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Devocional Cristiano Doctrinal

Descansando en Dios Francisco Atencio

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Devocional Cristiano Doctrinal

    875 - Salmos. Alabanza en agradecimiento a Dios. Sal 18:1-2

    875 - Salmos. Alabanza en agradecimiento a Dios. Sal 18:1-2

    875 – Sal 18:1-2 – Salmos. Alabanza en agradecimiento a Dios.

    Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.

     

    El salmo 18 es casi un duplicado de 2Samuel 22, puede clasificarse como un himno de alabanza y como un salmo real. Fue escrito por David para agradecer a Dios por darle la victoria en todas sus luchas y pruebas. Pudo haber sido escrito a finales de la vida de David, cuando hubo paz. Alaba a Dios por sus obras gloriosas y sus bendiciones a través de los años de su vida. La promesa es que: “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a Él correrá el justo, y será levantado.” (Pr 18:10).

    I. Alabanzas iniciales de David (Sal 18:1-3). David inicia el salmo alabando a Dios y reconociendo sus atributos: “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía.” (Sal 18:1). El primer y mayor mandamiento es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.” (Mt 22:37). Ciertamente que una manifestación así de su amor debería constreñirnos. “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” (2Co 5:14-15). La elección de palabras que hace David tiene la intención de expresar una devoción muy intensa, como Pedro en Jn 21:15-17. Lo expone en el Sal 18:2-3 roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. La protección de Dios hacia su pueblo es ilimitada y puede tomar diversas formas. David caracterizó el cuidado de Dios mencionado sus atributos como símbolos militares. Dios es: (A1) Castillo, Fortaleza o lugar seguro donde el enemigo no nos puede seguir. (A2) Roca, la inmutable Roca de la eternidad es mi Dios, mi Roca, protección que no podrá ser movida por nadie que quiera dañarnos. (A3) Escudo que se interpone entre nosotros y el peligro. “Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.” (Zc 2:5) (A4) Fuerza de salvación, símbolo de poder y fuerza. (A5) Alto refugio, una torre por encima de mis enemigos. (A6) Libertador, nos libra, nos salva del enemigo del pecado y la muerte eterna. Estos atributos de Dios enseñan que, si necesitamos protección, busquemos, dependamos de Él: “Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.” (Sal 18:3). Alabamos nuestro Señor, a Cristo, porque es nuestro refugio: “Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco en tierra calurosa.” (Is 32:2).

    II. Las etapas de la vida de David (Sal 18:4-45). En los versos 4 al 45 David describe las diferentes etapas de su vida. A. En el pozo del peligro.  (Sal 18:4-19). Menciona su desesperación (Sal 18:4-5). “Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron.” (Sal 18:4). Dios fue su defensor contra el enemigo (Sal 18:6-15).  “Envió sus saetas, y los dispersó; lanzó relámpagos, y los destruyó.”  (Sal 18:14). Libertándolo de sus enemigos (Sal 18:16-19). “Me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.” (Sal 18:19). B. Es premiado por su santidad al llevar una vida de integridad ética (Sal 18:20-28).  Por guardar los principios de Dios (Sal 18:20-26). “Jehová me ha premiado conforme a mi justicia; conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado. Porque yo he guardado los caminos de Jehová, y no me aparté impíamente de mi Dios.” (Sal 18:20-21). Con los privilegios de la dirección divina (Sal 18:27-28). “Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas.” (Sal 18:28). C. Me

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    874 - Salmos. Bajo la sombra de tus alas. Sal 17:8

    874 - Salmos. Bajo la sombra de tus alas. Sal 17:8

    874 – Sal 17:8 Salmos. Bajo la sombra de tús alas.

    Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas,

    Solamente cinco Salmos usan “oración” en el título (Sal 17, 86, 90, 102, 142). Debe existir siempre una relación vital entre la oración y el testimonio. Aquellos que son más fuertes, constantes en la oración son los más aptos para dar el más poderoso testimonio. Algunos piensan que este salmo surgió cuando David era perseguido por Saúl en Maón (1Sa 23:26; 24:11). Los cánticos de David se igualan a sus oraciones. Se nota en el Salmo la teología del pacto, Dios es misericordioso y cumple su promesa. “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. “ (Sal 91:1). El salmista se preocupa por la integridad; pide que Dios le examine, que muestre su inocencia. Luego pide protección recordando a Dios como a un padre, a Jehová, que rodeó a Israel con su protección y lo guardó como a la niña de su ojo durante 40 años en el desierto: “Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo. Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas“ (Dt 32:9-11).

