Cerebro de Rata Pablo Castellano

Como al final de la noche cuando ya desbarras, en este último capítulo mucha mezcla y agitación: desde tips para beber menos a cómo nos la cuelan con estudios que afirman que a la cerveza solo le falta curar el cáncer. Y, por encima de todo, la necesidad de acabar con el estigma del alcohólico y nuestra imagen preconcebida de lo que eso significa, una idea que condena a muchos bebedores al secreto, la mentira y, por último, al desastre. Un rico cóctel adornado con una llamada inesperada. Si quieres saber de quién, ya tú sabe. Nos vemos en los bares. No, en realidad, no. 

Tener problemas con el alcohol en general tapa problemas con otras cosas. Dicho de otro modo, abusar del alcohol es el síntoma de alguna otra cosa que te está doliendo y que no sabes cómo resolver o enfrentar. Sí, el alcohol tiende a ser un parche. Así que si no quieres acabar teniendo problemas con la botella, muchas veces debes tratar de resolver esos otros problemas que te atormentan. La hipoteca, por ejemplo. O el tongo de Supervivientes.

Ey, qué pasa, cómo está mi gente.

Hoy me vengo con mandanga en la mente.

Cosa chula, soplo gordo muy potente.

La guadaña del alcohol ahí soy gerente.

Vente, ente, deja que te aliente,

deja que taladre esa frente prominente,

cociente demente, palabra influyente,

no dejes que el enganche te atormente.

Agente, sea usted paciente,

soy de alma irreverente,

hablando insolente con tono indigente,

motivo muy decente.

No hay que ser vidente:

Si te pasas de tu vida eres suplente.

Dale bala al aguardiente.

No esperes a que el hígado reviente.

Brother, sé sobreviviente.

Tritura esta rima pestilente.

La vida espera con cipote muy turgente.

No dejes que tu ojete sedimente.



***Iba a hacer la tontería de siempre pero hice otra***

Puede ser que tú, que te jodes 17 gintonics en una tarde tonta, nunca desarrolles alcoholismo. Pero nunca sabes si alguien de tu entorno cercano sí lo hará. Tu padre, tu pareja, tu floristero. La teoría de conexiones establece que estamos a una media de 0,7 grados de separación de una persona alcohólica. La verdad es que no y que me lo acabo de inventar. Pero más o menos es así. Desde que decidí hablar abiertamente sobre el tema demasiada gente se me ha acercado para revelarme problemas propios y de gente cercana a ella. Algo queda patente: no solo el problema no se comprende, sino que casi nadie sabe bien cómo ayudar. Se suele echar gasolina al fuego más bien. He recopilado una serie de tips y consejos facilones para saber qué hacer si alguno de los tuyos se despeña por el alcohol. Y los he mezclado con bastantes tonterías, chistes malos y ocurrencias. Mezclado, no agitado. 

Pensar no implica pensar bien. Toma que toma frase de tacita. Pero sí, lo pienso. Y pienso que pensamos regular sobre el alcohol. Tenemos una serie de ideas preconcebidas, inculcadas, heredadas que pueden ser peligrosas. Luchar contra estas suposiciones ayuda a colocar el alcohol en su sitio. La basura. Nah, mentira. Que siempre me dicen que odio el alcohol y cómo voy a odiar yo algo que me gusta taaaaaaaanto. 

¿Fuiste anarkista en tu juventud? Fantáaaaaaaastico, eso que llevas aprendido. Porque si te propones dejar el alcohol, tendrás que luchar contra ti y tus ganas de empedarte pero también contra el sistema en sí. Debes volverte antisistema porque vivimos en uno que permite y fomenta la bebida a la mínima. Apruebas el examen, bebes. Se te muere el gato, bebes. Yo lo llamo ratonera alkohólika. Y en este capítulo te cuento qué hice yo para escapar de ella. Quemar contenedores, por ejemplo. No, es broma. O no lo es. Nunca lo sabrás.