Camino de Sanación - Lazos Paternos Parsifal Flores
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- Kids & Family
Audiolibro completo de el libro de Gustavo Jamut "Camino de Sanación - Lazos Paternos"
Un excelente camino para comprender tanto a nuestros padres y a nosotros como padres, en este audiolibro se aprende profundamente y en todos los aspectos a sanar esas carencias paternas que pudimos tener, a comprender esos momentos en que de niño no tuvimos control sobre los eventos pero que en cierta forma nos afectaron, cada capitulo es un intimo y muy personal camino a La sanación de los lazos familiares que nos construyen como personas y seres humanos
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Introducción Caminos de sanación lazos paternos - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 1 audiolibro
Introducción
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uerido amigo(a), la relación que hayas tenido en el pasado con tu papá ha ejercido a lo largo de toda tu vida —y puede seguir haciéndolo aún hoy— una influencia
positiva o negativa, incluso mucho más de lo que te das
cuenta.
El impacto que ejerció tu padre sobre tu vida se reflejará en muchos de los pensamientos y sentimientos
que tengas acerca de ti mismo(a) y repercutirá en la valoración que tengas de los hombres, en el modo de rela13
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cionarte con ellos e incluso en la clase de espiritualidad
que hayas cimentado en relación con Dios como Padre.
Sin lugar a dudas, muchas de nuestras reacciones y de
las decisiones que tomamos diariamente son alimentados por las vivencias que hemos tenido con nuestro padre durante gran parte de nuestra vida, especialmente
durante la infancia y la primera adolescencia, todo lo
cual ha quedado grabado en nuestra memoria afectiva
y en los demás niveles de la memoria.
También debemos considerar que en algunos casos
esta fuerte influencia la ejerce toda imagen paterna o
masculina nutrida por abuelos, tíos, sacerdotes, amigos, vecinos u otros hombres que han estado cerca a nosotros, particularmente durante las primeras etapas de la vida.
El realizar un camino de oración con la ayuda de este libro
te ayudará a reencontrarte con tu niño interior y a mirar con
los ojos del Señor la historia única y singular de algunas etapas de tu vida.
Si bien hasta el presente he abordado este tema en diversos retiros, cursos y talleres, recién ahora me dispongo a escribir sobre ello, impulsado principalmente por
la insistencia de algunas personas que han participado
en dichos retiros y me han pedido que ponga por escrito lo predicado allí, para poder profundizar y seguir trabajando en el tema.
Pero también escribo estos dos libros sobre la sanación
de la relación paterna y la imagen masculina, y la sanación de
la relación materna y la imagen femenina con base en la experiencia pastoral y en los testimonios de las personas
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que me han enseñado que los libros son un modo de
misionar, pues pueden entrar en lugares donde el autor
no puede, sea por falta de tiempo o por otras causas.
Efectivamente, en estos 28 años de ministerio sacerdotal son muchas las personas que me han escrito compartiendo sus testimonios acerca de cómo Dios entró en
sus vidas gracias a un libro que les abrió un nuevo panorama que, antes de la lectura y la oración, ni siquiera
imaginaban que podría existir. Son personas que tal vez
no habrían asistido por sí mismas a un retiro espiritual
o participado en una peregrinación, pero a través de
ese libro que providencialmente llegó a sus manos se
encontraron con que Dios las estaba buscando desde
hacía tiempo para liberarlas de las pesadas cargas que
las agobiaban. Aunque no fueron a un retiro espiritual,
el retiro llegó hasta ellas a través de un libro.
A ellas Jesús hoy les dice, tal como le dijo a Zaqueo
hace más de dos mil años: “Hoy quiero alojarme en tu
casa” (Lc 19, 5) y también: “Hoy ha llegado la salvación
a esta casa… porque el Hijo del hombre vino a buscar
y a salvar lo que estaba perdido” (Lc 19, 9-10).
Ambos libros, Querido papá y Querida mamá, fueron escritos casi simultáneamente y de manera especular, aunque con notorias diferencias en lo que se refiere a las
citas bíblicas, a los testimonios, a las repercusiones que
tienen en nuestra vida el aporte materno y el paterno,
y a las características propias de cada rol.
