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Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.

Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda Juan David Betancur Fernandez

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Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.

    565. Surro Sanke (Africa)

    565. Surro Sanke (Africa)

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    En una época donde el sol besaba la tierra con su calor y las estrellas guiaban a los viajeros en la inmensidad de la noche, existía un reino en lo más profundo de África, gobernado por un rey sabio y venerado. En este reino, entre sus valientes guerreros, destacaba uno cuyo nombre era sinónimo de honor y valentía: Surro Sanke. Su fama no conocía fronteras, y su corazón, tan vasto como las llanuras que protegía, era el refugio de su gente.
    Surro Sanke no solo era el brazo derecho del rey, sino también su amigo más cercano. Juntos habían enfrentado innumerables desafíos, y juntos habían triunfado. Pero como todas las cosas bajo el sol, la vida del rey llegó a su ocaso, y con su último aliento, confió su reino y su legado a su joven hijo.
    El nuevo rey, sin embargo, no compartía la admiración que su padre sentía por Surro. Los celos carcomían su alma, y en su corazón se gestaba un deseo oscuro: deshacerse del héroe que tanto había amado su padre. Pero Surro Sanke era amado por el pueblo, y cualquier acción en su contra podría encender las llamas de la discordia.
    Un día, Surro Sanke, cuya sabiduría igualaba su valentía, decidió confrontar al joven rey. “Tú anhelas mi muerte,” dijo con la serenidad de quien conoce su destino, “pero te propongo un trato. Una apuesta que, de perder, me entregaré a ti sin resistencia. Pero si gano, jurarás no atentar contra mi vida.”
    El rey, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, aceptó. Tu dices que nunca mientes y que nunca tienes miedo, si te demuestro que has mentido o que has sentido miedo, tu vida será mía,” declaró con voz firme.El guerrero acepto inmediatamente el desafio.
     
    El rey, con su alma retorcida por celos oscuros, ideó un plan maestro para desacreditar al valiente Surro ante su pueblo.
    “Mañana, cuando Surro venga a buscarte, promete seguirlo,” instruyó el rey al jefe de una aldea distante. “Pero en lugar de eso, quédate en tu hogar. Así, cuando Surro regrese y diga que vienes, estará mintiendo.” El jefe asintió, comprometiéndose a la artimaña real.
    El rey, no satisfecho con una sola trampa, convocó a sus soldados. “Escondedse en el camino y disparad a Surro cuando pase. Pero que vuestras armas solo contengan pólvora, pues quiero que Surro admita su derrota, no su muerte.”
    Al amanecer, Surro Sanke fue llamado por el rey y enviado a la aldea. En su viaje, fue recibido por una lluvia de disparos. Con la calma de un río profundo, Surro detuvo su marcha. Con su arco y tres flechas, respondió a la emboscada, y tres soldados cayeron.. Cuando estaba a punto de lanzarse sobre otro para iniciar una lucha cuerpo a cuerpo, los soldados, asustados, escaparon hacia la ciudad. Noventa y siete hombres se presentaron ante el rey. -Puedes ordenar matar a ese hombre -le dijeron. Pero asustarlo... ¡eso es imposible! No tiene miedo de nada.
    Surro, sin perder un ápice de su serenidad, llegó a la aldea y habló con el jefe, quien fingió prepararse para el viaje. “Adelántate, te alcanzaré,” dijo el jefe, pero una vez Surro se fue, el jefe se quedó en su casa.
    De vuelta en el palacio, el rey preguntó con impaciencia si el jefe venía. “Quizás sí, quizás no,” respondió Surro, su voz tan firme como la verdad. “Cumplí tu orden, pero no puedo saber si él cumplirá la suya.”
    El rey, frustrado y confundido, no pudo más que aceptar la astucia y la integridad de Surro Sanke. El héroe no solo había evitado las trampas, sino que también había demostrado su inquebrantable valor y honestidad. Y así, la leyenda de Surro Sanke creció aún más, como un árbol cuyas raíces se hunden profundamente en la tierra de su amado reino.
    El rey estaba furioso. Ninguna de sus trampas había dado resultado. No había manera de demostrar que Surro Sanke fuera o cobarde o mentiroso. El rey lo odiaba igual que siempre, tal vez incluso un poco más. Pero sobre

