Serie Habitando en tu presencia El Padre siempre dio el primer paso para establecer comunicación, con Noé, con Abraham, con Moisés, ¡aún con Caín! Una de las cosas que caracteriza al pueblo judeocristiano es que tiene registrada la VOZ de su Dios. Muchas religiones tienen preceptos o leyes ceremoniales, pero la Biblia nos muestra en carácter, el corazón, los deseos, la voluntad de nuestro Dios. Él se dio a conocer y se da a conocer, porque su deseo es tener comunión, habitar con su pueblo. El Padre buscaba habitar entre los hebreos, el propósito de sacarlos de Egipto fue vivir entre ellos, aunque eran un pueblo que con frecuencia se alejaba, dudaba, se iba tras ídolos, sin embargo su deseo era habitar entre ellos. Siglos después Dios vino en carne a habitar entre nosotros, caminó, comió, hizo amistad; se mostró tal cual es, su misericordia, paciencia, amor, sabiduría, poder, grandeza, justicia... Se hizo aún más cercano para darse a conocer, porque nadie habita con desconocidos, quiso atraernos a sí mismo. Y en estos tiempos habita en su pueblo como Espíritu, donde hay dos o tres reunidos se hace presente, nos considera Su casa. Y para habitar toma la iniciativa, nos convence de pecado, nos guía al arrepentimiento, nos ayuda en el proceso de santificación. ¡Prepara su propia casa! Es un milagro que no podemos ni imaginar, el que hizo el universo en pleno, habita en y entre nosotros. ¿Qué mérito tenemos para tan grande privilegio? ¡Ninguno! Es simplemente la gracia de su inexplicable amor. Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios. Éxodo 29:46 RVR1960 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. S. Juan 1:14 RVR1960 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 1 Corintios 3:16 RVR1960