7 episodios

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Un Mensaje a la Conciencia ahp@conciencia.net (Hermano Pablo y Carlos Rey)

    • Religión y espiritualidad
    • 5,0 • 2 valoraciones

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

    Lumbreras legendarias

    Lumbreras legendarias

    La luna se moría de las ganas de bajar a la tierra para probar las frutas y bañarse en algún río. Si no hubiera sido por las nubes, tal vez no habría podido darse el gusto. Pero desde la puesta del sol hasta que éste volvió a asomarse, las nubes cubrieron el cielo para que nadie se diera cuenta de la ausencia de la luna.

    Esa noche en la tierra la disfrutó como ninguna otra. La luna paseó por la selva del alto Paraná, degustó exquisitos sabores y conoció misteriosos aromas. Pasó todo el tiempo que pudo nadando en el río. Hubiera sido más prolongado de no haber necesitado que un viejo labrador la salvara dos veces. Más tarde el mismo anciano degolló con su cuchillo a un jaguar que estaba por clavarle los dientes en el cuello. Y cuando la luna tuvo hambre, la llevó a su casa. «Te ofrecemos nuestra pobreza», le manifestó la mujer del labrador, y le sirvió unas tortillas de maíz.

      La siguiente noche la luna se asomó desde el cielo a ver cómo se encontraban sus nuevos amigos. Era fácil localizar la choza porque el viejo labrador la había construido en un claro de la selva, lejos de las aldeas. Allí vivía como desterrado, sólo acompañado de su mujer y su hija. Pero esa noche la luna descubrió que no les quedaba nada que comer, pues aquellos humildes campesinos le habían ofrecido a ella las últimas tortillas de maíz. Así que iluminó el sitio con centenares de vatios y les pidió a las nubes que dejaran caer, alrededor de la choza, una llovizna muy especial.

    Ya para el amanecer habían brotado en ese terreno unos árboles desconocidos. Las hojas de color verde oscuro no alcanzaban a ocultar sus hermosas flores blancas. La hija del viejo labrador se convirtió en su dueña y protectora. Por eso jamás murió, sino que anda por el mundo ofreciéndosela a los demás. La planta que les ofrece es la yerba mate, que despabila a los dormidos, reforma a los ociosos y solidariza a los extraños.1

    Esa leyenda guaraní refuerza un consejo bíblico que muchos hemos dejado de acatar debido al peligro que representan los extraños. El consejo es éste: «Sigan amándose unos a otros fraternalmente. No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.»2 Con todo, lo que más debiera preocuparnos no es la posibilidad de hospedar a un ángel o a la luna legendaria, sino la posibilidad de alojar en el corazón al Señor Jesucristo, que es superior a los ángeles3 y es una lumbrera de miles de vatios de potencia. En el Apocalipsis, San Juan describe al Hijo de Dios como la lumbrera de la Nueva Jerusalén, ciudad que, a pesar de medir casi cinco millones de metros cuadrados, «no necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina».4 Pero Juan también representa a Cristo como quien está a la puerta de nuestro corazón pidiendo entrada. Más vale que le abramos la puerta, para que se cumpla en nosotros lo que le prometió a la iglesia de Laodicea: «Si alguno oye mi voz y abre la puerta —afirma el Señor—, entraré, y cenaré con él, y él conmigo.»5

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Eduardo Galeano, Memoria del fuego I: Los nacimientos, 18a ed. (Madrid: Siglo XXI Editores, 1991), pp. 34-35.


    2
    Heb 13:1-2


    3
    Heb 1:4


    4
    Ap 21:23


    5
    Ap 3:20

    • 4 min
    «Nuestro hijo de once años es depresivo»

    «Nuestro hijo de once años es depresivo»

    En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

    «Mi esposa me comenta que una vecina, en sus labores de pasantía de psicología, le hizo unas pruebas y determinó que nuestro hijo de once años es depresivo, y hasta [él le] comentó que era mejor suicidarse. [Mi esposa] tiene antecedentes con situaciones mentales, y... entiendo que debo realizar unas gestiones de mejora para contrarrestar esta situación de mi primogénito.»

    Este es el consejo que le dimos:

    «Estimado amigo:

    »El comentario de su hijo acerca de suicidarse es una grave advertencia de peligro. No quiere decir necesariamente que él lo haría, pero usted no puede correr ese riesgo. Le instamos a que lleve a su hijo en seguida a una consulta médica. Después que el médico examine a su hijo, le dirá qué medidas debe tomar usted. Es posible que le recomiende un psiquiatra o un psicólogo, y que le recete algún medicamento. Por el bien de su hijo, esfuércese por hacer lo que el médico le indique.

