Autocuidado: Una práctica de prevención

El 11 de febrero se lleva a cabo la celebración  de la jornada mundial del enfermo. Este fue un evento institucionalizado en 1992 por el Papa Juan Pablo II, con el objetivo de sensibilizar a la sociedad ante la necesidad de asegurar la mejor asistencia posible a los enfermos y fortalecer el compromiso y la solidaridad con lo más vulnerables. Bienvenidos a Revista Vida Sana, el podcast que siempre está contigo.

La salud es uno de los bienes más preciados del individuo. No obstante, la mayoría de nosotros solo le damos valor cuando la perdemos. Sin importar la condición física, psicológica, social, cultural o económica se deben asegurar a todas las personas una cobertura universal en salud.

enfermedad es una palabra que se deriva del latín infirmitas y este es un cambio, de mayor o menor gravedad en la salud. Esta falta de firmeza puede presentarse a nivel físico, mental o social dando una incomodidad, o malestar al funcionamiento normal del individuo.

Es importante tener en cuenta la responsabilidad de cada persona en el mantenimiento de su salud y en la evitación de los factores de riesgo que conducen a la enfermedad. Tener hábitos saludables, prevención o un diagnóstico y tratamiento oportunos de las patologías puede hacer que los objetivos se alcancen.

Desde la teoría del “Capital de la salud” es más fácil entender el autocuidado. Esta se basa en que cada persona hereda de sus padres un capital de salud que se va consumiendo con el paso del tiempo y puede aumentar o disminuir de acuerdo con las inversiones (acciones saludables, factores protectores) y los gastos (acciones no saludables, factores de riesgo) de cada persona, y por eso se plantea la necesidad de desarrollar nuestra capacidad de protección personal.

Hay una creencia de que los profesionales de la salud, las instituciones sanitarias y el Gobierno son los “responsables” de mantener la salud de la población. Sin embargo, conservarnos sanos y evitar el riesgo de enfermarnos es una obligación personal que deberiamos asumir con mayor seriedad.

Es muy común que el compromiso del cuidado se derive a otras personas y se traslade la culpa a los médicos, clínicas,o al Gobierno de turno. Cuando muchas enfermedades se relacionan con dieta no saludables, falta de actividad física, excesos o adicciones. Aunque hay ocasiones donde hay una predisposición genética, estas se pueden modificar con acciones simples de autocuidado.

De aquí el famoso dicho, es mejor prevenir que curar. No solo por el costo económico del tratamiento, sino por las consecuencias físicas, psicológicas, funcionales y familiares.

En el libro Deshumanización en medicina: alteridad o beneficio, el doctor John Jairo Bohórquez afirma que: 

Voz de hombre: “La excesiva preocupación por “más médicos y más servicios de salud” demuestra no solo el alto grado de medicalización de la vida, la sociedad y el pensamiento, el alto grado de dependencia del ciudadano respecto al médico, sino que también demuestra un enorme error de apreciación: la salud no está allá, ni en el médico ni en el hospital; la salud está en el ser humano; la enfermedad también y el potencial curativo también”.

Por eso es importante tener acciones y decisiones dedicadas a mantener y mejorar el bienestar, para utilizar los sistemas formales e informales de salud. A eso se le conoce como autocuidado y se encuentra presente en las acciones de salud personal como el higiene corporal, la alimentación saludable, la actividad física, el fomento de la vida afectiva, el fomento de las prácticas sociales y culturales, el soporte frente al estrés, una consulta oportuna a los servicios de salud, la revisión y ajuste del estilo de vida y el fortalecimiento de redes de apoyo familiar y social.

La responsabilidad de la salud es personal y familiar. El médico y el sistema de