22 min

El fin de las galleras En qué quedó

    • Politics

El 20 de diciembre de 2019 entró en vigor la prohibición de las peleas de gallos en Puerto Rico, mediante legislación del gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, a nivel local se aprobó una ley que desafía el mandato federal. ¿Cómo ha cambiado la dinámica de esta industria? ¿Qué pasa ahora dentro de las galleras? Acompáñanos en esta aventura por el llamado "deporte de caballeros". Este episodio tiene una misión fallida, un dato curioso del PIP, una mirada periodística desde Washington y más.



Anfitrionas



Valeria Collazo Cañizares
Adriana De Jesús Salamán



Edición



Víctor Ramos



Música original



Rigoazulado



Transcripción



Las jaulas de exhibición son tal vez la parte más visualmente magnética de las galleras. Hay decenas de pequeños cubículos de acrílico transparente, donde los gallos ya casados esperan su turno de combate.



Urayoán ya jugó un gallo y ganó. Tiene otro esperando ahí para jugar. Ha hecho esto todas las semanas por más de once años, pero la adrenalina cuando es su gallo el que viene en el saco es la misma desde el primer día.



Luego de una corta espera, llegan las dos aves al redondel donde se van a enfrentar, al ring gallístico. Aquí lo único seguro es la posta del gallo, la apuesta de los dueños, que se le entrega en un sobre al juez de valla. Lo que apuesten las otras personas es a discreción. Hay dos minutos de hombres gritando cifras de lado a lado, empeñando más que su dinero.



Después se levantan los cajones que separan a los gallos. Y la suerte está echada.



INTRO



Técnicamente, las peleas de gallos están prohibidas en Puerto Rico ahora mismo. Y decimos “técnicamente” porque es un poco más complicado, pero eso lo veremos más adelante. El punto es que queríamos ver y escuchar cómo estaba el ambiente en las galleras en este contexto tan particular. Entonces, alguien nos envió un afiche que decía “vive la emoción de esta locura” en una gallera de Salinas. El evento se llamaba “El Mascabrón”, así, todo junto, y la promoción tenía imágenes de gallos peleando, flores, banderas y hasta un Joker. Separamos el día con anticipación y arrancamos juntos un viernes por la mañana con un pin de Google Maps.



Sonido de direcciones a la gallera de Salinas: 



-“Hola, buenos días. Para preguntar, ¿sabe dónde es la gallera?”



-“Sigues derechita, te vas a encontrar un desvío (...) a mano derecha te va quedar”.



Después de varias vueltas, logramos llegar al club gallístico. Estábamos justo a tiempo para el mega evento, pero algo nos pareció raro… no había gente, ni carros afuera. De casualidad, vimos que un hombre salía del estacionamiento en la parte posterior.



Valeria: “Mira, es que a mí me mandaron esto. (...) Tres personas y ninguno se dio cuenta que era el 15”.



Pues sí, el evento había sido el viernes anterior. 



Adriana: “El ‘flyer’ distrae”.



Víctor: “Me siento que todo el tiempo que llevamos trabajando en esto ha sido inútil”.



Después no nos sentimos tan mal. Al juez de las peleas le había pasado algo parecido.



Roberto López: “Hoy me metieron las cabras. Yo pensé que jugábamos hoy, yo vengo de Naranjito…”.



Y aprovechando esta coincidencia extraña, nos pusimos a hablar un rato con Roberto López en una gallera vacía e inusualmente silenciosa.



Roberto López: “Yo soy el que autorizo la pelea como tal a pelear. Yo lavo los gallos, los gallos se lavan, que estén apto para para la pelea. Este, mido las espuelas, que a todo esté en orden como se debe llevar por reglamento de los gallos y soy el que envío la pelea”.



Y para quienes, como yo, son ajenos a este mundo… aquí hay un breve 101 de picos y espuelas.