    »Si bien reconocemos que un reducido número de niños y de adultos son capaces de mencionar el suicidio con el fin de manipular a los demás, es muy importante que semejante amenaza siempre se tome en serio. Antes de que conociéramos a nuestra hija adoptiva, ella trató de suicidarse cortándose las venas. La niña sólo tenía diez años en aquel entonces, y vivía en un hogar de crianza. Había perdido toda esperanza en sus padres biológicos, y se sentía prisionera del sistema administrativo de hogares de crianza. No sabemos con certeza si ella de veras quería morir, o si la desesperación la llevó a tal extremo; pero lo cierto es que fue a parar a la sala psiquiátrica de un hospital para niños. Fuera o no en serio su intento de suicidio, ella recibió ayuda médica, y los funcionarios del sistema comenzaron de inmediato a buscar a una pareja que estuviera dispuesta a adoptarla a ella junto con su hermano.

    »... La depresión clínica es... una grave enfermedad que tiene que ver con el desequilibrio de sustancias químicas en el cerebro.... Las sustancias químicas negativas predominan y hacen que pierda toda esperanza....

    »Además de seguir al pie de la letra el consejo de un médico, le recomendamos que le recuerde de continuo a su hijo que usted lo ama y que siempre estará a su disposición, ya sea para escucharlo o para jugar con él. Si su hijo está teniendo dificultades en la escuela, comuníquese a menudo con sus maestros para que él sienta el apoyo que necesita para triunfar en los estudios. Busque una iglesia en la que haya niños y jóvenes que tengan una relación personal con Cristo, y asista a esa iglesia con frecuencia acompañado de su familia. Y asegúrese de que su hijo tenga oportunidades de participar en actividades que le gustan y en las que haya modelos de conducta positivos.

    »Pídale a Dios que le dé la sabiduría que usted necesita, y Él le responderá,

    »Linda y Carlos Rey.»

    El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa el enlace que dice: «Caso 91» dentro del enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos».

    Carlos Rey
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    www.conciencia.net

    • 4 min
    Ratoneras de la vida

    Ratoneras de la vida

    Largo rato atisbó la llegada de la joven. Sabía que todas las noches, a las diez en punto, regresaba del trabajo. Era una joven bella, atractiva, verdadera flor de Málaga, España. Tal como él lo esperaba, la joven llegó. Tan pronto como ella abrió la puerta y entró, él se abalanzó sobre ella.

    Sin embargo, las cosas no salieron bien. José Olmedo, el asaltante, se vio en una ratonera. La señorita alcanzó la puerta de su apartamento y escapó. Olmedo se encontró de pronto en una situación difícil. Ninguna puerta se abría a menos que pulsara el código. Dentro del vestíbulo del gran edificio de apartamentos, el joven, de veintidós años, fue arrestado por la policía.

    Le llamamos «ratonera» a una situación que no tiene solución. También se le llama «callejón sin salida» y «punto sin retorno». Se trata de una de esas condiciones imposibles de la vida. La gran mayoría de ellas, como en el caso de Olmedo, las producimos nosotros mismos con nuestros errores y nuestros excesos. Pero a veces, por esas situaciones ingobernables de la existencia, se producen solas. En todo caso, son circunstancias que nos atrapan en una ratonera de la vida, sin puerta de escape, sin socorro y sin protección.

      ¿Realmente hay ratoneras? ¿Hay situaciones insolubles? No, no las hay. Cuando todo recurso se ha agotado, siempre queda Dios. Y no es que Dios haga caso omiso del pecado. Él cambia el corazón humano. Su invitación es franca, firme y segura. He aquí las palabras de Cristo: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28).

    Nuestro mayor problema no es un callejón sin salida. Es el no acudir a Dios cuando todas las puertas se han cerrado. O tratamos, debido a nuestro orgullo, de resolver nuestro propio dilema, hundiéndonos más en el problema, o cedemos a la depresión que, para colmo de males, nos lleva a considerar el suicidio. Solos no podemos salir de la ratonera.

    Sin embargo, Jesucristo espera nuestro clamor. Él está siempre listo para socorrernos y quitar las angustias que nos consumen. La vida siempre nos va a presentar situaciones imprevistas, problemas, al parecer, insolubles. Vivimos en un mundo lleno de corrupción. Pero Cristo quiere ser nuestro Salvador.

    Pongamos nuestro problema en las manos de Dios. Entreguémosle a Él esa dificultad que nos está consumiendo. A Dios nada puede sorprenderlo ni amedrentarlo. Él es Dios, y puede socorrernos. Basta con que le digamos: «Entra, Señor, a mi corazón.»