    I. Lo que se le pide a Dios. David ora pidiendo: 1. La atención de Dios. “Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor“ (Sal 17:1). Es por la gloria de su Nombre que Él da atención al clamor justo de sus hijos. Dios tiene un oído pronto para atender a “una causa justa“. Ninguna madre ni ningún médico pueden prestar una atención tan estrecha a nuestra necesidad como nuestro Padre celestial. “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias.“ (Sal 34:17). Los libra no significa que el justo no tendrá aflicción, angustias sino que Dios nos ayuda a pasar y salir de ellas. 2. Sustento divino. “Sustenta mis pasos en tus caminos “(Sal 17:5). Él sabe que no es del hombre dirigir sus pasos (Jer 10:23). Por medio de la ayuda de su mano llena de gracia somos preservados de tropezar. Nuestros pasos resbalarán cuando dejemos de apoyarnos en su fortaleza. Él puede guardar los pies de sus santos (1Sa 2:9). 3. Manifestación divina. “Muestra tus maravillosas misericordias “(Sal 17:7). Él ruega por una más plena revelación del carácter de Dios en su bondad, en su misericordia, en sus maravillosas misericordias. ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. (Sal 36:7). 4. Protección divina. “Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas“ (Sal 17:8). Serán verdaderamente guardados aquellos que están escondidos bajo la sombra de sus alas y guardados como la niña de sus ojos. Sus alas son largas y potentes, y está más celoso de sus ojos que de cualquier otra parte del cuerpo. El enemigo como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (1Pe 5:8) pero el poder de Dios son más que suficientes para salvarnos de “nuestros enemigos que buscan nuestra vida“. (Sal 17:9b). “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. “ (Stg 4:7). “Porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. “ (1Jn 4:4).

    II. El testimonio dado para Dios. El salmista nos asegura de que Dios: 1. Había probado su corazón. “Tu has probado mi corazón“ (Sal 17:3a). El corazón, tan propenso al engaño, tiene que ser tratado en primer lugar. La buena semilla solo es fructífera en un “corazón bueno y recto“ (Lc 8:15). 2. Le había visitado. “Me has visitado de noche“ (Sal 17:3b). El corazón es probado para que sea visitado en misericordia y gracia. Dios visita durante la noche del apacible reposo, en la noche de tinieblas y dolor. Él sabe cuándo visitar y qué traer. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y

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    873 - Salmos. La plenitud del gozo. Sal 16:11

    873 - Salmos. La plenitud del gozo. Sal 16:11

    873 – Sal 16:11 – Salmos. La plenitud del Gozo.

    Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.

    Este salmo 16 es una celebración del gozo que trae la comunión con Dios. El significado exacto de Mictam se desconoce, pero la septuaginta lo traduce como “estilografia”. Probablemente significa “tesoro escondido, corona de oro”.  De allí el nombre, el Salmo de oro de David. Otros nombres asignados son: La Joya de David, cántico notable, el Salmo del secreto precioso. Lo importante de este salmo es que David habla de Cristo como lo testifican el apóstol Pedro y Pablo en Hch 2:25; 13:35-38. Fue compuesto en tiempo de crisis, pero la crisis está eclipsada por la confianza en Dios. David estaba seguro que por conocer y confiar en Dios como su herencia en esta vida, podía confiar siempre en Él, aunque enfrentara la muerte. “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.” (Ro 8:18). “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte.” (Sal 48:14).

    1. Dios es nuestra herencia en la vida (Sal 16:1–8). “Guárdame, oh Dios, porque en ti he confiado.” (Sal 16:1). David con frecuencia ruega a Dios que lo proteja (Sal 17:8; 40:4; 41:9).  David conocía uno de los grandes nombres de Dios: “Guarda de los hombres” (Job 7:20). “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.” (Sal 16:2). David anunció su fe exclusiva en Jehová. Su declaración de fe era: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti. El apóstol Pablo poco antes de su partida a la eternidad testifica: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” (2Ti 1:12).  El salmista se complace con los que solo adoran al Dios vivo y verdadero: “Para los santos que están en la tierra, y para los íntegros, es toda mi complacencia. Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.“ (Sal 16:3-4). Dios ha llamado a su pueblo para ser una nación santa (Éx 19:6; 1Pe 1:16; 2:9), y el siervo de Dios reconocía que con ellos debía andar, con los fieles, santos servidores del Señor. Luego habla de las bendiciones divinas (Sal 16:5–6). Testifica: Jehová es la porción de mi herencia. Para él, Dios era todo lo que necesitaba para satisfacer su corazón mientras viviera. Además de ser su porción, Dios le había asignado una hermosa heredad. El salmista comparaba las bendiciones divinas con la mejor herencia que alguien pudiera recibir (Pr 10:22); reconocía que Dios le había permitido llevar una vida maravillosa y plena. Testifica de la seguridad que experimenta el creyente (Sal 16:7–8). Como resultado de todas las bendiciones, David alababa a Dios, porque dijo: me aconseja; aun en las noches me enseña (y por supuesto que también durante el día) y porque lo guiaba en forma segura. Bendeciré significa “hablar, decir bien de alguien”. Esta es la primera de veinticuatro veces en los Salmos que se dice que el Señor es “bendecido”. David sabía que nunca sería conmovido ni apartado de su camino de integridad y nada impediría disfrutar de las bendiciones que tenía al confiar en Dios. Esa es la fe que debemos tener en Dios como David y otros siervos del Señor como Moisés que “Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” (He 11:27).