    • 11 min
    564. Perseo (Parte final - Milenials)

    564. Perseo (Parte final - Milenials)

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    Hoy terminamos la historia de perseo y sus aventuras que hemos venido narrando durante las ultimas cuatro semanas. 
     
    Había una vez un hijo de Zeus llamado perseo que en un careo con un rey llamado polidectes se comprometio a traer la cabeza de medusa para que este no se cazara con su mama, la bella Danae. Pues como hemos visto perseo paso por donde las grayas, por donde la ninfas y finalmente le corto la cabeza a la gorgona Medusa. Con ella se devolvió y pudo convertir al titan atlas en montanas y salvar a la bella andromeda de las garras de el monstruo  ketos que se la iba a comer cuando su madre casiopea y su padre cefeo la habían encadenado a una roca para que el dios poseidon no les siguiera inundando el terrenito llamado etiopia. Y todo esto sucedia sin despeinarse siquiera. El hombre era todo un héroe de película. Y continuamos con la historia. Pero antes un espóiler, para los seguidores de Perseo, casiopea y andromeda se les recomienda mirar las noches estrelladas que allí en lo alto están las tres constelaciones una junta a la otra. Estos si se pueden decir que se ganaron la inmortalidad. Todavía siguen siendo perseo y andromeda los power couple de la antigüedad.
     
    Pues resulta que perseo que estaba bien enamorado de la bella andromeda pudo matar a el tal Ketos y después de matar a Fineo el tio de andromeda porque este quería tirarle los perros a su enamorada se acordó que el tenía como un compromiso pendiente. Y que por estar de enamoradiso con su princesa se le iba como olvidando. Tenía que salvar a su mama Danae de las manos de polidectes. Y así que cogio camino para Grecia a la isla de serifos que realmente después de haber estado por allá en el estremo del mar ya era un camino corto. 
     
    Cogio pues a su andromeda y los que se van. 
     
    Después de algún corto tiempo ya que el hombre tenía sus alpargatas voladoras y a lo superman se fue volando bien acompañado y llegando a la isla corrio a la casa de dictis, donde supuestamente estaría su mama. Y encontró el rastro frio. Ni su madre ni Dictis estaban allí y este desesperado empezó a buscarlos desde el aire y de pronto vio que en un templo estaban escondidos. Bajando apurado les pregunto que porque estaban escondidos y ellos le dijeron que polidectes había entrado en su casa tratando de llevarse a danae por la fuerza y que ellos salieron a esconderse en el templo donde ni el se atrevia a entrar.
     
    Perseo al oír esto entro en colera y puso el hashtag….#tevoyaencontrar. 
     
    Y empezó a buscar por toda la isla hasta que vio una fiestonona donde se encontraba polidectes y sus amigotes. Perseo entonces se presento como si nada y le dijo
     
    Huy polidectes me contaron que estas muy falton y que en mi ausencia querias aprovecharte de mi mama. Pues yo ya fui y ya volvi. Así que póngala como quiera. 
     
    Polidectes se puso pálido y mando a llamar a todas sus tropas para que se le fueran encima a perseo. Pero este que ya no era el muchachito de hace un tiempo sino que se había convertido en tremendo héroe. Se paro y les dijo. 
     
    Se van a venir en manada, ustedes no son más que una chusma.  Vengan pues que aquí los espero paraito. Y salieron todos en gavilla y cuando se le iban a tirar encima, Perseo mete la mano en su mochila y fuaquete saca la cabeza de medusa.
     
