80 episodes

El sí de la Virgen María y su entrega sin límites nos presenta el modelo de la actitud cristiana. Este podcast profundiza en esta realidad a través de la lectura y la meditación del libro Ancilla Domini, de la mística suiza Adrienne von Speyr.
Las Contemplaciones marianas de Adrienne von Speyr se van transmitiendo semanalmente en el marco del programa «Vida consagrada» de Radio María España y pueden ser escuchadas en las mayores plataformas de podcast.
Selección de textos y comentario por la Comunidad San Juan; presentan Salvador Morillas y Lourdes Muñoz.
Para saber más: balthasarspeyr.org

Contemplaciones marianas de Adrienne von Speyr Hans Urs von Balthasar, Adrienne von Speyr, Comunidad San Juan, Balthasarpeyr.org

    • Religion & Spirituality

El sí de la Virgen María y su entrega sin límites nos presenta el modelo de la actitud cristiana. Este podcast profundiza en esta realidad a través de la lectura y la meditación del libro Ancilla Domini, de la mística suiza Adrienne von Speyr.
Las Contemplaciones marianas de Adrienne von Speyr se van transmitiendo semanalmente en el marco del programa «Vida consagrada» de Radio María España y pueden ser escuchadas en las mayores plataformas de podcast.
Selección de textos y comentario por la Comunidad San Juan; presentan Salvador Morillas y Lourdes Muñoz.
Para saber más: balthasarspeyr.org

    Un fruto inesperado

    Un fruto inesperado

    Las dos fuentes de la mirada
    La semana pasada terminamos mostrando cómo la respuesta cristiana al círculo cerrado de una mirada que juzga es una vida dada a Dios, entregada a Él. Y abandonándonos a Él, todo lo demás se pone en su sitio.
    Ahora bien, no decimos que la consecuencia de todo esto es que el niño deje de cometer siempre el mismo error, pero los padres que ahora lo miran con los ojos por los cuales ellos mismos se saben mirados, los ojos de un Padre amoroso […]
    La mirada central y la mirada periférica
    Ahora bien, hay seguramente otros caminos abiertos a los padres que tienen un niño que siempre falla en lo mismo.
    Sin dejar de ver el error, ellos podrían trasladar el error, por así decirlo, en sus miradas, a la periferia. Y esto, si me permitís el atrevimiento, no es simplemente un ejercicio exterior que nada tiene que ver con la realidad de la persona, sino que corresponde a su verdad más profunda […]
    Un fruto inesperado
    Y aquí llegamos, a un fruto casi inesperado, milagroso, de todo el recorrido que hemos andado en estas semanas.
    El punto de partida era un «problema» que los padres querían solucionar.
    Pero nos hemos dado cuenta de que el supuesto «problema», ha sido una oportunidad de gracia para interrogarse sobre la propia actitud de los padres:
    ¿El origen de su mirada viene de Dios?
    ¿Su deseo de hacer que el niño se porte mejor, viene de Dios y de su plan de amor o de ellos mismos?
    Y finalmente: ¿Ellos mismos corresponden al amor de su Padre celestial?