Esto se debe a que hay quienes necesitan trabajar más
profundamente —por medio de la reflexión y de la o-
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ración— las vivencias en relación con el padre y con la
imagen masculina, mientras que otros necesitan sanar
heridas interiores que están... -
objetivo - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 2 audiolibro
Objetivo
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Estos libros tienen una triple direccionalidad. Por una parte, apuntan hacia el pasado, no para juzgar, criticar o condenar,
sino para sanar en el presente las heridas
de antaño. También apuntan al presente, pues son una
herramienta formativa y preventiva para los progenitores —este volumen, Querido papá, especialmente para los
padres— que quieren proveer a sus hijos de una vida emocionalmente sana. Y finalmente se dirigen hacia el
futuro, porque por medio del proceso de sanación nos
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ayudarán a preparar un mejor futuro para nosotros mismos, para nuestros hijos y para las personas que los argentes pastorales acompañan espiritualmente.
Antes de comenzar la lectura, ten presente que los
principales objetivos han de ser:
1. Crecer espiritualmente en un conocimiento
más objetivo de Dios Padre.
2. Abrir el espíritu a una experiencia más
profunda del amor de la primera Persona
de la Santísima Trinidad, Dios Padre,
para que Él pueda restaurar en nosotros
la imagen masculina y paterna.
3. Permitirle al Espíritu Santo entrar a aquellas
habitaciones de los recuerdos de nuestra
historia que están relacionados con las luces
y sombras de la imagen paterna o con heridas
producidas por algún hombre cercano
a nosotros en algún momento.
4. Ponernos en contacto con recuerdos paternos
hermosos que pueden estar “olvidados”
o enterrados en nuestro inconsciente y que
pueden tener un efecto sanador para nuestras
vidas y para las relaciones interpersonales.
5. Disponernos a recibir la sanación que
procede de Dios en relación con la imagen
paterna y masculina, para, por medio
de la terapia espiritual de la oración,
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dejar que el Señor restaure lo que ya
está listo para ser sanado.
6. Recibir de parte de Dios la liberación
de los bloqueos y de los antiguos
comportamientos que nos impiden vivir
sanamente la relación con personas
del sexo masculino y, en el caso
de los hombres, para desarrollar
saludablemente la propia masculinidad.
7. Recibir de parte de Dios nuevos
comportamientos que proceden
de un corazón restaurado y que guían
hacia la libertad crística.
8. Compartir con otras personas lo leído
y poder utilizar estos libros en las diversas
comunidades cristianas, en forma
de cursos y talleres.
Al terminar de escribir este libro, llevé el manuscrito
en peregrinación a Tierra Santa y a Medjugorje. Durante esos días de peregrinación y de profunda oración, lo
tuve siempre junto a mí, para presentárselo al Señor en
cada Eucaristía, en cada Adoración, en cada oración. Y
en todas estas ocasiones, mi pedido a Dios fue siempre el
mismo: “Que este libro llegue, Señor, a quienes tú quieras y que realice en ellos tu perfecta obra de bendición
y de restauración. Que así sea”.
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Confiando en que Dios continuará realizando su divina obra en cada uno de nosotros, me encomiendo a tus
oraciones. Recibe un abrazo y un rocío de bendiciones.
P. Gustavo, OMV
“Cuando todavía estaba lejos,
su padre lo vio
y se conmovió profundamente;
corrió a su encuentro,
lo abrazó y lo besó”.
Lucas 15, 20 -
El don de la paternidad - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 3 audiolibro
Es importante que los padres sean
los primeros catequistas, los primeros
educadores de la fe en la propia familia con
el testimonio y con la palabra”.
Papa Francisco
ablar de la paternidad es hablar de un don
maravilloso confiado por Dios a aquellos
hombres a quienes Él ha querido asociar
en la extraordinaria misión de ser dadores
de vida, protectores amorosos y guías sabios de sus hijos.
