Gaseosas Osman Patzi

Los científicos que tratan con los virus lo supieron siempre. Los políticos que se comportan como virus lo saben ahora. Pasaremos de compartir memes sobre el coronavirus a ver cómo se modifica e invierte paulatinamente el mapa de propagación y muerte. Sentido común, simplemente.

La exitosa campaña de marketing internacional para promocionar el coronavirus ha colocado a este mal en la cima de las preferencias y conversaciones ciudadanas, seguida muy de lejos por el dengue y bastante, pero bastante más lejos del problema más serio, el de la peor amenaza, del mal que mayor índice de fatalidad registra, con cifras comprobadas de muertes que en otros países ya hubieran encendido alarmas de todos los colores del semáforo. Estamos hablando de los accidentes de tránsito, que en realidad más que accidentes son hechos de tránsito porque en las pericias especializadas casi ninguno resulta siendo fortuito.

Jamás será fortuito que un sujeto bestia de borracho eche a andar un vehículo incluso con pasajeros encima, o que un cacharro reviente los frenos en plena bajada porque la última vez que los revisaron fue cuando el tercer anterior dueño acudió remolcado al mecánico por la misma falla. Tampoco será fortuito que el desquiciado circule a 150 kilómetros por hora y rebase a un tráiler en plena curva.

El pronóstico del clima electoral se presenta despejado en el frente izquierdo, con una ligera brisa proveniente del norte, con el reporte del Washington Post y el consiguiente clima favorable en esta zona, cuyos habitantes podrán sacar al sol la ropa popí de fraude y esperar que las condiciones favorables asoleen la vestimenta golpe de estado.

En la región derecha, la sequía va en aumento y no existen probabilidades de precipitaciones de adherencias al autoproclamado único partido de derecha, ADN, que no termina de enterrarse ni de desenterrarse. Un poco más al centro, el pastor cristiano Chi soporta vientos leves que al originarse en el propio partido toman la forma de un remolino de intensidad moderada y todo porque la disputa vicepresidenciable del FPV es más encarnizada que la propia elección nacional.

Luis Almagro, quien como buen representante de la clase política, especie que lamentablemente no está en proceso de extinción y al contrario, muestra una vitalidad que ya se desearía para jaguares o parabas, agregó una más a su extensa antología personal de frases para el olvido. Fue en ocasión, escúchelo bien, de su discurso sobre la “paz social y la democracia en América Latina”.

Dijo que el mayor problema para las democracias latinoamericanas es cuando “gobierna un burro”, porque eso genera “incapacidad” para gobernar.

Los comentaristas de encuestas, que de modo impune y abusando la buena fe y la paciencia del televidente al que le no solamente interrumpen la emisión de sus telenovelas sino que de modo descarado en complicidad con encuestadoras célebres por acertar al revés,  le están haciendo una competencia desleal a los dignos representantes del prestigioso gremio de sacasuertes que no tardarán en tomar las estaciones televisivas a la manera de los no menos respetables transportistas en oficinas municipales, ex áreas de esparcimiento ciudadano, convertidas ahora en zonas de transa y pelea.

Como era de esperar, el gobierno que está en plena campaña electoral para borrarse el incómodo cartel de transitorio, le está cargando, valga la vulgaridad de la expresión, todos los trastes sucios al ex gerente que tuvo la osadía de anunciar un ahorro millonario con una simple gestión.

¡Cuánto bien nos haría a todos un poco, siquiera un poco, de transparencia en el manejo de los recursos públicos! Que no tengamos que estar dudando de todos ni que el paso por la administración pública se convierta en una competencia tenaz por descubrir cuál color de gobierno es el menos pillo.