    • 9 min
    La mirada que juzga y la mirada de Dios

    La mirada que juzga y la mirada de Dios

    Los efectos de la mirada que juzga en el prójimo
    La semana pasada vimos los efectos de la mirada que juzga en aquel que juzga. Vimos cómo esta mirada lo transforma en una persona dura y presuntuosa, que, a su vez, modela el exterior a su imagen.
    Y efectivamente, esta «deformación» del sujeto que juzga no se limita a él mismo, sino que alcanza y tiene un poder transformador también sobre la persona juzgada, el niño de nuestro ejemplo.
    Y ese es el aspecto que vamos a ver ahora. […]
    El «fijarse», la «impresión» y la «expresión» en el próximo
    Los efectos de tal mirada sobre el niño o el prójimo podrían ser los siguientes:
    El «fijarse» en el fallo o pecado
    Lo primero, que alcanza al niño o al próximo es como una atmósfera de juicio, seguido por palabras o actos de juicio. Él, como lo habían hecho también sus padres, va a «fijarse» en su fallo, su atención está acaparada por ello.
    Y esto es bastante fácil de entender. Cuando nosotros mismos especialmente en los primeros años nos vemos repetir continuamente algo sobre un fallo nuestro, nuestra atención está cautivada por nuestro vicio o error. Al mismo tiempo no queremos hacerlo, pero en nuestro interior se nos recuerda continuamente el vicio o error cada vez que caemos en ello. […]
    La mirada de Dios
    Este círculo de pecado solo puede ser roto, o abierto por el amor. Solo el hombre que se sabe profundamente amado pase lo que pase puede abandonarse a ese amor con todo su ser.
    En esto se entiende la palabra misteriosa del Señor: «Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra» Mt 5,39.
    Esto claramente presupone que nosotros, que ofrecemos también la otra mejilla, estemos totalmente abandonados y disponibles para ese Amor más grande que nos es donado por Dios por medio de su Hijo.

    • 8 min
    La mirada que juzga genera una «impresión» y una «expresión»

    La mirada que juzga genera una «impresión» y una «expresión»

    La mirada que juzga genera una «impresión»
    Habíamos terminado la semana pasada con el primer paso de los tres que describen el efecto de la mirada o actitud que juzga en el sujeto: un «fijarse» en algo exterior al hombre que pasa por su ojo.
    Hoy vamos a describir otros dos pasos: lo de la «impresión» en la persona que se fija. Esta tiene varios efectos interiores al hombre: «confirmación», «dureza», «expansión», «presunción».
    El último paso, la «presunción», fruto de los dos primeros es una «expresión» correspondiente a lo que ha sido imprimido en el sujeto. […]
    La mirada que juzga genera una «expresión»
    Todo lo que acabamos de ver y decir concierne a la impresión que una mirada que ve de forma preponderante lo malo del exterior o de una persona, puede generar en los padres del niño ahora problemático y en el interior del hombre.
    Pero el hombre está hecho para crear, para transformar la realidad que lo circunda, está hecho para una misión aquí abajo.
    (S) Así que todo lo que lo ha formado: la mirada que se fija en el fallo del hermano, la confirmación de esta mirada, la dureza y su expansión, y finalmente la presunción, ahora adquiere forma a su vez. Y es allí que saldrá al exterior:
    «… de lo que rebosa el corazón [del hombre] habla su boca», dice el Señor (Lc 6,45). […]

    • 9 min
    La mirada que juzga «fija» al sujeto

    La mirada que juzga «fija» al sujeto

    La mirada como expresión de nuestra actitud interior
    Cabe recordar la oración de Adrienne von Speyr que fue nuestro punto de partida para ver cómo nosotros cuidamos de nuestros hermanos y cómo los cuida Dios mismo y los santos:
    «[El] papel [de María] es ser la sierva que se sitúa tan plenamente en el lugar de la humildad que siempre prefiere lo que le es ofrecido, que nunca trata de provocar algo por sí misma, de predisponer o guiar la voluntad y los deseos de Dios».
    Esta oración preciosa fue la ocasión para ver como el espacio que María otorga a Dios es infinito y contrasta con el espacio que nosotros damos a Dios y a nuestros hermanos en cantidad y calidad.
    Y habíamos tomado como ejemplo una de las tantas expresiones de este dar espacio: nuestra forma de mirar a los hermanos. Una mirada que puede ser expresión de amor o de juicio. Y nos habíamos detenido primero en la mirada de juicio para seguir más adelante con la mirada de amor. […]
    La mirada que juzga «fija» al sujeto
    Habíamos terminado antes de Pentecostés con una descripción de los pasos de la mirada o actitud que juzga, en el sujeto:
    primero, un «fijarse» en algo exterior al hombre, que pasa por su ojo,segundo, una «impresión», que tiene varios efectos interiores en el hombre: confirmación, dureza, expansión, presunción...Y finalmente, como la impresión era unilateralmente o prevalentemente mala, una «expresión» mala, como fruto de las dos primeras. […]

