Ignacio de Miguel

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Ignacio de Miguel

Contenido personal de Ignacio de Miguel. Narrativa, Negocios, Emprendimiento, Tecnología, Ciencias de la Vida y Comunicación. Experimentar, Medir, CPS (Complex Problem Solving). También Ciencia Ficción.

  1. 20 JUIN

    Espacios de trabajo y mesa despejada 

    Una gran parte de los trabajos que implican utilizar un ordenador el 100% del tiempo se han pasado al formato teletrabajo o formato híbrido.  En realidad ningún trabajo de este tipo debería ser ocupado al 100% por un ordenador. También hay que darle al coco, pero eso te lo cuento la semana que viene.  Esta nueva situación divide las opiniones tanto de empleadores como de empleados. Si bien la gran mayoría de ambos prefiere el teletrabajo, todavía hay algunos empresarios controladores que no saben tratar a las personas y los tratan precisamente como muebles inventariados.  Y claro, necesitan que vayan a la oficina.   Pero también hay un grupo de empleados que no se siente cómodo con el teletrabajo. Creo que hay dos motivos fundamentales, y esto es pura opinión por mi parte no contrastada.  Por un lado estos empleados se distraen mucho y no son productivos trabajando desde su casa. Por otro lado, no disponen en casa de un entorno cómodo para trabajar.  El entorno adecuado de trabajo no consiste sólo en una buena pantalla de ordenador y una silla cómoda.  Recuerdo a todos, empleados y empleadores, que un reposapiés es de obligado uso para mejorar la comodidad de la postura de trabajo.  Aún así no son esas las cosas de las que quería hablar hoy, sino de la mesa de trabajo en sí misma y de la amplitud del espacio de trabajo.  Esas llamadas praderas de trabajadores en mesas corridas de las grandes cárnicas, digo consultoras, siempre me han parecido un despropósito.  Si comparo ese espacio de trabajo con el que tengo yo en casa, y el que creo que debe tener todo trabajador, esas praderas para mí son insufribles.  La comodidad a la hora de trabajar es fundamental. Y la vista juega un papel predominante en nuestra vida. Espacios abiertos, amplios, luminosos, son mejores para la comodidad y la productividad de cualquiera.  Necesitamos espacio. No solo el de nuestra mesa de trabajo. Necesitamos espacio a los lados de nuestra mesa. Si las paredes que vemos tras la pantalla del ordenador y a los lados están limpias mucho mejor. Este punto yo no lo cumplo.  Tengo multitud de cosas tras mi pantalla, a sus lados, incluso a uno de mis flancos. No debería, porque con los flancos libres estoy mucho más cómodo, aunque no los use.  Aún así, hay un espacio sagrado para mí: a los lados de mi teclado tengo espacio vacío. Mucho espacio vacío. Mi mesa mide 1,5m de ancho, y a la derecha del teclado tengo el ratón. Y nada más a ninguno de los dos lados hasta el final de la mesa.  Espacio. El espacio es comodidad. La comodidad es productividad.  Tal vez a la hora de contratar a alguien en remoto habría que pedirle que enseñe su entorno de trabajo. Lo digo desde un punto de vista constructivo, para ayudar a esa persona a mejorarlo, no como una manera de controlar a nadie ni de evaluar su idoneidad para un puesto.  Mi sugerencia es que revises tu entorno de trabajo e intentes ordenar todo lo que tienes pero sobre todo, liberar espacio a tu alrededor.  Hasta pronto  Ignacio de Miguel  ignaciodemiguel.es

    4 min
  2. 13 JUIN

    Variables de elección y cuadros de decisión 

    Este parece un tema muy complejo para tratarlo a la ligera como una habilidad profesional que es interesante poseer.  Sin embargo, para todo hay niveles de intensidad. Lo importante no es ser un experto en sistemas de toma de decisiones sino evitar las decenas de sesgos que pueden existir en nuestra cabeza.   Los sesgos no siempre son malos. Quiero decir, que la intuición es realidad se trata de un sesgo interno, muy propio de cada uno.   Cuando uno tiene mala intuición significa que sus sesgos están muy desviados de la decisión óptima.  Pero es más que probable que los sesgos de cada uno, los malos, estén compensados por los sesgos de intuición, los buenos.  Aún así no vamos a dejar la toma de decisiones al albur de un pálpito, y conviene tener un sistema de partida para la toma de decisiones que nos permita evitar las peores decisiones.  Otra cuestión a tener en cuenta es que una decisión no es mala en sí misma, sino que es mala para un contexto determinado.   En ese contexto está la clave. Nuestros sesgos e intuiciones están alineados con determinados contextos, que es de donde nacen, pero para contextos diferentes, no sirven.  Por tanto, el primer paso ante una toma de decisiones es tener claras las diferencias del contexto concreto con nuestro historial de conocimiento y decisiones previas.  Esto no es nada fácil, y para no perdernos en esta maraña de circunstancias lo que podemos hacer es acotar el contexto en base a las variables más importantes para ese caso.  De esta forma no necesitamos analizar ni entender perfectamente el contexto ante el cual estamos tomando una decisión, sino que lo que hacemos es detectar las variables que son más importantes en ese contexto.  Las variables de decisión Estas variables son sagradas, no las podemos ignorar, y cualquiera que sea nuestro sistema de toma de decisiones, debemos contemplar esas variables como obligatorias.  Para toma de decisiones complejas a mí me gusta plantear una primera y única variable que debe determinar de forma unívoca el rumbo de una decisión.   A esa variable le sumo otras dos a cuatro variables más.  Ahora construyo una tabla con estas cinco variables en el eje vertical y las posibles opciones en el eje horizontal. Si permutas los ejes a mí no me mires que me distraes.   No, en serio, puedes cambiar los ejes si te sientes más cómodo, eso depende de las manías de cada uno.  Entre la primera variable de la tabla, y las siguientes trazo una doble línea, porque he dicho que es la variable más importante, la primera y la única que va a condicionar la toma de decisiones de manera drástica.  A continuación valoramos cada una de las variables de decisión con un número en relación con las diferentes opciones. Este número es mayor cuanto más peso tiene la variable en la opción correspondiente. Si no te quieres complicar las cosas, mi sugerencia es valorar de 1 al 5, ya que tenemos cinco variables.  He mostrado cómo hago yo la tabla de decisiones, pero no cómo escojo la variable primaria y el resto.  La selección de estas variables depende de cada caso. Pondré un ejemplo: la elección del colegio para tus hijos.  Si tienes hijos lo entenderás perfectamente. Ya sé que no es una decisión laboral, pero es muy fácil de entender.  Por un lado están los elementos de descarte, es decir, aquellas características que directamente nos hacen descartar una opción de manera categórica. Estas opciones de decisión en realidad no son opciones, así que las sacamos de la ecuación.  Por ejemplo: si el colegio es religioso, privado, concertado o público. Si alguno de estos tipos está completamente descartado, las opciones de centro escolar que coincidan con el descarte las eliminamos de las opciones.  A partir de ahí podemos tener diferentes variables de decisión: cercanía, tamaño, uso de uniforme, metodologí