    Hermano Pablo
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 min
    «¿Sería adúltero si me casara con ella?»

    «¿Sería adúltero si me casara con ella?»

    En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

    «Soy un hombre de treinta y seis años. Hace trece años conocí a la persona con la que vivo actualmente. Ella era casada cuando la conocí. Tenía tres hijos, pero estaba separada de su esposo. En ese entonces yo desconocía la Palabra de Dios. Ahora que soy seguidor de Cristo me doy cuenta de que no debí haber comenzado a tener una relación íntima con una mujer casada.

    »Tengo actualmente dos hijas con ella.... ¿Qué debo hacer? ¿Debo dejar esta relación, ya que sería adúltero si me llegara a casar con ella?»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimado amigo:

    »Su caso es muy complicado, y nos alegra que nos haya pedido consejo....

      »Si bien la Biblia dice que es adulterio tener una relación física con una persona que está casada con otra, también dice que es un pecado sexual tener una relación física con una persona con la que uno no se ha casado. Y eso es precisamente lo que usted ha estado haciendo durante los últimos trece años al vivir con la madre de sus dos hijas. Usted ha estado cometiendo un pecado sexual al no estar casado con ella. Sin embargo, la historia no termina ahí.

    »Usted menciona que pudiera casarse con ella. Eso nos hace pensar que ya ella no está casada con su esposo anterior y que ahora está en libertad de casarse con usted. Suponemos también que ella se ha convertido en seguidora de Cristo, tal como usted.

    »Nosotros creemos que el pecado que usted cometió antes de aceptar a Jesucristo como su Salvador fue perdonado y olvidado por completo cuando usted le pidió que quitara sus pecados. El apóstol Pablo enseñó: “Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!”1 Así que lo que usted hizo antes de conocer la verdad no es algo de lo que debe sentirse culpable ahora. Usted ha sido perdonado. La madre de sus hijas también ha sido perdonada si ella le ha pedido a Cristo que forme parte de su vida y perdone sus pecados.

    »Sin embargo, el problema es que usted está viviendo actualmente con una mujer con la que no está casado, y ese es un pecado sexual. ¡Pero eso se puede resolver muy fácilmente! Le recomendamos que se case esta misma semana. No tiene que haber una fiesta, ni una cena ni ropa elegante. Sólo hace falta que obtenga una licencia de matrimonio y que luego su pastor oficie una breve ceremonia privada con sólo miembros de la familia. Una vez que se hayan casado, podrán servir a Dios juntos sin vergüenza alguna.

    »Jesucristo entregó su vida en la cruz para que usted pudiera tener nueva vida en Él. No desperdicie ni un día más siendo culpable de los mismos errores que cometió en el pasado. Y no se deje tentar a posponer el matrimonio porque alguien piensa que casarse requiere de una fiesta.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El consejo completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 673.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    1Co 5:17 (NTV)

    • 4 min
    La leche y las relaciones humanas

    La leche y las relaciones humanas

    (Víspera del Día Internacional de la Leche)

    «Los años de mi infancia los vivo en distintos lugares de Buenos Aires. Cuando tengo cinco años nos mudamos a Bernal, un lugar apropiado para vivir en paz, lejos del ruido de la capital.

    »Hay muy pocas casas, la mayoría de ellas adornadas con jardines donde los chicos corretean cazando mariposas o detrás de una pelota de trapo rellena de papel y forrada en una media de mujer....

      »Las mañanas son todas iguales. El olor a café con leche me despierta muy temprano. Mi padre ya se ha ido al trabajo. Al rato se empiezan a escuchar los gritos de los vendedores ambulantes. Cada uno tiene su propio estilo, en especial el que vende leche al pie de la vaca. Es un vasco fornido, de bigotes enormes, que vende leche casa por casa, ordeñando la vaca frente a la mirada complaciente y pícara de los chicos que juegan en la calle.»1

    Así relata el artista Jorge Porcel algunas memorias de su infancia en su autobiografía titulada Risas, aplausos y lágrimas. Es realmente cautivadora esa imagen de la vaca del vendedor ambulante. Aquel vasco aprovecha el deseo de su clientela de asegurarse de que la leche que compra es fresca y no adulterada. Eso lo entendemos todos con facilidad, pues a más de medio siglo todavía tememos que la leche que consumimos haya sido adulterada, ya sea mezclada con agua o de otro modo.