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Sin lugar a dudas, por el don de la paternidad el ser
humano, a semejanza de su Creador, es depositario de
un bien grandísimo que debe aprender a valorar, para
poder así realizar adecuadamente la tarea que en sus hijos le ha sido confiada. En efecto, toda paternidad se origina en el amor del Padre eterno, que permite al hombre participar de su ser personal. Por eso, este capítulo
lleva el título de “Por los caminos del Padre”.
En este sentido, los papás reciben de Dios Padre la
misión de cuidar de los hijos que Él mismo les ha confiado. Y por eso, para cumplir esta misión de manera
efectiva necesitan estar íntimamente unidos a Jesús y
pedir permanentemente al Espíritu Santo sus dones, especialmente los de sabiduría, piedad y consejo.
“Podemos invocar a Dios
como ‘Padre’
porque Él nos ha sido revelado
por su Hijo hecho hombre
y su Espíritu
nos lo hace conocer”.
Catecismo de la Iglesia Católica, 2780 -
Influencia del padre en la vida de sus hijos - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 4 audiolibro
Influencia del padre en la vida de sus hijos
Padres, no irriten a sus hijos;
al contrario, edúquenlos,
corrigiéndolos y aconsejándolos,
según el Espíritu del Señor.
Efesios 6,4
seamos conscientes o no, nos guste o no nos
guste, nuestros padres han producido un
gran impacto en nuestra vida, han dejado
una profunda impresión sobre el hombre
o la mujer que somos en la actualidad.
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Independientemente de que nuestro padre haya sido
un hombre cercano o distante, afectuoso o frío, protector o agresivo, él ha dejado, para bien o para mal, huellas en nosotros. Y aunque ya seamos adultos, a pesar de
que no lo veamos tan seguido, o incluso aunque haya
partido de esta vida, puede seguir ejerciendo una gran
influencia sobre nosotros.
En el caso de los hijos varones, es posible que estos
repitan el modelo masculino que en la familia se repite
e imita de una generación a la otra. Y en el caso de las hijas mujeres, en muchos casos definirá la imagen de hombre que atraerá a su vida o que ella misma buscará.
En nuestra cultura nos centramos en la figura de la madre
y en muchos casos se le deja a ella la mayoría del peso de la educación emocional y espiritual de los hijos. Sin embargo, la
presencia del padre es fundamental para la maduración integral de los hijos.
El padre que manifiesta a sus hijos su amor de manera comprensible según las diversas edades, cría hijos
sanos. El padre que enseña a orar a sus hijos, que ora
con ellos, que les transmite el amor a la Eucaristía, a los
demás sacramentos y a la Iglesia, y les comunica los valores religiosos y morales, no sólo con las palabras, sino
ante todo con el ejemplo de su vida, les deja uno de los
legados más valiosos que se puedan recibir.
Estos valores son fundamentales, pues el ser padre biológico no es suficiente para apuntalar a los hijos en su sano desarrollo. El padre debe convertirse en papá y, junto
a la madre, ser responsable de la educación, la forma-
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ción del carácter, la transmisión de valores y la plasmación de la personalidad.
En ciertas familias aún hoy existe la idea de que el
rol de la madre se vincula más a lo afectivo —mediante
abrazos y actitudes de cariño—, mientras que el padre
es el que pone los límites y se encarga de que se cumplan las reglas. Afortunadamente esta visión ha ido cambiando y cada vez es más frecuente que nos encontremos con padres más comprometidos con lo afectivo, que
no experimentan el miedo a la manifestación de la ternura y a la expresividad del amor, lo cual tiene —y tendrá en las diferentes etapas de la vida— una influencia
benéfica en los hijos.
Cuando un padre se compromete afectivamente con
sus hijos, les está brindando un bagaje de fortaleza que
los hará personas más empáticas, con mayor seguridad
en la vida, con una sexualidad más sana y con mayor autocontrol sobre sus emociones, de modo que podrán conocer mejor sus capacidades, aceptarlas y maximizarlas.
En este sentido, por medio de la oración de reminiscencia
podemos transitar nuevamente el camino de ser hijos, pero no
sólo recordando a nuestro papá terreno, sino sobre todo dejándonos tomar de la mano por nuestro Papá Dios, para recorrer
las diversas etapas de la vida y contemplar los diversos paisajes y situaciones que hemos atravesado.
