Pensar en Voz Alta Thony Da Silva Romero

La mecanización del pensamiento conlleva el riesgo de crear ciclos repetitivos de enfoques y soluciones estandarizadas que, si no se abordan con precaución, puede hacernos caer en la trampa de aplicar soluciones predefinidas a problemas complejos sin tener en cuenta el contexto único de cada circunstancia, disminuyendo así, el valor de los esfuerzos y reduciéndonos a resultados subóptimos.

Los informes de sostenibilidad tienen el reto de ser claros, atractivos y útiles a las diferentes audiencias de nuestras organizaciones, generando así el impacto que, a través de la información contenida en él, permita a nuestros stakeholders conocer, apreciar y valorar los logros, avances y compromisos que hemos asumido como organización.

El fin de un año y el comienzo de otro, representa una oportunidad para la reflexión profunda en relación a nuestro rol en la construcción de futuro mejor, tanto individual como colectivo. Es un buen momento para reconectar con nuestra humanidad, con todo aquello que nos rodea, tiempo de acercarnos a esas personas que pesar de la lejanía quisieramos tener muy cerca, de admirar las bellezas cotidianas, y de reafirmar nuestro compromiso con la construcción de un mundo con mayor desarrollo, progreso y bienestar.
 
Así, con su episodio No. 50,  llegamos al final de la tercera temporada de “Pensar en Voz Alta”, agradeciendo a las miles de personas que se han tomado unos minutos para escuchar, y a quienes les deseo todo lo mejor en estas Navidades  y para el año nuevo que está por comenzar.

La influencia de las actividades humanas en el cambio climático es inequívoca, ocasionando un estado de calentamiento global a una velocidad sin precedentes. Las consecuencias, que ya se sienten alrededor del mundo, incluyen el aumento del nivel del mar, eventos climáticos más frecuentes y más extremos, todo ello, con serias repercusiones en la calidad de vida del ser humano que van, desde aumentar la inseguridad alimentaria y las muertes por contaminación, hasta impactos económicos por daños a la infraestructura y operación de entes públicos y privados, migración climática y reubicación de personas afectadas por desastres. La gestión de residuos es parte de ese  reto clave que tenemos para asegurar la sostenibilidad del planeta, conforme su aporte a esta problemática es significativa. 

Tener “gobierno corporativo” no necesariamente es garantía de tener “buen gobierno”, al igual que en la política, la existencia de un sistema de gobierno no es garantía de bienestar para quienes dependen de él. Gobierno corporativo supone, para toda organización, la capacidad de establecer claras estructuras, instancias y procesos para la toma de decisiones, que permitan lograr los objetivos previstos y, para ello, el diseño de los puntos de control que aseguren el cumplimiento de su plan estratégico y objetivos de negocio.

El frecuente riesgo de dispersión de recursos y esfuerzos desde el sector privado, diluye la  capacidad de ejecución y el impacto real y percibido de los aportes que desde allí se realizan a la sociedad. Por esta razón, existe la necesidad de alinear la implementación de estrategias de RSE con los esfuerzos locales, regionales y/o nacionales de todos los actores participantes, esto, con el objeto de maximizar las importantes contribuciones del sector privado que resultan en un factor clave para el desarrollo.