10 min

T1-Episodio 6: La Culpa Podcast de Psicología Consciente

    • Spirituality

La proyección de la culpa es un término que se utiliza cuando atribuimos a los demás nuestras propias carencias afectando nuestra libertad. Los padres y las madres, a partir de sus consejos y guías, nos enseñan a manejar nuestro mundo interior y a darnos la capacidad de interiorizar la autorregulación emocional para poder tener una base sana. Así se desarrolla lo que se conoce como apego seguro. Al ponernos límites sanos, nos enseñan a poder manejar pequeñas dosis de frustración para poder devenir adultos sanos, capaces de vivir sin manipular a otros. En este sentido primero aprendemos a co-regularnos. Necesitamos a un otro significativo para después poder fluir más en el resto de etapas y poder ser seres maduros y relacionales. A partir de aquí aprendemos a tener herramientas que nos permitirán auto-regularnos con nuestros propios recursos.

A modo de resumen, hay dos aspectos vitales, uno sería la co-regulación, es decir la capacidad de que otras personas nos puedan ayudar a calmarnos ante diferentes situaciones. Esto nos hace sentir bien porque nos recuerda que tenemos un buen sentido del apego. El otro aspecto sería la autorregulación, cuando se tiene la capacidad de, a partir de los propios recursos, calmarse y sentirse bien. Si estas relaciones primarias no se te permitieron de una forma sana y no has podido co-regularte puede ser que después te desconectes de tus emociones y de las sensaciones corporales o que te cueste intimar, ya que, no contarás con esa herramienta sino que tendrás que buscar cómo desarrollarla. Cuando no somos responsables y autónomos porque no hemos podido conectar con nuestros conflictos, ni los hemos podido sanar, porque no sabemos cómo reconocerlos utilizamos mecanismos de defensa. Así volcamos en los demás todo lo que nos abruma o agobia. Responsabilizamos al otro o la otra de nuestro malestar en lugar de ver de dónde viene y para qué está ahí esa situación o ese sentir. Buscas evadir tus responsabilidades colocando en otras personas tus propios defectos, probando que el que está equivocado es el otro y no tú. A partir de nuestras carencias proyectamos lo que queremos ver en las relaciones, aquello que no tenemos y que queremos compensar. Así se llegan a idealizar esos vínculos donde reflejamos todas nuestras creencias. Esto no nos invita a madurar y crecer, sino que nos puede llevar a la dependencia y la co-dependencia. Cuando el otro te abastece y se acopla sin que puedas darte lo que realmente necesitas, pueda dar lugar a diferentes formas de manipulación: sacrificio, victimismo, sufrimiento. Al idealizar es fácil que luego la decepción aparezca cuando te toque asumir la realidad. Puede pasar que niegues y que te mantengas adicta a tu propio sufrimiento por no saber cuestionarte y asumir lo que sucede. Si son personas muy allegadas y nos hacen sentir culpa podemos no darnos cuenta dado que cuesta asumir que la persona que supuestamente te quiere también te daña, y a largo plazo puede llegar a interferir en tu esencia.

Debemos comprender que es importante salir de la adicción al sufrimiento. Hay personas que no soportan la vulnerabilidad del otro, o no saben cómo gestionar el mundo emocional, por eso es más fácil que proyecten o hagan sentir mal a la otra persona.

La proyección de la culpa es un término que se utiliza cuando atribuimos a los demás nuestras propias carencias afectando nuestra libertad. Los padres y las madres, a partir de sus consejos y guías, nos enseñan a manejar nuestro mundo interior y a darnos la capacidad de interiorizar la autorregulación emocional para poder tener una base sana. Así se desarrolla lo que se conoce como apego seguro. Al ponernos límites sanos, nos enseñan a poder manejar pequeñas dosis de frustración para poder devenir adultos sanos, capaces de vivir sin manipular a otros. En este sentido primero aprendemos a co-regularnos. Necesitamos a un otro significativo para después poder fluir más en el resto de etapas y poder ser seres maduros y relacionales. A partir de aquí aprendemos a tener herramientas que nos permitirán auto-regularnos con nuestros propios recursos.

A modo de resumen, hay dos aspectos vitales, uno sería la co-regulación, es decir la capacidad de que otras personas nos puedan ayudar a calmarnos ante diferentes situaciones. Esto nos hace sentir bien porque nos recuerda que tenemos un buen sentido del apego. El otro aspecto sería la autorregulación, cuando se tiene la capacidad de, a partir de los propios recursos, calmarse y sentirse bien. Si estas relaciones primarias no se te permitieron de una forma sana y no has podido co-regularte puede ser que después te desconectes de tus emociones y de las sensaciones corporales o que te cueste intimar, ya que, no contarás con esa herramienta sino que tendrás que buscar cómo desarrollarla. Cuando no somos responsables y autónomos porque no hemos podido conectar con nuestros conflictos, ni los hemos podido sanar, porque no sabemos cómo reconocerlos utilizamos mecanismos de defensa. Así volcamos en los demás todo lo que nos abruma o agobia. Responsabilizamos al otro o la otra de nuestro malestar en lugar de ver de dónde viene y para qué está ahí esa situación o ese sentir. Buscas evadir tus responsabilidades colocando en otras personas tus propios defectos, probando que el que está equivocado es el otro y no tú. A partir de nuestras carencias proyectamos lo que queremos ver en las relaciones, aquello que no tenemos y que queremos compensar. Así se llegan a idealizar esos vínculos donde reflejamos todas nuestras creencias. Esto no nos invita a madurar y crecer, sino que nos puede llevar a la dependencia y la co-dependencia. Cuando el otro te abastece y se acopla sin que puedas darte lo que realmente necesitas, pueda dar lugar a diferentes formas de manipulación: sacrificio, victimismo, sufrimiento. Al idealizar es fácil que luego la decepción aparezca cuando te toque asumir la realidad. Puede pasar que niegues y que te mantengas adicta a tu propio sufrimiento por no saber cuestionarte y asumir lo que sucede. Si son personas muy allegadas y nos hacen sentir culpa podemos no darnos cuenta dado que cuesta asumir que la persona que supuestamente te quiere también te daña, y a largo plazo puede llegar a interferir en tu esencia.

Debemos comprender que es importante salir de la adicción al sufrimiento. Hay personas que no soportan la vulnerabilidad del otro, o no saben cómo gestionar el mundo emocional, por eso es más fácil que proyecten o hagan sentir mal a la otra persona.

10 min