    Si bien a todos nos preocupa la adulteración de la leche, no parece alarmarnos que lo mismo suceda con nuestras relaciones humanas más importantes. Cuidamos de que la leche que tomamos sea fresca, mientras que descuidamos nuestras relaciones al no mantenerlas al día. Así, por simple descuido, se van amargando nuestras relaciones conyugales, familiares y espirituales.

    No es posible exagerar la importancia que tiene mantener actualizada la relación con nuestro cónyuge, a la vista de todos, sin nada que ocultar. Si no la cultivamos a diario, terminamos anulándola. Lo mismo sucede con nuestros hijos. ¿Los amamos lo bastante como para interesarnos por su mundo, es decir, por sus amistades y los temas que los apasionan? ¿Les mostramos nuestro aprecio al conversar con ellos, escuchándolos y no sermoneándolos ni regañándolos nada más?

    ¿Y qué decir de nuestra relación con Dios, nuestro Padre celestial? Cuanto más fresca y entera, mejor ha de ser, no diluida por los quehaceres de esta vida como tanta leche que se vende por ahí. No nos conformemos, pues, con practicar nuestra relación con Dios apenas durante Semana Santa y Navidad. Mantengámosla al día, ya que es esa relación divina lo que más contribuye a que triunfen nuestras relaciones humanas.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1
    Jorge Porcel, Risas, aplausos y lágrimas (EE.UU.: Editorial Caribe, 1998), p. 7.

    • 4 min
    «He caído en una depresión inexplicable»

    «He caído en una depresión inexplicable»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una joven que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que la citáramos, como sigue:

    «Hasta hace como ocho meses yo era una persona muy estudiosa, pero hace unos cinco meses mi hermana cayó presa injustamente, y desde ese momento he visto un cambio muy drástico en mí. Ya no veo la vida de la misma manera. He tratado de suicidarme, pero no he podido. He caído por semanas en una depresión inexplicable. Sólo quisiera un consejo para salir de esta crisis y ser la misma de antes.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »¡Sentimos mucho lo que le pasó a tu hermana y cómo te ha afectado! La vida no parece justa, y si estuviéramos en tu misma situación, casi todos nos sentiríamos enojados y frustrados como tú. La sensación de impotencia es tan abrumadora que puede hacer que queramos darnos por vencidos. Además, como el enojo y la depresión con frecuencia van de la mano, es de esperarse que la depresión sea la emoción que parece estar afectándote más que cualquier otra.

    »Lo primero que dices es que antes eras estudiosa, y luego nos das a entender que ahora no lo eres. Ya sea que estés terminando la escuela secundaria o comenzando estudios universitarios, te está resultando difícil estar motivada para hacer tus tareas escolares. Y debido a que tu mente está consumida por problemas serios, el estudio tal vez no parezca tan importante como parecía antes.

      »Cuando tenemos la mente tan ocupada que se nos hace difícil lidiar con nuestra vida diaria y nuestras tareas, esa es una señal de que necesitamos ayuda profesional. El tratar de suicidarse es también una señal de que se necesita ayuda profesional. Te rogamos que hagas una cita con tu médica para contarle lo que te está pasando. No dejes de cumplir con lo que te ordene si te refiere a una especialista o te receta algún medicamento temporal que te ayude.

    »Hay una cadena de sustancias químicas que llevan a una persona del pensamiento al sentimiento, y luego de vuelta al pensamiento, y así sucesivamente. Con frecuencia se requiere de intervención médica para interrumpir la cadena, y a eso se debe que no hayas podido salir de la depresión por cuenta propia.

    »Esta situación con tu hermana en realidad me recuerda a Jesucristo, el Hijo de Dios. Él no le hizo mal a nadie, pero fue castigado de todos modos. Sin embargo, en el caso de Jesús, Dios permitió que sucediera a fin de que pagara por los pecados de toda la humanidad, incluso los tuyos y los míos. Jesús nunca había pecado, por lo que era el Único que cumplía los requisitos para pagar el castigo. Como resultado, todos los que seguimos a Cristo, creyendo que Él hizo eso por nosotros, no tenemos que pagar las consecuencias eternas de nuestro pecado.

    »Te recomendamos que leas el Caso 320 en www.conciencia.net para enterarte de otra joven que estaba sintiendo prácticamente lo mismo que tú y nos pidió un consejo.»

    Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 801.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 min

Reseñas de clientes

5,0 de 5
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eaochoar ,

Indispensable

Es un mensaje breve, sencillo y edificante. Mediante una historia real, los hnos. Pablo y Carlos, aplican eficazmente la Biblia. Estimulan al arrepentimiento y a la fe en Jesucristo. Un podccast imprescindible. Debes escucharlo cada día.
Ernesto Ochoa. España,

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