    2. La plenitud del gozo de Dios (Sal 16:9-11). Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente; Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vi

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    872 - Salmos. El peregrino celestial. Sal 15:1

    872 - Salmos. El peregrino celestial. Sal 15:1

    872 – Sal 15:1 Salmos. El peregrino celestial.

    Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?

     

    Eres un ¿Peregrino terrenal o celestial?  Otro título para el Sal 15 puede ser: “El cántico del peregrino”, o “El cántico del ciudadano celestial”. Se hace una pregunta: “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?” (Sal 15:1; 24:3). Tabernáculo y monte santo son palabras intercambiables que describen el principal centro de la adoración: la morada de Dios. El salmista responde con diez características que deben pertenecer al peregrino celestial para permanecer en la comunión con Dios. Juan menciona algunos de estos peregrinos: “Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.” (Ap 7:14-15).  

    I. Es recto en su andar. “El que anda en integridad.” (Sal 15:2a). “El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo” (1Jn 2:6). Debemos andar por fe, para vivir rectamente en medio de una generación malvada y perversa. Dios no tiene comunión con la injusticia. Iglesia: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;” (Fil 2:14-15).

    II. Es veraz en su corazón. “El que… habla verdad en su corazón” (Sal 15:2). Deben ser puros los corazones de aquellos que quieran morar en el tabernáculo de Aquel que “escudriña los corazones”. Cuando la verdad no mora en el corazón, los labios tienden al engaño. “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” (Mt 5:8). “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.” (Is 57:15).

    III. Es caritativo para sus semejantes. “El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo” (Sal 15:3). Un corazón que ame la verdad nunca utilizará una lengua maledicente. No puede evitar oír maledicencias contra su prójimo, pero se refrena de “anidarlas”. Si el pueblo de Dios se dejara de maledicencias, pronto esta práctica desaparecería. Así que, iglesia: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” (Ef 4:29-30).

    IV. Es cuidadoso acerca de su compañía. “Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová” (Sal 15:4). Igual que Mardoqueo, no puede dar honra al vil y arrogante Amán. Es compañero de todos aquellos que temen a Jehová. El que camina con Dios, como lo hacían Noé y Enoc, será separado de pecadores. Iglesia: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2Co 6:14-15).

    V. Es fiel a su promesa. Si jura o da su solemne promesa para hacer algo, lo hará, incluso para su propio daño, sin cambiar lo dicho (Jue 11:35). Algunos que dicen ser creyentes se comprometen y no cumplen ni años. “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque Él no se compla

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    871 - Salmos. El pecado del ser humano. Sal 14:1

    871 - Salmos. El pecado del ser humano. Sal 14:1

    871 – Sal 14:1 – Salmos. El pecado del ser humano.

    Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.

     

    Sabiendo que el ser humano es necio y corrupto, y que Dios destruirá a la gente por sus malvadas acciones, el salmista añoraba que se estableciera el reino de Dios en la tierra. Este Salmo 14 es un poema sapiencial, junto con su casi idéntico gemelo, Salmo 53, y contiene profundas deliberaciones acerca de la corrupción humana. Hace énfasis en el total fracaso del hombre a los ojos de Dios. Enseña que el verdadero ateo es necio o malvado. Necio porque cierra los ojos a la evidencia de que Dios existe, o malvado porque no quiere someterse a las verdades de Dios. Nos volvemos ateos en la práctica cuando nos apoyamos en nosotros mismos más que en Dios. El necio mencionado aquí es alguien agresivamente perverso en lo que hace. Según la Biblia, se necesita ser muy necio para desafiar directamente a Dios. Aprendemos de Job que: “Si quisiere contender con Él [Dios], no le podrá responder a una cosa entre mil. El [Dios] es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas; ¿Quién se endureció contra Él, y le fue bien?” (Job 9:3-4).

