Relatos y pensamientos Cristóbal Holzapfel

Según Nietzsche la muerte no hace sino corroborar que somos criaturas imperfectas en perpetua búsqueda de la perfección, y que vivimos de negarnos y contradecirnos a nosotros mismos.

La pregunta por una genuina acción, que no el activismo que impera en el mundo, acompaña a la filosofía desde antiguo. Sin embargo, cuando el error es tan grande como el de que Heidegger se decidiera por el nacismo, no basta decir simplemente que errare humanum est, y que también el filósofo puede equivocarse.

Nietzsche mira con envidia y nostalgia a la vaca que pasta en el potrero, completamente sumida en el instante, en un perpetuo presente, sin noción alguna y olvidada de lo pasado como de lo futuro. Similar experiencia tiene el niño cuando juega. Y ese instante que se eterniza, se liga a la par con la felicidad.

La historia comparte con las ciencias naturales el estar remitida a un flujo, un acontecer, un continuum, a saber, precisamente de los hechos históricos, e igual además que, como ocurre con las demás ciencias, nos valemos de todo un conjunto de elementos dicontinuos, conceptos y categorías, para dar cuenta de ello.

Titulado en alemán: "Unzeitgemässe Betrachtungen", esto es, fuera de tiempo, de lo que vale y mueve en un época. Al mismo tiempo, se justifica la traducción como 'intespestivo', en la medida en que aquello "extemporáneo" trastorna nuestras concepciones asentadas, acomodadas y anquilosadas.

Nietzsche advierte sobre el extravío que provocan los estudios historiográficos, cuando se fomenta únicamente la erudición, siendo así ajenos a la vida. Por otra parte, le preocupa hasta tal grado que la historia nos abra el camino futuro que hace provenir la historia desde lo a-histórico, esto es, de espaldas al pasado.