ellos temblaron de espanto; Porque Dios está con la generación de los justos. Del consejo del pobre se han burlado, pero Jehová es su esperanza. La falta de discernimiento que muestran todos los que hacen iniquidad, piensan que podrán devorar al pueblo de Dios como si comiesen pan. Su maldad es más pronunciada cuando atacan cruelmente a los escogidos de Dios. Ignoran el hecho de que Dios los dominará, porque al atacar al pueblo de Dios en realidad están atacando a Jehová, … porque Dios está con la

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    870 - Salmos. El silencio de Dios. Sal 13:1

    870 - Salmos. El silencio de Dios. Sal 13:1

    870 – Sal 13:1 Salmos. El silencio de Dios.

    ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

     

    La oración es una forma en la que podemos expresar nuestros sentimientos y hablar con Dios de nuestros problemas. En este salmo, la frase "hasta cuándo" aparece cuatro veces en los primeros dos versículos, indicando el desconsuelo profundo con una alabanza de lamento. Al David expresar sus sentimientos a Dios encontró fortaleza. Al final de su alabanza, ya podía expresar esperanza y confianza en Dios. El Señor nos ayuda a encontrar la perspectiva adecuada, y esto nos da paz. Porque: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar.” (Hab 3:17-19). Como creyentes genuinos debemos aprender a orar y esperar en Dios. Estas variadas experiencias son necesarias para la disciplina del alma. Con frecuencia David declaró que Dios actuaba muy lentamente para salvarlo. A menudo nosotros también sentimos esa impaciencia. El salmista nos enseña con un lenguaje de preocupación, intercesión y confesión que aprendió a orar y esperar en Dios. Luego en otro salmo dará testimonio diciendo: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.” (Sal 40:1).

    I. El lenguaje de la impaciencia. Ahora David está preocupado por: 1. El silencio divino. “¿Hasta cuándo Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?” (Sal  13:1). Dios se acuerda de su pueblo, pero en ocasiones, en sus tratos para con nosotros, puede parecer como si se hubiera olvidado, los cielos parecen de bronce. Las oraciones tardan en recibir respuesta, y lo sobrenatural parece haber desaparecido por un tiempo de nuestras vidas. 2. La necesidad sentida de su presencia. “¿Hasta cuando esconderás tu rostro de mí?” Aquellos que nunca sienten la ausencia de Dios son los que más deben ser compadecidos. Puede que sean nuestras propias iniquidades y pecados que le ocultan de nosotros (Is 59:2); pero, si no, aunque Él oculte su rostro por un momento, seguimos teniendo la seguridad de su eterna bondad. “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.” (Is 54:7-8). 3. Su propia impotencia. ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día?” (Sal 13:2a). Echado sobre sus propios recursos, los descubre totalmente inadecuados. Incluso los mejores y más sabios de los hombres, cuando se quedan limitados a sus propios recursos, son verdaderamente pobres. Anhela salir de sí mismo y hacia la sabiduría y fuerza de Dios. Para dar fruto, tenemos que morar en Él. (Jn 15:6). 4. El poder de su enemigo. “¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?” (Sal 13:2b). La ausencia del poder de Dios implica la presencia del poder del enemigo. ¿Durante cuánto tiempo triunfará mi enemigo? Durante todo aquel tiempo que no sea visto el rostro de Dios. Tu faz buscaré, oh Señor; aquella faz revelada a nosotros en la faz de Jesucristo.” Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” (2Co 4:6).

    II. El lenguaje de la intercesión. Ahora suplica: 1. La consideración de su causa. “Mira, respóndeme, o Jehová Dios mío” (Sal 13:3). Hay una santa familiaridad en esta petición. Aquel que dijo, “Venid, y estemos a cuenta” (Is 1:18), condesciende a tratar con nosotros como hombre. La causa que le

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    869 - Salmos. La inerrancia de la Biblia. Sal 12:6

    869 - Salmos. La inerrancia de la Biblia. Sal 12:6

    869 – Sal 12:6 Salmos. La inerrancia de la Biblia.

    Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.

    El salmista pide ayuda diciendo: “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.” (Sal 12:1). Al desaparecer los fieles aumenta la mentira, la lisonja, el engaño porque: “Habla mentira cada uno con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.” (Sal 12:2-3). Pero el salmista confía en la palabra de Dios porque no hay posibilidad de error ni corrupción ni engaño en ella. La palabra de Dios es inerrante, sin error ni corrupción. La inerrancia de la Biblia significa que las Escrituras tienen la cualidad de estar libre de error. “En cuanto a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada [sin error] la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en Él esperan.” (Sal 18:30). Toda la palabra de Dios es sin error, es absoluta verdad: “Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo.” (Sal 119:140). La inerrancia significa que cuando se conocen todos los hechos, las Escrituras, en sus autógrafos originales e interpretados apropiadamente, se mostrarán absolutamente verdaderas en todo lo que enseñan, ya sea enseñanza sobre doctrina, ciencia, historia, geografía, geología u otras disciplinas del conocimiento. Toda la Escritura es la plenitud de la verdad: “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.” (Sal 12:6).

    1. La palabra de Dios es verdad. Sugerir que hay errores en la Biblia es impugnar el carácter de Dios. Decir que la Biblia tiene errores es igual a sugerir que Dios es falible, que se puede equivocar. Suponer que Dios pueda pronunciar alguna Palabra contraria a los hechos es asumir que no puede operar sin errar. Es negar la naturaleza de Dios. La palabra de Dios es verdad porque Dios es verdad, “antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso.” (Ro 3:4). La palabra de Dios es la verdad: “Santificalos en tu verdad, tu palabra es verdad.” (Jn 17:17). El Hijo, Jesucristo es la verdad. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Jn 14:6). El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Jn 16:13). 

    2. Explicación de la inerrancia. La inerrancia permite variedad en el estilo. El Evangelio de Juan fue escrito en el estilo simple que cabría esperarse de un pescador iletrado; Lucas fue escrito con el vocabulario más sofisticado de una persona educada; las cartas de Pablo reflejan la lógica de un filósofo que enseña: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en Él [Cristo], que es la cabeza de todo principado y potestad.” (Col 2:8-10). La inerrancia permite variedad de detalles para explicar el mismo suceso. Este fenómeno se observa particularmente en los Evangelios sinópticos (Mt-Mr-Lc). Es importante recordar que Cristo habló en arameo y los autores de la Biblia escribieron sus relatos en griego, lo cual significa que debieron traducir las palabras originales al griego. Un escritor usaría palabras ligeramente diferentes a las del otro para describir el mismo incidente; con todo, los dos le darían el mismo significado, aunque con diferentes palabras. Hay una razón adicional para la variedad en los detalles. Un escritor podía haber visto los sucesos desde un punto de vista, mientras otro los veía desde otro. Con ello, los detalles podrían parecer diferentes y ser precisos

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    868 - Salmos. El refugio del justo. Sal 11:3

    868 - Salmos. El refugio del justo. Sal 11:3

    868 – Sal 11:3 – Salmos. El refugio del justo.

    Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?

     

    La actitud de los consejeros es de pánico, pero David está en paz. A la vista de la actitud de David, este salmo puede incluirse entre los salmos de confianza.  El salmo 11 enseña en quien confiar y como orar cuando recibimos consejos equivocados. Estos consejos pueden venir de amigos bien intencionados o de opositores que desean ver caer al creyente o a la iglesia. La fe de David contrastaba con el temor de sus consejeros. “¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.” (Sal 36:7). La fe en Dios impide que perdamos la esperanza y nos ayuda a resistir el temor, miedo. Los consejeros de David tenían miedo debido a que veían sólo circunstancias aterradoras y fundamentos que se desmoronaban. David estaba seguro y optimista porque sabía que Dios era más grande que cualquier cosa que sus enemigos pudieran llevar en su contra. “No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de ti, y no hay refugio como el Dios nuestro.” (1Sa 2:2).