    7 min
  3. 6 JUIN

    Índices, procedimientos y productividad 

    [Publicado primero en https://ignaciodemiguel.es/indices-procedimientos-y-productividad/] El secreto de la productividad es organizarse. La dificultad es seguir una metodología de organización que se adapte a cada uno.  Muchos cursos sobre gestión del tiempo solamente cuentan lo que no se debe hacer, o te cuentan cómo detectar las pérdidas de tiempo y productividad, pero no te cuentan las formas de organizarte para ser más productivo.  De hecho hay cursos de gestión del tiempo que son incapaces de gestionar el tiempo de forma adecuada y no comienzan ni terminan en el horario estipulado. Obviamente no es el “curso”, sino el docente el que no tiene ni idea de lo que está hablando más allá de la receta académica que no sirve para nada.  Ya hace mucho que hablé sobre las recetas (de cualquier cosa) que no sirven para nada. Fue por el 2017 y debía estar ofuscado con algún vendehumos porque fui muy contundente.  El ejemplo más claro y bastante efectista que se enseña en los cursos de gestión del tiempo es aquél en el que cada vez que tomas un papel para gestionarlo o mirarlo aunque no haces nada con él, le pintas un puntito en una esquina.   Al cabo del tiempo te das cuenta de que está lleno de puntitos y que aún no le has dado la salida que le corresponde.  Esto hoy en día es absurdo porque casi no trabajamos con papel. Pero a lo que voy, es que eso te enseña a ver tu procrastinación ante determinadas tareas, pero no soluciona tu problema de productividad.  Te voy a contar lo que a mí me sirve para mejorar la productividad: las acciones que puedes llevar a cabo, sin necesidad de grandes esfuerzos que sean el inicio de tu propio sistema para ser más productivo.  Hace muchos años me hicieron una entrevista exprés por ser emprendedor. Eso me llamaban antes, ahora soy un simple freelance.  Lo que te quería contar de esa entrevista es que una de las preguntas que me hicieron era sobre cómo gestionaba las tareas del día a día y si dormía bien o me despertaba pensando en lo que tenía que hacer al día siguiente.  Mi respuesta de aquel momento es la misma que te voy a dar hoy para que puedas empezar a organizarte y ser más productivo: escribir un índice de tareas.  Los índices  Antes de terminar mi jornada de trabajo, tomaba un papel en blanco, uno pequeño como de media cuartilla, ya usado por una cara (hay que aprovechar los recursos y no gastar papel sin necesidad).  Puedes usar una app de notas si quieres, el medio da lo mismo. Yo sigo usando papel y lápiz, no porque sea un clásico, que también, ni porque esté chapado a la antigua, que puede ser, sino porque escribir a mano es bueno.  En ese trozo de papel escribo la lista de tareas que tengo pendientes de hacer para el día siguiente y algunas que sé que no haré al día siguiente pero quiero tener presentes.  Cuando llega el día siguiente, tomo esa lista y voy ejecutando las tareas. El orden de ejecución implica una mezcla de prioridad y tiempo de ejecución. Es decir, primero las tareas urgentes e importantes, después las importantes, después el resto, intercaladas con las de rápida ejecución aunque no sean de gran importancia.   Lo de hacer tareas no importantes que son de rápida ejecución libera muchas neuronas para dedicarlas a lo importante, por eso se cuelan estas tareas antes que otras.  Otra cosa que debo aclarar es que yo no creo que haya tareas urgentes. Hay tareas urgentes e importantes a la vez, pero marcar una tarea como urgente si no es importante no me cabe en la cabeza. Esto da para una larga discusión que será para otra ocasión.  Resumiendo, mi sugerencia es que hagas un índice de tareas y de cada tarea si es complicada, otro índice de acciones para esa tarea. Si la tarea es compleja lo que requiere es dedicarle un rato a pensar antes de ejecutar.  Los procedimientos  Del índice podemos pasar a los procedimientos.&nb

    7 min

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