Nuestro Papá Dios, al tomarnos de la mano, le brindará al niño, al adolescente y al joven que aún habitan
en nuestro corazón adulto la serenidad para mirar los
acontecimientos del pasado con ojos nuevos. Con una
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paz que viene de Él y que a través del perdón —dirigido
a momentos concretos de la vida— nos permitirá sanar
heridas profundas, pues recibiremos de Él lo que pudo
habernos faltado de nuestro padre terreno.
En los evangelios, Jesús ha... -
El padre en la biblia - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 5 audiolibro
Al comenzar este capítulo me parece importante recordar algunas nociones generales
de lo que Dios nos dice en el Antiguo Testamento acerca de los padres, y de lo que
nos dice Jesús en los evangelios.
Según el Diccionario de Teología Bíblica, la palabra hebrea para “padre” (en arameo, abbá) es antes que nada
lo más semejante a un balbuceo, parecido a las primeras
palabras que pronuncia un pequeño niño atraído por
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el amor hacia su padre. En realidad, el término hebreo
abbá es más cercano a “papá”, e incluso “papito”, y expresa una gran ternura y cercanía.
El concepto del “padre” en la Biblia está establecido
por el patriarcado, el cual le otorgaba al hombre la primacía en la familia. Él disponía sobre los hijos, pues aun
para casarse el hijo dependía de la voluntad del padre y
esto hasta tal punto que el compromiso matrimonial de
una hija no era válido si no contaba con el asentimiento
del padre (Nm 30, 4-6). Además, el padre decidía en cuestiones de derecho hereditario (Lc 15, 11-32).
Tal vez una de las afirmaciones más rotundas al respecto se encuentra en los mandamientos, donde se subraya la autoridad del padre y de la madre, y el respeto
que se les ha de tener: “Honra a tu padre y a tu madre,
como el Señor, tu Dios, te lo ha mandado, para que tengas una larga vida y seas feliz en la tierra que el Señor, tu
Dios, te da” (Ex 20, 12; Dt 5, 16; Lv 19, 3). En consecuencia,
el Antiguo Testamento afirma que maldecir al padre o
pegarle son crímenes gravísimos (Ex 21, 15.17; Dt 21, 18-21).
La literatura sapiencial pondera particularmente el
respeto al padre (y también a la madre). Una síntesis de
esta doctrina la ofrece el libro del Eclesiástico o Sirácida:
Hijos, escúchenme a mí, que soy su padre; hagan lo
que les digo, y así se salvarán. Porque el Señor quiere
que el padre sea respetado por sus hijos y confirmó
el derecho de la madre sobre ellos. El que honra a su
padre expía sus pecados, y el que respeta a su madre
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es como quien acumula un tesoro. El que honra a su
padre encontrará alegría en sus hijos y, cuando ore,
será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a
su madre. El que teme al Señor honra a su padre y
sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida.
Honra a tu padre con obras y de palabra, para que
su bendición descienda sobre ti, porque la bendición
de un padre afianza la casa de sus hijos, pero la maldición de una madre arranca sus cimientos. No busques tu gloria a costa del deshonor de tu padre, porque su deshonor no es una gloria para ti: la gloria
de un hombre proviene del honor de su padre y una
madre despreciada es un oprobio para los hijos. Hijo mío, socorre a tu padre en su vejez y no le causes
tristeza mientras viva. Aunque pierda su lucidez, sé
indulgente con él; no lo desprecies, tú que estás en
pleno vigor. La ayuda prestada a un padre no caerá
en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se disolverán tus pecados como la escarcha
con el calor. El que abandona a su padre es como un
blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por
el Señor (Si 3, 1-16).
Si deseas seguir profundizando lo que dicen las Sagradas Escrituras acerca del padre, puedes buscar en tu
Biblia los siguientes textos: Pr 1, 8; 4, 1; 6, 20; 10, 1; 13,
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1; 15, 20; 19, 26; 20, 20; 23, 22.24-25; 28, 24; 29, 3; 30,
11.17; Si 7, 27; 23, 14; Tb 4, 3-5.