    1. Consejo equivocado, huir (Sal 11:1-3). Sal 11:1 En Jehová he confiado; ¿Cómo decís a mi alma, Que escape al monte cual ave? El salmista inicia afirmando su fe en Dios, pero recibe un consejo de que huya, abandone la lucha porque todo está perdido, y salve su vida. El diablo, con sus dardos de fuego, todos ellos susurran a nuestro oído: “Huye como un pájaro a tu montaña”; pero nosotros hemos de avanzar, perseverar y desafiarlos con el escudo de la fe. “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” (Stg 4:7). ¿Cuántas veces en la lucha espiritual somos tentados a huir, abandonar y no perseverar en el camino de Dios? Cuando te veas tentado a huir, huye hacia Dios, “echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1Pe 5:7). Los malos hacen planes en lo oculto contra el justo: “Porque he aquí, los malos tienden el arco, disponen sus saetas sobre la cuerda, para asaetear en oculto a los rectos de corazón.” (Sal 11:2). Los principales sacerdotes y fariseos prepararon asechanzas para tentar y hacer caer a Jesús por medio de su astucia y matarle; tensaron su arco cuando compraron a Judas Iscariote para que traicionara a su Maestro; colocaron sus flechas en la cuerda cuando buscaron “falsos testimonios contra Jesús para darle muerte” (Mt 26:59). Al igual que Jesucristo debemos confiar en Dios, vencer la asechanza del enemigo, perseverando en el camino de la fe. “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (He 4:14-15). Ante los dardos de fuego del enemigo perseveremos en la fe, y “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.” (Ef 6:16), y en oración: Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (He 4:16). El salmista se pregunta: “Si fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?” (Sal 11:3). Los fundamentos, sean personas o principios, siempre son importantes. El diablo tratará de destruirlos, creando en el creyente desconfianza en la palabra de Dios, para que no dependa de Dios, persiguiendo a la iglesia con leyes que desechan los principios de Dios. ¿Qué ha de hacer el justo? Confiar en Dios. Jesucristo afirmó “… y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mt 16:18). La iglesia, el cuerpo de Cristo, la compró Cristo a precio de sangre, venció al enemigo en la cruz (Col 2:14-15; He 2:14-15), y las asechanzas del diablo no podrán destrui

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    867 - Salmos. Características de los malvados. Sal 10:4

    867 - Salmos. Características de los malvados. Sal 10:4

    867 – Sal 10:4 Salmos. Características de los malvados.
    El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
    Este salmo describe las características de los malvados e inicia preguntado: ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación? (Sal 10:1). Cuando Dios, como la luz de su pueblo, se esconde de seguro que los impíos búhos de las tinieblas se manifestarán con toda certeza. El malvado se goza en sus malos hechos, pero: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” (Ecl 12:13-14). El salmista se inquieta porque la justicia de Dios tarda, pero persevera en la fe porque: “Jehová es Rey eternamente y para siempre” (Sal 10:16).
    I. Jactanciosos. “El malo se jacta de los antojos de su alma” (Sal 10:3a). El malo se jacta de sus deseos, aunque sea hacia cosas prohibidas por Dios y destructoras de su propia alma. Incluso el hombre que se jactaba de sus legítimas riquezas fue calificado de necio por Dios. El hombre rico decía: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” (Lc 12:19-21). “El deseo de los impíos perecerá” (Sal 112:10).
    II. Perversos. “Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.” ( Sal 10:3b). Honran a los hombres según la cantidad de sus posesiones, en lugar de según la pureza de sus vidas. Llaman a la luz tinieblas, y a las tinieblas llaman luz. A semejanza del falso profeta Balaam, aman el salario de iniquidad. “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! … Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.” (Is 5:20, 24).
    III. Orgullosos. “El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios” (Sal 10:4a). En su orgullo y autoconfianza no tiene consciencia de su necesidad de Dios. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (1Co 2:14). “El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco.” (Pr 8:13).
    IV. Impío. “No hay Dios en ninguno de sus pensamientos”. (Sal 10:4b). Cada día actúa de manera insensata, diciendo en la práctica: “No hay Dios”. (Sal 14:1). No importa lo mucho que esté haciendo Dios por él en su providencia; en su propia alma y carácter es absolutamente impío, culpable y sin esperanza. “Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;” (Ro 1:28-29).
    V. Ciego. “Sus caminos son torcidos en todo tiempo” (Sal 10:5). Es tan miope que no puede ver las maravillosas obras de Dios en la naturaleza ni en la gracia. Tiene la corona de gloria fuera de su vista, porque está cegado por el amor de este mundo. El enemigo aprovecha la incrédulidad del malvado; “en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2Co 4:4).
    VI. Auto confiado. “Dice en su corazón: No seré inquietado jamás” (Sal 1