    Y listo el pollo, todos inmediatamente quietos, como cuando los papas suyos siendo bien jóvenes jugaban estatua. Uno dos tres, estatua. Todos se convirtieron efectivamente en estatuas de piedra, incluyendo a Polidectes. 
     
    Y hasta allí llego el reinado de polidectes. Y volviendo a la casa dictis que pese a ser el hermano de polidectes era como su abuelo, lo nombro rey de Serifos y se preparo par

    • 9 min
    563. El otro mundo

    563. El otro mundo

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    Había una vez un grupo de personas que habían vivido cómodamente en un entorno que ellos consideraban el más seguro. Desde que habían nacido todos habían vivido en el mismo lugar, comían en el mismo lugar, se divertían en el mismo lugar y dormían en el mismo lugar. En fin todos en aquel grupo eran felices ya que nada les faltaba y todos sus necesidades eran cubiertas todos los días. 
     
    Se podría decir que estas personas vivían una vida aburrida, pero ellos no necesitaban nada adicional a lo que ya conocían. Todos los días una figura amable les traía su comida y todos se sentaban a comer y a compartir las experiencias del día. Obviamente para ese grupo de personas las experiencias del día eran muy básicas. Pero aún así como buenos seres humanos siempre encontraban algún tema de que hablar y también encontraban forma de reír con lo poco que conocían del mundo. 
     
    Todos pues vivían en armonía. 
     
    Pero un día. Un día aciago algo sucedió que dañaría la convivencia de este grupo de personas. Uno de las personas del grupo estaba plácidamente dormida cuando de pronto una voz que ciertamente conocía y que le era familiar le dijo. 
     
    Hermano…. Somos victimas. Nos han estado engañando. Todo lo que conocemos es una gran mentira 
     
    De que hablas respondió el hombre que recién despertaba. Déjame dormir. 
     
    De veras le insistió el otro. Te puedo jurar que todos vivimos en la oscuridad. El mundo esta lleno de cosas que no conocemos. 
     
    El hombre se levanto y tomando de el cuello a su amigo le dijo. Te lo digo. Déjame dormir. No estoy interesado en nada que me puedas contar. Yo vivo en el mundo perfecto. No tengo de que preocuparme y mi sustento diario me lo entregan directamente, puntualmente. Así que no me hables de otras cosas. 
     
    Mientras esto sucedía los otros integrantes del grupo vieron como los dos hombres ya estaban alterados y empezaron a acercarse para tratar que ambos se calmaran. 
     
    El jefe del grupo se acercó y tratando de mediar les pregunto que por que estaban discutiendo. 
     
    El hombre que había estado dormido dijo que de repente su amigo le había dicho que el estaba viviendo una mentira. Que el era el poseedor de la verdad absoluta y que todos debían escuchar su versión del mundo. 
     
    Extrañado el jefe se dirigió al joven y le pregunto porque decía que todos vivían en una mentira.
     
    El joven respondió que un ser extraño lo había llevado más allá de los confines del mundo y que había visto otra dimensión en la que todo lo que ellos conocían era diferente. 
     
    Diferente, pregunto el jefe. Como es posible que todo lo que nosotros conocemos pueda ser diferente, mira con tus propios ojos tu realidad y dime como puede haber otra realidad. 
     
    El joven trato de explicar lo que había visto cuando ese ser extraño lo llevo a otro mundo. Le hablo de que había visto seres diferentes, que había experimentado olores y colores diferentes y que gracias a eso su mente era ahora más brillante. Que le daba pena la vida que había tenido anteriormente y que no podría vivir así. Que no podría ser feliz como antes. 
     
    Las palabras del joven resonaron en toda la comunidad. 
     
    Loco…. Dijeron algunos. Embustero dijeron otros. Nos trata de engañar para obtener algún beneficio. 
     
    El consejo de residentes inmediatamente convoco a una reunión urgente en la cual se discutiría que medidas se tomarían contra este joven que estaba amenazando la paz y la tranquilidad de la comunidad. 
     