    • 9 min
    Una comunidad en la espera del Paráclito

    Una comunidad en la espera del Paráclito

    María presente en la Iglesia
    Junto con las otras mujeres, los apóstoles y los discípulos, también María está presente en la asamblea de la Iglesia naciente después de la ascensión del Hijo a los cielos.
    En este texto que vamos a meditar hoy, contemplamos cómo María, junto con las otras mujeres, los Apóstoles y los discípulos está presente en la asamblea de la Iglesia naciente.
    La presencia de María en el contexto de Pentecostés podría hacer surgir preguntas en nosotros. Ella, ya en el momento de la encarnación, ha recibido el Espíritu Santo.
    Ahora, sin embargo, la vemos nombrada junto con las otras mujeres, como «una más» de la asamblea. En esto también María nos da la pauta de nuestro ser cristianos. […]
    La Ascensión nos prepara a Pentecostés
    [María] ha devuelto [el Hijo] al Padre, de una manera en cierto modo definitiva, no haciendo así más que sellar lo que ha hecho durante toda su vida. Y ella también sabe que por este regreso a la casa del Padre el Hijo se comunicará aún más al mundo entero.
    Fin de la cita.
    María no ha guardado el Hijo para sí. Ella sabe que pertenece a la voluntad del Padre. Y esta voluntad es que Él regrese al Padre que lo ha enviado. Y este regreso no es, en modo alguno, carente de importancia para el misterio que contemplamos hoy.
    «Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré» Jn 16,7. […]
    Una comunidad en la espera del Paráclito
    Él ha prometido a la joven comunidad el Espíritu Santo y esta lo recibirá en pocos días en Jerusalén.
    Fin de la cita.
    El Señor ha prometido a la comunidad que enviará el Paráclito, el Espíritu Santo. Dios se revela siempre más a la Iglesia en la medida que ella puede entender lo que Él tiene reservado para la humanidad. […]

    • 9 min
    La dos miradas transformadoras

    La dos miradas transformadoras

    Las dos miradas transformadoras
    La semana pasada terminamos con una forma especial de amor hacia el hermano, en particular el hermano pecador, y esta era esta: una mirada que hemos llamado «mirada transformadora».
    Y habíamos dicho que esta mirada, además de ser muy querida por Dios, tiene la capacidad de hacer surgir dos efectos ya aquí en la tierra respecto de nuestro hermano pecador:
    puede llevarnos a amarlo: y esto nos toca a nosotrospuede llevarnos a transformarlo: y esto toca a nuestro hermano […]La mirada que juzga
    Al respecto del ojo que juzga, nuestro Señor dice algo muy llamativo y alarmante:
    «Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras» Mt 6,23.
    Y para que esta palabra se nos haga más clara respecto al tema que estamos tratando, lo de la mirada, vamos a tomar un ejemplo concreto. Claro, cada uno de nosotros puede poner en su lugar la persona que más le resulte difícil amar.
    Los pasos de la mirada que juzga en el sujeto
    Si hacemos el recorrido que acabamos de describir desde el punto de vista del ojo, vemos que hay una serie de pasos bastante reconocibles en el sujeto:
    Primero hay un «fijarse» en algo exterior al hombre que pasa por su ojo. Nuestra atención está acaparada por el fallo o el error en cuestión.Segundo, este fijarse en algo exterior y malo ha generado una impresión en los padres, una impresión en su interior. Esta «impresión» tiene varios efectos interiores al hombre que vamos a ver la semana que viene: confirmación, dureza, expansión, presunción.Tercero, como la impresión era unilateralmente o prevalentemente mala, la «expresión» ha sido del mismo talante. Lo que ha sido imprimido tiene que expresarse […]
    –––––––––––––––-
    El episodio fue transmitido en el marco del programa «Vida consagrada» de Radio María España el 09.5.2024.
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    • 9 min

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