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    866 - Salmos. Dios, refugio en tiempo de angustia. Sal 9:9-10

    866 - Salmos. Dios, refugio en tiempo de angustia. Sal 9:9-10

    866 – Sal 9:9-10 – Salmos. Dios, refugio en tiempo de angustia.
    Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.

    En el Salmo 9 el salmista da gracias a Dios por las victorias ya ganadas, pero todavía está en una lucha. Una nueva instrucción Al músico principal; sobre Mut-labén, significa literalmente "sobre la muerte de un hijo". Algunos piensan que los Salmos 9 y 10 son uno solo porque aparecen juntos en la Biblia Septuaginta (LXX), primera Biblia traducida del hebreo al griego. Otros piensan que eran dos salmos, pero compuestos para ser usados juntos ya que dan evidencia de dos formas diferentes: el primero (Sal 9) es un himno de alabanza individual, mientras que el segundo (Sal 10) es un lamento individual.
    1. Alabanza por la justicia divina. (Sal 9:1-4) “Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; Contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.” Te alabaré… Contaré… Me alegraré… me regocijaré… Cantaré. Con estos cinco verbos en futuro se comienza el Sal 9, en los que David dedica su desbordante adoración al Señor. Nuestro deber es alabar a Dios con todo nuestro corazón, no con una parte del corazón, y Él se encargará de nuestros enemigos y hacernos justicia “Mis enemigos volvieron atrás; cayeron y perecieron delante de ti. Porque has mantenido mi derecho y mi causa; te has sentado en el trono juzgando con justicia.” (Sal 9:3-4). Dios hará justicia al tomar la causa de los afligidos y de los pobres en espíritu porque: “Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, y el derecho de los necesitados.” (Sal 140:12).
    2. Dios es juez de los pueblos (Sal 9:5-8). “El (Dios) juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.” (Sal 9:8). La Biblia advierte al ser humano diciendo: “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo.” (Ro 2:5-9).
    3. Dios es protector y fortaleza de su pueblo. Sal 9:9-10 Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron. ¿Quiénes encuentran este refugio? Los que buscan, conocen, y confían en Dios. Dios es nuestro protector como muro de fuego contra el enemigo. “Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.” (Zc 2:5). “Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.” (Jer 20:11).
    4. Proclamación, agradecimiento y petición. Sal 9:11-14 Cantad a Jehová, que habita en Sion; publicad entre los pueblos sus obras. Invita a todos a cantar y alabar a Dios; invita a contar sus hechos; a la vez clama por misericordia porque está todavía en una lucha. El salmista quiere gozar de esta salvación, pero no es egoísta, quiere que Dios reciba alabanza de todos. Dios está disponible para todo corazón que acepte a Jesucristo como su único Señor y Salvador. “Ciertamente los justos alabarán tu nombre” (Sal 140:13).
    5. Dios conocido por sus juicios pasados. Sal 9:15-16 Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue tomado su pie. Al igual que todos los imperios durante la historia de la humanidad, los pueblos que se oponen a Dios caen por su p

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