    Inmediatamente los más fuertes se abalanzaron sobre el joven y atrapándolo lo llevaron frent

    • 8 min
    562. Perseo y Andromeda (Cuarta Parte - Milenials)

    562. Perseo y Andromeda (Cuarta Parte - Milenials)

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    Bienvenidos a había una vez.. Hoy tenemos la cuarta parte de la historia de Perseo. La semana anterior teníamos a Perseo cortándole la cabeza a medusa, la cual guardo con cuidado en su morral y pisándose para que no lo mataran las otras gorgonas. Así que vamos pues. 
     
    Había una vez un joven griego en la antigua Grecia que para salvar a su mama de casarse con el tirano polidectes debía traer la cabeza de la medusa. Después de pasar por donde las grayas de un solo ojo y un solo diente y de haber pasado de lo más de bueno con las ninfas llego al palacio de las gorgonas y usando el escudo para que no lo vieran directamente le corto la cabeza a medusa la enmochiló y se fue como alma que lleva el diablo. Hasta allí habíamos contado. 
     
    Resulta pues que Perseo salió en bombas de humo de aquel palacio y las otras dos gorgonas se quedaron viendo el chispero ya que Perseo utilizando las zapatillas voladoras literalmente se les piso. 
     
    Y cogió rumbo este hacia la isla donde estaba su mama y el viejo polidectes. Cuando llego a lo que hoy es el estrecho entre España y África, decidio dormir allí ya que las aventuras del dia lo habían dejado muy cansadito. 
     
    Así que llego a lo que hoy es el norte de África y toco a las puertas de el amo y señor de esas tierras. El nada más y nada menos que el titan atlas que había sido expulsado por Zeus cuando la batalla con los titanes y lo mando al extremo del mediterráneo y lo obligo a sostener el mundo en sus hombros. Al menos eso dicen aunque yo honestamente no creo que lo hiciera ya que es un contrasentido que estuviera sosteniendo el mundo y al mismo tiempo viviendo en el. O sea algo aquí esta fallando. 
     
    Bueno el punto es que Atlas, que además era el papa de las pléyades, que algún día hablaremos de ellas, vivía en sus tierras y tenía un bello jardín de manzanas de oro. Una huerta de lo más linda y que no quería compartir con nadie. Cuando Perseo le toco la puerta y le dijo que era hijo de Zeus, Atlas se pego que mosqueada tan terrible ya que años antes el oráculo (siii de nuevo el oráculo) le había dicho que un hijo de Zeus le robaría las manzanitas de oro que con tanto juicio había sembrado y cuidado. 
     
    Atlas decidio que este era el hijo de Zeus del que le habían advertido y todo bejuco le dijo. 
     
    Nooo papito aquí no entra, Así que más bien va ahuecando el ala y se me va de aquí. 
     
    Y Perseo que como hemos visto era bastante creidito se delico y se ofendio. Y furioso le dijo a Atlas.
     
    Y es que te vas a meter conmigo…. Mira lo que te tengo. E inmediatamente saco de su zurrón la cabeza de medusa y poniéndosela  en la cara misma de aquel gigante lo convirtió en roca dura y maciza. Recordemos que si medusa miraba a alguien este se convertía en piedra. Pues esto le paso a atlas. Se convirtió en una mole gigantesca de piedra y rocas y hoy la conocemos como los montes atlas que están en el norte de África entre marruecos, algeria y tunes. Y de ahí viene además el nombre de atlántico. En fin el gigante termino hasta de lo más conocido y celebre. 
     
    Continuando por Perseo este se sintió ya más valiente y siguió volando rumbo al este. Y llegando a lo que hoy conocemos como etiopia ve en el horizonte una gran roca y mirando como de refilón ve que en la roca esta atada una mamacita divina divina. El que llevaba días viajando y enfrentando monstruos no podía creer que allí en una roca abandonada estuviera semejante belleza. Así que se dijo a si mismo. Mi mismo tengo que saber cual es el maní con esta muchachota. 
     