Roberto López: “Pues el gallo pelea con su contrincante. Obviamente, se lleva el mismo peso, que no se puede llevar una ventaja ni el otro. El gallo pelea. Ahora se está dando a 10 minutos. Este, se determina la

El 20 de diciembre de 2019 entró en vigor la prohibición de las peleas de gallos en Puerto Rico, mediante legislación del gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, a nivel local se aprobó una ley que desafía el mandato federal. ¿Cómo ha cambiado la dinámica de esta industria? ¿Qué pasa ahora dentro de las galleras? Acompáñanos en esta aventura por el llamado "deporte de caballeros". Este episodio tiene una misión fallida, un dato curioso del PIP, una mirada periodística desde Washington y más.



Anfitrionas



Valeria Collazo Cañizares
Adriana De Jesús Salamán



Edición



Víctor Ramos



Música original



Rigoazulado



Transcripción



Las jaulas de exhibición son tal vez la parte más visualmente magnética de las galleras. Hay decenas de pequeños cubículos de acrílico transparente, donde los gallos ya casados esperan su turno de combate.



Urayoán ya jugó un gallo y ganó. Tiene otro esperando ahí para jugar. Ha hecho esto todas las semanas por más de once años, pero la adrenalina cuando es su gallo el que viene en el saco es la misma desde el primer día.



Luego de una corta espera, llegan las dos aves al redondel donde se van a enfrentar, al ring gallístico. Aquí lo único seguro es la posta del gallo, la apuesta de los dueños, que se le entrega en un sobre al juez de valla. Lo que apuesten las otras personas es a discreción. Hay dos minutos de hombres gritando cifras de lado a lado, empeñando más que su dinero.



Después se levantan los cajones que separan a los gallos. Y la suerte está echada.



INTRO



Técnicamente, las peleas de gallos están prohibidas en Puerto Rico ahora mismo. Y decimos “técnicamente” porque es un poco más complicado, pero eso lo veremos más adelante. El punto es que queríamos ver y escuchar cómo estaba el ambiente en las galleras en este contexto tan particular. Entonces, alguien nos envió un afiche que decía “vive la emoción de esta locura” en una gallera de Salinas. El evento se llamaba “El Mascabrón”, así, todo junto, y la promoción tenía imágenes de gallos peleando, flores, banderas y hasta un Joker. Separamos el día con anticipación y arrancamos juntos un viernes por la mañana con un pin de Google Maps.



Sonido de direcciones a la gallera de Salinas: 



-“Hola, buenos días. Para preguntar, ¿sabe dónde es la gallera?”



-“Sigues derechita, te vas a encontrar un desvío (...) a mano derecha te va quedar”.



Después de varias vueltas, logramos llegar al club gallístico. Estábamos justo a tiempo para el mega evento, pero algo nos pareció raro… no había gente, ni carros afuera. De casualidad, vimos que un hombre salía del estacionamiento en la parte posterior.



Valeria: “Mira, es que a mí me mandaron esto. (...) Tres personas y ninguno se dio cuenta que era el 15”.



Pues sí, el evento había sido el viernes anterior. 



Adriana: “El ‘flyer’ distrae”.



Víctor: “Me siento que todo el tiempo que llevamos trabajando en esto ha sido inútil”.



Después no nos sentimos tan mal. Al juez de las peleas le había pasado algo parecido.



Roberto López: “Hoy me metieron las cabras. Yo pensé que jugábamos hoy, yo vengo de Naranjito…”.



Y aprovechando esta coincidencia extraña, nos pusimos a hablar un rato con Roberto López en una gallera vacía e inusualmente silenciosa.



Roberto López: “Yo soy el que autorizo la pelea como tal a pelear. Yo lavo los gallos, los gallos se lavan, que estén apto para para la pelea. Este, mido las espuelas, que a todo esté en orden como se debe llevar por reglamento de los gallos y soy el que envío la pelea”.



Y para quienes, como yo, son ajenos a este mundo… aquí hay un breve 101 de picos y espuelas.



Roberto López: “Pues el gallo pelea con su contrincante. Obviamente, se lleva el mismo peso, que no se puede llevar una ventaja ni el otro. El gallo pelea. Ahora se está dando a 10 minutos. Este, se determina la

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