5 min

Martes, 21 de mayo de 2024 Voces en On | HAKUNA

    • Religión y espiritualidad

Mc 9, 30-37 • El Hijo del hombre va a ser entregado

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

-----------------------

¡Mamá, mamá! ¡hoy ha sido un día genial!

Estábamos el grupillo de siempre jugando a las afueras y les hemos visto venir de lejos. Eran extranjeros, un grupo grande. Venían escuchando a uno de ellos con mucha atención. Teníamos mucha curiosidad, así que nos acercamos... ¡no te enfades!

Les seguimos observando a escondidas, pero el hombre que hablaba era muy listo y me vió enseguida. ¡Pero no nos riñó ni nos echó la bronca! ¡Nos dijo que le acompañáramos y le enseñáramos cómo entrar en la ciudad!

Mamá, no te puedes enfadar porque de verdad era un hombre muy bueno.

Les llevamos por los caminos más cortos mientras hablábamos y les explicábamos qué era cada edificio, como buenos cafarnaitas. El hombre nos escuchaba muy atentamente, aunque me di cuenta de que sus acompañantes dejaron de hacernos caso. En algún momento nos dirigimos a alguno de ellos para incluirles de nuevo en la visita, pero nada, mamá. Estaban en su propia discusión y parecía que hasta les molestáramos. No sé, los niños notamos esas cosas.

Pero el hombre bueno estaba encantado y nos iba haciendo preguntas sobre la ciudad y nosotros. Nos contó que era carpintero y que sabía hacer mesas y bancos. Se rió mucho con nosotros, con nuestras bromas y tonterías. ¡Y hasta se animó a jugar con alguno de nuestros juguetes!

¿Qué adulto hace eso?
Me di cuenta de que Él también nos observaba. Veía cómo nos impacientábamos por hablar con Él e incluso nos pisábamos unos a otros por hacerlo. Veía también a los más callados del grupo que no se atrevían a hablar. De alguna forma, nos veía a todos y nos comprendía.

Y entonces, se volvió a su grupo. Parece que Él también quería que participaran en nuestras cosas.

Miradas bajas.
Tenían la misma cara que pongo yo cuando me pillas siendo travieso.

Y entonces sucedió algo increíble, mamá.
Me miró y me llamó otra vez.
Yo estaba pensando en todas estas cosas. Sonrió y me dijo que me acercara. Cuando lo hice, me dió un abrazo y me dijo que muchas gracias por haber estado un rato con Él y haberle enseñado la ciudad. Yo me quedé un poco descuadrado, porque en realidad, los que mejor nos lo habíamos pasado ¡éramos mis amigos y yo! Pero le devolví el abrazo y le dije que volviera cuando quisiera.

Poco después se despidió de todos nosotros y siguieron su camino. Nos volvimos en silencio, ahora pensábamos todos. Creo que estábamos un poco tristes, mamá, porque ya echábamos de menos a nuestro nuevo amigo.

Entonces miré al frente y vi a lo lejos el mercado. Alguien gritó: "¡carrera!" Y echamos todos a correr entre risas. La alegría volvió tan rápido como se había ido.

Mc 9, 30-37 • El Hijo del hombre va a ser entregado

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

-----------------------

¡Mamá, mamá! ¡hoy ha sido un día genial!

Estábamos el grupillo de siempre jugando a las afueras y les hemos visto venir de lejos. Eran extranjeros, un grupo grande. Venían escuchando a uno de ellos con mucha atención. Teníamos mucha curiosidad, así que nos acercamos... ¡no te enfades!

Les seguimos observando a escondidas, pero el hombre que hablaba era muy listo y me vió enseguida. ¡Pero no nos riñó ni nos echó la bronca! ¡Nos dijo que le acompañáramos y le enseñáramos cómo entrar en la ciudad!

Mamá, no te puedes enfadar porque de verdad era un hombre muy bueno.

Les llevamos por los caminos más cortos mientras hablábamos y les explicábamos qué era cada edificio, como buenos cafarnaitas. El hombre nos escuchaba muy atentamente, aunque me di cuenta de que sus acompañantes dejaron de hacernos caso. En algún momento nos dirigimos a alguno de ellos para incluirles de nuevo en la visita, pero nada, mamá. Estaban en su propia discusión y parecía que hasta les molestáramos. No sé, los niños notamos esas cosas.

Pero el hombre bueno estaba encantado y nos iba haciendo preguntas sobre la ciudad y nosotros. Nos contó que era carpintero y que sabía hacer mesas y bancos. Se rió mucho con nosotros, con nuestras bromas y tonterías. ¡Y hasta se animó a jugar con alguno de nuestros juguetes!

¿Qué adulto hace eso?
Me di cuenta de que Él también nos observaba. Veía cómo nos impacientábamos por hablar con Él e incluso nos pisábamos unos a otros por hacerlo. Veía también a los más callados del grupo que no se atrevían a hablar. De alguna forma, nos veía a todos y nos comprendía.

Y entonces, se volvió a su grupo. Parece que Él también quería que participaran en nuestras cosas.

Miradas bajas.
Tenían la misma cara que pongo yo cuando me pillas siendo travieso.

Y entonces sucedió algo increíble, mamá.
Me miró y me llamó otra vez.
Yo estaba pensando en todas estas cosas. Sonrió y me dijo que me acercara. Cuando lo hice, me dió un abrazo y me dijo que muchas gracias por haber estado un rato con Él y haberle enseñado la ciudad. Yo me quedé un poco descuadrado, porque en realidad, los que mejor nos lo habíamos pasado ¡éramos mis amigos y yo! Pero le devolví el abrazo y le dije que volviera cuando quisiera.

Poco después se despidió de todos nosotros y siguieron su camino. Nos volvimos en silencio, ahora pensábamos todos. Creo que estábamos un poco tristes, mamá, porque ya echábamos de menos a nuestro nuevo amigo.

Entonces miré al frente y vi a lo lejos el mercado. Alguien gritó: "¡carrera!" Y echamos todos a correr entre risas. La alegría volvió tan rápido como se había ido.

5 min

Top podcasts de Religión y espiritualidad

Paramita
Paramita, Centro Budista Sakya
10 minutos con Jesús
10 Minutos con Jesús
Meditación Guiada | Meditaciones Guiadas | Meditar | Relajación | Sí Medito | En Español
Rosario Vicencio - Guía de meditación, reiki master y coach de bienestar.
Meditaciones diarias
Jose Brage
L'ofici de viure
Catalunya Ràdio
Opus Dei
Opus Dei