    Aquí voy a a abrir un paréntesis, la muchacha se llamaba Andrómeda y era hija de el rey de los etíopes llamado Cefeo que era de lo más feo y de Casiop

    • 10 min
    561. Finn el duende curioso (Infantil)

    561. Finn el duende curioso (Infantil)

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    Había una vez un duende curioso llamado Finn que habitaba en un bosque encantado. A diferencia de sus compañeros, que preferían quedarse cerca de sus honguitos y esconderse de los humanos, Finn anhelaba explorar más allá de los límites del bosque.
    Un día, mientras los rayos dorados del sol se filtraban entre las hojas de los árboles centenarios, Finn decidió aventurarse más allá de los árboles familiares. Siguió un sendero estrecho, donde las sombras se alargaban y los sonidos del bosque se volvían más misteriosos.
    En su búsqueda de lo desconocido, Finn encontró una puerta tallada en el tronco de un antiguo árbol. La puerta estaba cerrada, pero una inscripción en ella decía: “Solo los curiosos pueden entrar”. El corazón de Finn latía con emoción. ¿Qué secreto se ocultaba detrás de esa puerta?. De pronto se pregunto…. Podre yo entrar…. De pronto recordó lo que su madre le decía….. tu eres el mar curioso de los duendes del bosque.
    Si…. Yo podre entrar se dijo Finn. 
     
    Con un toque de su dedo diminuto toco la puerta con la certeza de que el seria el elejido, De pronto con un sonido misteriosos la puerta se abrió lentamente. Ante él se extendía un sendero luminoso, rodeado de flores que brillaban como estrellas. 
     
    Wow dijo Finn…. Es un camino dentro de una arbol del bosque…. Esto debe ser lo más fantástico que yo he visto en mi vida. Finn no pudo resistirse y se adentró en el camino.
    El bosque encantado se transformó a su alrededor. Los árboles parecían cobrar vida y algunos de ellos le guiñaban un ojo mientras el caminaba, las hojas de los arboles le  susurraban historias antiguas y las luciérnagas danzaban en torno a él formando un cielo lleno de estrellas. Finn se maravilló ante la belleza y la magia que lo rodeaba. 
    A medida que avanzaba, encontró criaturas inusuales: hadas traviesas, gnomos parlantes y árboles sabios. Cada uno tenía una historia que contar y un enigma que resolver. Finn a medida que se sumergía en el bosque encantado iba encontrando más misterios, acertijos y secretos. Y por cada uno de ellos debian usar su inteligencia y su curiosidad para entenderlos y resolverlos. Finn se encontraba así en un mundo que lo motivaba a participar. Recordo que gracias a que cuando era niño había leído mucho podía resolver todos los misterios. Agradecio a su mama que desde bebe le leia y a los libros que disfrutaba leyendo
    Un día, llegó a un claro donde un árbol ancestral se alzaba majestuoso. Su corteza estaba cubierta de símbolos magicos. Finn sabía que este árbol guardaba la respuesta a su mayor enigma.
    Con manos temblorosas, tocó la corteza rugosa. Los símbolos  cobraron vida y formaron palabras en su mente: “La curiosidad es la llave que abre todas las puertas”. Finn sonrió. Había encontrado su respuesta a la pregunta que se hacia desde que era muy joven. Siempre había sido curioso y ahora veía como esto le permitía vivir en un mundo maravilloso. 
    Desde entonces, el duende curioso se convirtió en el guardián del bosque encantado. Guiaba a otros curiosos a través de las puertas secretas y les enseñaba que la magia y los enigmas estaban en todas partes, esperando a ser descubiertos por aquellos dispuestos a mirar más allá.
    Y así, Finn vivió felizmente en el bosque, rodeado de misterio y maravilla. Su curiosidad nunca se desvaneció, y su corazón siempre latía al ritmo de los secretos que aún quedaban por descubrir

    • 6 min
    560. Pescador, Lucero y Rio

    560. Pescador, Lucero y Rio

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    Hoy tenemos un cuento basado en una canción llamada pescador, Lucero y rio de Silva y Villalba. Se las recomiento. 
     
