Historiarum 101 Tatiana Cruz

¿Es posible tener equilibrio entre nuestros gustos y obligaciones? Habrán varias personas, quienes podrán dar fe que para conocer la respuesta a esta pregunta, puede ser un viaje a lo mas bajo de nuestro propio ser, dejándonos perder a nosotros mismos, en los mas grandes abismos de carencia que tratamos de llenar desesperadamente, para poder encontrar que no se ha saciado nada, si no se ha encontrado el valor y experiencia del autocontrol.

La violencia es propia de todos los seres vivos, pero sólo nuestra, como humanos, la capacidad del autoengaño, de herir a otros no sólo física sino también mentalmente. Nos hemos dotado con capacidades para causar desesperación y dolor en los puntos mentales y corporales más débiles. Solo nuestra es la capacidad de amar a quien nos lastima de todas las formas posibles. Engañar y herir de gravedad a personas conocidas y extrañas por igual. Ningún caso de violencia se puede catalogar como clásico o típico y hoy conoceremos los detalles de cómo podemos herir, y herirnos a nosotros mismos.

Hay recuerdos que nos quedan tan grabados, aquellos que forman lo que somos; cuanto más profundas, son las cosas que vivimos con nuestros padres y las experiencias que hemos vivido con ellos. Siempre, sin excepción, nos dejan un legado, que podemos aceptar, o no... las acciones de nuestros padres no necesariamente nos definen, pero si nos enseñan. Y de eso se trata nuestra historia del día de hoy.

Hemos interiorizado que el hombre es el que golpea, tan naturalizado está esto en nuestras vidas, que no hemos notado que desde siempre han existido hombres que soportan también malos tratos y violencia de sus parejas. ¿Qué se puede decir de una mujer que golpea a un hombre?, ¿También hay hombres que se quedan en su relación por amor?, ¿Los hombres también son objeto de maltrato físico y emocional?, de eso se trata nuestro capítulo de hoy.

Desde siempre la necesidad ha sido la madre de las soluciones y como antaño, el comerciar con el placer sexual representa una salida viable y rentable para cumplir con las obligaciones o deseos, sin embargo todo tiene un costo diferente para todos.

Crecer en la adversidad no es un talento nato. Perdonar es un proceso consiente. La vida no va a dejar de golpearnos. Son algunas lecciones que se espera aprender de nuestros padres y siendo latinos, conocemos de cerca el abandono que está tan arraigado en nuestra cultura, hoy conoceremos las lecciones que los hijos pueden darle a sus padres.