58 min

‌128 - ¿Qué‌ ‌son‌ ‌los‌ ‌estadounidismos?‌ ‌-‌ ‌Leticia‌ ‌Molinero‪‌‬ En Pantuflas

    • Comedy

Leticia Molinero nació en Argentina, obtuvo el título de profesora de Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Cuando emigró a los Estados Unidos, estudió comunicaciones y análisis financiero en la Universidad de Nueva York y allí vive y se desempeña como traductora desde hace muchos años.
Como traductora, se interesó en los retos que plantea la comunicación en español con el colectivo de lectores muy heterogéneo de Estados Unidos. De 1994 a 2005, editó la revista de traducción bilingüe Apuntes y, durante 20 años, colaboró con Glosas, el boletín de la Comisión de traducciones técnicas y científicas de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). A lo largo de su carrera y como presidente de una organización de traductores e intérpretes, ha dado conferencias sobre temas de traducción en los Estados Unidos y en Argentina y ha planteado la necesidad de estandarizar el uso formal del español en los Estados Unidos en las áreas de comunicación e información.
En 2011, la ANLE la nombró académica de número. En su discurso de ingreso titulado El español de los Estados Unidos, un nuevo punto de partida, postula que la norma lingüística del español de Estados Unidos está pautada por la traducción.
Leticia nos cuenta que, en su experiencia, cuando trabajaba como traductora freelance en EE. UU., los gestores de proyectos afirmaban que siempre tenían problemas con el español porque recibían el típico comentario “en mi país no se dice así”. Se producía un choque entre todas las variedades de español y no existía un criterio unificado al respecto.
Cuando empezó a formar su propia compañía, se encontró con que algunos clientes le discutían las traducciones porque querían algo más “literal” o pegado al inglés (el ejemplo de hospice que cuenta en el episodio es clarísimo).
Así es como, en algún momento, su formación como traductora y sus años de estudio de las normas del español chocaron de frente con la realidad de los hablantes del país que habitaba.
“No hay una sola variedad que sea la mejor del español, la mejor variedad del español es la que comunica a la mayor cantidad de personas posible”, dice Leticia, y agrega datos en números: En EE. UU. el 44 % de los hispanohablantes son lo que se denomina LEP, Limited English Proficient, es decir que sí o sí deben recurrir al español para entender determinadas cosas. Quizás no tienen buen nivel de escolaridad en español tampoco, y como muchos de ellos son trabajadores esenciales, manejan cierto nivel de bilingüismo a nivel oral, pero no a nivel escrito.
Cuando empezaron a estudiar cómo evitar estas distorsiones entre las distintas variantes del español y el español que se entendía en EE. UU., ella y otros colegas se dieron cuenta de que la correlación directa con el inglés era clave para la comunicación en español en EE. UU., y eso que siempre nos dio escozor, los famosos “calcos”, en este caso son aceptables para favorecer la comunicación. “Las únicas lenguas puras son las lenguas muertas”, asegura Leticia, porque las que están vivas van mutando y no hay nada que hacer con eso.
Ahora el trabajo reside en codificar y estandarizar dos cosas: 1) algo que resuelva la traducción, en lo que los traductores y el gobierno (uno de los principales comunicadores) estén de acuerdo; y 2) algo que también abarque a la mayoría de los hispanohablantes que necesitan recurrir al español para entender dado que no pueden recurrir al inglés.
En este intento por lograr un lenguaje claro y una correlación directa entre el inglés y el español, Leticia cuenta el ejemplo de lo que sucedió con trillon, que finalmente se traduce como “trillón” exclusivamente en el español de EE.UU. Y fue una decisión difícil porque va en contra de lo que decimos todos en español, pero después de analizarlo, debatirlo y votarlo, esa fue la decisión aceptada y así trillón equivale a trillon excl

Leticia Molinero nació en Argentina, obtuvo el título de profesora de Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Cuando emigró a los Estados Unidos, estudió comunicaciones y análisis financiero en la Universidad de Nueva York y allí vive y se desempeña como traductora desde hace muchos años.
Como traductora, se interesó en los retos que plantea la comunicación en español con el colectivo de lectores muy heterogéneo de Estados Unidos. De 1994 a 2005, editó la revista de traducción bilingüe Apuntes y, durante 20 años, colaboró con Glosas, el boletín de la Comisión de traducciones técnicas y científicas de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). A lo largo de su carrera y como presidente de una organización de traductores e intérpretes, ha dado conferencias sobre temas de traducción en los Estados Unidos y en Argentina y ha planteado la necesidad de estandarizar el uso formal del español en los Estados Unidos en las áreas de comunicación e información.
En 2011, la ANLE la nombró académica de número. En su discurso de ingreso titulado El español de los Estados Unidos, un nuevo punto de partida, postula que la norma lingüística del español de Estados Unidos está pautada por la traducción.
Leticia nos cuenta que, en su experiencia, cuando trabajaba como traductora freelance en EE. UU., los gestores de proyectos afirmaban que siempre tenían problemas con el español porque recibían el típico comentario “en mi país no se dice así”. Se producía un choque entre todas las variedades de español y no existía un criterio unificado al respecto.
Cuando empezó a formar su propia compañía, se encontró con que algunos clientes le discutían las traducciones porque querían algo más “literal” o pegado al inglés (el ejemplo de hospice que cuenta en el episodio es clarísimo).
Así es como, en algún momento, su formación como traductora y sus años de estudio de las normas del español chocaron de frente con la realidad de los hablantes del país que habitaba.
“No hay una sola variedad que sea la mejor del español, la mejor variedad del español es la que comunica a la mayor cantidad de personas posible”, dice Leticia, y agrega datos en números: En EE. UU. el 44 % de los hispanohablantes son lo que se denomina LEP, Limited English Proficient, es decir que sí o sí deben recurrir al español para entender determinadas cosas. Quizás no tienen buen nivel de escolaridad en español tampoco, y como muchos de ellos son trabajadores esenciales, manejan cierto nivel de bilingüismo a nivel oral, pero no a nivel escrito.
Cuando empezaron a estudiar cómo evitar estas distorsiones entre las distintas variantes del español y el español que se entendía en EE. UU., ella y otros colegas se dieron cuenta de que la correlación directa con el inglés era clave para la comunicación en español en EE. UU., y eso que siempre nos dio escozor, los famosos “calcos”, en este caso son aceptables para favorecer la comunicación. “Las únicas lenguas puras son las lenguas muertas”, asegura Leticia, porque las que están vivas van mutando y no hay nada que hacer con eso.
Ahora el trabajo reside en codificar y estandarizar dos cosas: 1) algo que resuelva la traducción, en lo que los traductores y el gobierno (uno de los principales comunicadores) estén de acuerdo; y 2) algo que también abarque a la mayoría de los hispanohablantes que necesitan recurrir al español para entender dado que no pueden recurrir al inglés.
En este intento por lograr un lenguaje claro y una correlación directa entre el inglés y el español, Leticia cuenta el ejemplo de lo que sucedió con trillon, que finalmente se traduce como “trillón” exclusivamente en el español de EE.UU. Y fue una decisión difícil porque va en contra de lo que decimos todos en español, pero después de analizarlo, debatirlo y votarlo, esa fue la decisión aceptada y así trillón equivale a trillon excl

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