    1. Descripción del ser humano sin Dios (Sal 14:1-3). “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.” (Sal 14:1). David afirmó que el veredicto de Dios sobre la humanidad es que sólo hay necedad en su corazón. Un necio cree que no hay Dios y por eso, se ha corrompido. Estas dos declaraciones están relacionadas porque un ateo, que vive como si Dios no existiera separado de la sabiduría divina, tiene como resultado que es un corrupto, y contamina todo lo que hace. Sus acciones son abominables; viles, y Dios las rechaza. Enseña He 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Dios observa para ver si hay algún sensato que reconozca su condición: “Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido, Que buscara a Dios.” (Sal 14:2). Puesto que el necio se niega a aceptar este hecho, carece de entendimiento. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Pr 1:7). “Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta, y quitando la bebida al sediento.” (Is 32:6). Dios habla de cómo ve al ser humano: “Todos se desviaron, a una se han corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Sal 14:3). Las Escrituras enseñan que la única esperanza de la humanidad es que busquen a Dios para ser salvos. El apóstol Pablo usa este pasaje en Ro 3:10-12 para explicar la universalidad del pecado del ser humano, y concluir “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro 3:23). Por lo tanto, “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” (Is 55:6-7).

    2. Castigo para el necio. Sal 14:4-6 ¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad, Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan, Y a Jehová no invocan? Ellos temblaron de espanto; Porque Dios está con la generación de los justos. Del consejo del pobre se han burlado, pero Jehová es su esperanza. La falta de discernimiento que muestran todos los que hacen iniquidad, piensan que podrán devorar al pueblo de Dios como si comiesen pan. Su maldad es más pronunciada cuando atacan cruelmente a los escogidos de Dios. Ignoran el hecho de que Dios los dominará, porque al atacar al pueblo de Dios en realidad están atacando a Jehová, … porque Dios está con la

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    870 - Salmos. El silencio de Dios. Sal 13:1

    870 - Salmos. El silencio de Dios. Sal 13:1

    870 – Sal 13:1 Salmos. El silencio de Dios.

    ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

     

    La oración es una forma en la que podemos expresar nuestros sentimientos y hablar con Dios de nuestros problemas. En este salmo, la frase "hasta cuándo" aparece cuatro veces en los primeros dos versículos, indicando el desconsuelo profundo con una alabanza de lamento. Al David expresar sus sentimientos a Dios encontró fortaleza. Al final de su alabanza, ya podía expresar esperanza y confianza en Dios. El Señor nos ayuda a encontrar la perspectiva adecuada, y esto nos da paz. Porque: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar.” (Hab 3:17-19). Como creyentes genuinos debemos aprender a orar y esperar en Dios. Estas variadas experiencias son necesarias para la disciplina del alma. Con frecuencia David declaró que Dios actuaba muy lentamente para salvarlo. A menudo nosotros también sentimos esa impaciencia. El salmista nos enseña con un lenguaje de preocupación, intercesión y confesión que aprendió a orar y esperar en Dios. Luego en otro salmo dará testimonio diciendo: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.” (Sal 40:1).

    I. El lenguaje de la impaciencia. Ahora David está preocupado por: 1. El silencio divino. “¿Hasta cuándo Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?” (Sal  13:1). Dios se acuerda de su pueblo, pero en ocasiones, en sus tratos para con nosotros, puede parecer como si se hubiera olvidado, los cielos parecen de bronce. Las oraciones tardan en recibir respuesta, y lo sobrenatural parece haber desaparecido por un tiempo de nuestras vidas. 2. La necesidad sentida de su presencia. “¿Hasta cuando esconderás tu rostro de mí?” Aquellos que nunca sienten la ausencia de Dios son los que más deben ser compadecidos. Puede que sean nuestras propias iniquidades y pecados que le ocultan de nosotros (Is 59:2); pero, si no, aunque Él oculte su rostro por un momento, seguimos teniendo la seguridad de su eterna bondad. “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.” (Is 54:7-8). 3. Su propia impotencia. ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día?” (Sal 13:2a). Echado sobre sus propios recursos, los descubre totalmente inadecuados. Incluso los mejores y más sabios de los hombres, cuando se quedan limitados a sus propios recursos, son verdaderamente pobres. Anhela salir de sí mismo y hacia la sabiduría y fuerza de Dios. Para dar fruto, tenemos que morar en Él. (Jn 15:6). 4. El poder de su enemigo. “¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?” (Sal 13:2b). La ausencia del poder de Dios implica la presencia del poder del enemigo. ¿Durante cuánto tiempo triunfará mi enemigo? Durante todo aquel tiempo que no sea visto el rostro de Dios. Tu faz buscaré, oh Señor; aquella faz revelada a nosotros en la faz de Jesucristo.” Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” (2Co 4:6).

    II. El lenguaje de la intercesión. Ahora suplica: 1. La consideración de su causa. “Mira, respóndeme, o Jehová Dios mío” (Sal 13:3). Hay una santa familiaridad en esta petición. Aquel que dijo, “Venid, y estemos a cuenta” (Is 1:18), condesciende a tratar con nosotros como hombre. La causa que le

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