    Había una vez un pescador que vivía en un pequeño bohío de madera y paja. El pescador tenía siempre la misma rutina. Cuando el sol había caido sobre el horizonte y los colores de la noche comenzaban a tomar forma en el firmamento, el pescador se preparaba para la labor nocturna de salir a tirar la atarraya que siempre lo acompañaba.
     
    La atarraya había estado con el como única compañía desde que su familia lo había abandonado y el se había quedado solo. Ta atarraya era pues para el la herramienta que le servia para tomar el sustento diario  y para con los excedentes  poder subir al pueblo y comprar algunos viveres. 
     
    Aquella noche, como todas las noches el barquero simplemente se coloco su camiseta raida por el uso diario y una pantaloneta desteñida que ya había abandonado sus colores hace muchos años. Tomando un balde de plástico, se dirigió a la oriya del rio que deambulaba plácidamente por la región. Su bohío estaba a escasos metros de aquel rio y podía sentir el suave murmullo que este producia cuando acariciaba las piedras de la orilla. 
     
    Aquel pescador tenía su barca al lado mismo de su humilde bohío y después de salir de el tomaba el frente de la barca y jalándola la arrastraba hasta que esta empezaba a sentir el movimiento del rio. Después de colocarla enteramente sobre las aguas calmas levantaba el bulto con la atarraya y lo dejaba caer pesadamente sobre los maderos desgastados y grises de su barca. 
     
    Aquel día era otro día como cualquiera y la noche era otra noche como cualquiera. O al menos así creía el pescador. 
     
    Después de remar silenciosamente, el pescador y su barca se dirigían delicadamente a un meandro formado por el rio donde el pescador sabía que los peces más grandes se refugiaban para descansar durante la noche. Infinidad de noches había pasado anteriormente en el mismo lugar y sabía muy bien que era allí podría tirar las redes 
     
    Pero aquella vez algo sucedió totalmente diferente. La noche era brillante, con miles de estrellas reflejándose sobre aquel placido lugar del rio. Como de costumbre el barquero recogio la atarraya y la lanzo como solo un curtido pescador lo puede hacer. Aquel manojo de cuerdas se abrio como un gran abanico y suavemente se deposito en la superficie del agua. Con delicadeza pero con energía constante el barquero comenzó a recoger la red, pero algo le llamo la atención. El peso de la red era el mismo y ciertamente no había recogido ningun pez. Pero en la red había una luz que nunca había estado allí. Levantando la red la puso en su barca y abriendo las líneas de la red vio que en su red había atrapado un lucero. 
     
    Un lucero que antes estaba en el cielo y que reposaba en el agua junto con otros tantos miles de reflejos de las estrellas había quedado atrapado en uno de los dobleces de la red. El pescador que durante un sin numero de años había observado el titilar pálido de las estrellas rápidamente reconoció el origen. Tenía un lucero en sus redes. 
     
    De la alegría que esto le produjo, remo cautelosamente hasta la orilla de rio al frente de su bohío y con suavidad llevo la red hasta el interior de su hogar. Allí estiro la red de nuevo y dejo salir el lucero que sintiéndose libre subió a lo alto del bohío y desde allí ilumino aquella vivienda. 
     
    El Barquero no podía creer lo que veía. Su pequeño hogar que siempre había sido oscuro durante las noches al no tener más que un velón encendido ahora estaba iluminado en su totalidad con la más calidad de las luces que ser humano pudiera soñar. 
     
    Era tal la felicidad que ten

    • 6 min

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