En cuanto al Nuevo Testamento, Jesús confirma el
cuarto mandamiento (Mc 10, 19 y paralelos) y corrige los razonamientos falaces de los fariseos que enseñaban a desentenderse de las necesidades de los progenitores (Mc 7,
10-13; Mt 15, 4-7).
Además... -
Isaac el hijo deseado - Lazos Paternos - camino de sanación - capitulo 6 audiolibro
Ningún hijo fue tan deseado y buscado por
sus padres como lo fue Isaac! ¡Pocos hijos
han sido tan amados y valorados como él!
El modelo de Abrahán como padre de Isaac
es verdaderamente emocionante. Isaac fue un hijo buscado a lo largo de muchos años y recibido por su padre y
por su madre con amor intenso y con profunda alegría.
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Una aceptación así influye positivamente en la vida
de cualquier persona, pues es un bálsamo para el alma y
un combustible interior que le servirá para caminar en
la dirección correcta hacia las metas soñadas; además le
dará la fortaleza necesaria para vencer los obstáculos que
encontrará en el camino de la vida.
En esta línea de reflexión cobra sentido la imagen que
Kahlil Gibran presenta, cuando dice a los padres: “Ustedes son el arco desde el que sus hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia adelante”.
La psicología de los últimos años ha ido reafirmando
la idea de que la primera etapa de la vida comienza con la
concepción, aunque podemos mencionar una pre-etapa
que consistiría en toda la carga genética de amor o de
desamor —según sea el caso— que en la familia se va
transmitiendo de una generación a la otra. Sin embargo, en este libro no entraremos de lleno en la temática
intergeneracional, sino que partiremos desde la etapa
de la concepción y la influencia paterna a lo largo de las
diferentes etapas del desarrollo humano2
.
Durante la etapa de la concepción son fundamentales todas las vivencias que el niño recibe en el vientre
materno a través no sólo de su madre, sino también del
padre. Este juega un papel fundamental —ya sea por lo
2 He profundizado el tema intergeneracional en otros libros: Jamut, G. Seremos
bendecidos de generación en generación. San Pablo, Buenos Aires, Argentina; El río
de la herencia intergeneracional. Ed. Claretiana, Argentina; Dios quiere sanar las etapas de la vida. San Pablo, Buenos Aires, Argentina.
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bueno que le aporta o por lo negativo— dependiendo
de su manera de interactuar con la madre, de la aceptación del bebé y del modo de interrelacionarse con la criatura cuando aún está en el vientre materno. En efecto,
no sólo la presencia materna influye en muchos aspectos de la personalidad del hijo en el futuro y a lo largo
de toda su vida, sino que también lo hacen la presencia
(o ausencia) paterna y la calidad de esa presencia.
A esto se suma lo que heredamos y aprendemos de
nuestros abuelos y padres, que son patrones de conducta que nos aportan vida en plenitud o, por el contrario,
nos enferman de uno u otro modo.
Efectivamente, existe como un cable subterráneo que une el
pasado con el presente y que a su vez se extiende hacia el futuro.
Entonces tendemos a repetir muchos de los comportamientos paternos, en ocasiones incluso aquellas conductas que nos han lastimado durante la infancia o adolescencia y que en algún momento detestamos y juramos
no repetir.
Ciertamente, los patrones de conducta de los padres
influyen en la manera como nos relacionamos con nuestro(a) esposo(a), con los hijos y con las demás personas,
e incluso con Dios como Padre. Y esta es una realidad
que quienes desarrollamos tareas pastorales comprobamos frecuentemente en el acompañamiento espiritual
de las personas, ya que mucho de lo vivido en relación
con el papá terreno (tanto lo positivo como lo negativo)
se suele trasladar a Dios Padre o proyectarlo en Él.
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El Catecismo de la Iglesia Católica nos explica:
La purificación del corazón concierne a imágenes paternales o maternales, correspondientes a nuestra historia personal y cultural, y que impregnan nuestra relación con Dios. Dios nuestro Padre transciende las
categorías del mundo creado. Transferir a Él, o contra Él, nuestras ideas en...