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Algo del evangelio quiere ayudarte a meditar cada día la palabra de Dios, que es viva y eficaz. La lectura del evangelio que nos propone la Iglesia día a día, va acompañada de un breve comentario, realizado por el Padre Rodrigo Aguilar, Diócesis de San Miguel, Buenos Aires, Argentina.

Algo del Evangelio - Padre Rodrigo Aguilar Algo del Evangelio

    • Religión y espiritualidad
    • 5.0 • 1 calificación

Algo del evangelio quiere ayudarte a meditar cada día la palabra de Dios, que es viva y eficaz. La lectura del evangelio que nos propone la Iglesia día a día, va acompañada de un breve comentario, realizado por el Padre Rodrigo Aguilar, Diócesis de San Miguel, Buenos Aires, Argentina.

    Marcos 11, 27-33 - VIII Sábado del Tiempo Ordinario

    Marcos 11, 27-33 - VIII Sábado del Tiempo Ordinario

    + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 11, 27-33

    Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?»
    Jesús les respondió: «Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?»
    Ellos se hacían este razonamiento: «Si contestamos: "Del cielo", él nos dirá: "¿Por qué no creyeron en él? ¿Diremos entonces: "De los hombres?"» Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: «No sabemos.»
    Y él les respondió: «Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.»

    Palabra del Señor.

    • 7 min
    Lucas 1, 39-56 - Fiesta de la Visitación de María

    Lucas 1, 39-56 - Fiesta de la Visitación de María

    + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 39-56

    María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó:
    «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor.»
    María dijo entonces:
    «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»
    María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

    Palabra del Señor.

    • 8 min
    Marcos 10, 46-52 - VIII Jueves del Tiempo Ordinario

    Marcos 10, 46-52 - VIII Jueves del Tiempo Ordinario

    + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 46-52

    Cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo -Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!». Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!»
    Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo.» Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Animo, levántate! El te llama.» Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.
    Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?».
    El le respondió: «Maestro, que yo pueda ver».
    Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

    Palabra del Señor.

    • 7 min
    Marcos 10, 32-45 - VIII Miércoles del Tiempo Ordinario

    Marcos 10, 32-45 - VIII Miércoles del Tiempo Ordinario

    + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 32-45

    Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a sus discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo. Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder:
    «Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos: ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y tres días después, resucitará.»
    Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.»
    Él les respondió: «¿Qué quieren que haga por ustedes?»
    Ellos le dijeron: «Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria.»
    Jesús le dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?»
    «Podemos», le respondieron.
    Entonces Jesús agregó: «Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados.»
    Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.»

    Palabra del Señor.

    • 8 min
    Marcos 10, 28-31 - VIII Martes del Tiempo Ordinario

    Marcos 10, 28-31 - VIII Martes del Tiempo Ordinario

    + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 28-31

    Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.»
    Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna.
    Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros.»

    Palabra del Señor.

    • 7 min
    Marcos 10, 17-27 - VIII Lunes del Tiempo Ordinario

    Marcos 10, 17-27 - VIII Lunes del Tiempo Ordinario

    + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10, 17-27

    Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?»
    Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.»
    El hombre le respondió: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud.»
    Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.» El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
    Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!» Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: «Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios.»
    Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros:
    «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
    Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible.»

    Palabra del Señor.

    • 8 min

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