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Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Un Mensaje a la Conciencia ahp@conciencia.net (Hermano Pablo y Carlos Rey)

    • Religion & Spirituality
    • 4.8 • 50 Ratings

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

    Las dos fuerzas más nobles del universo

    Las dos fuerzas más nobles del universo

    La camioneta, todavía nueva, estaba en perfectas condiciones. La conducía con cuidado Lorena Lessley, de veinticuatro años. A ambos lados del camino escabroso se erguían las imponentes laderas de la Sierra Nevada, con curvas y más curvas por delante.

    De pronto ocurrió algo imprevisto. La camioneta se salió del camino y cayó en un risco de treinta metros de profundidad. Lorena se salvó de milagro, pero quedó aprisionada en la aplastada cabina del vehículo. Pasó así tres días y medio, sin alimentos y sin agua, y a merced de temperaturas bajo cero.

    ¿Cómo logró salvarse? ¿Qué hizo para salir con vida de ese terrible accidente? «Concentré mis pensamientos en dos cosas —sostuvo Lorena—: en Dios primero, y luego en mi esposo. De todo lo demás me olvidé.»

     He aquí un notable caso de supervivencia. La joven Lorena quedó atrapada entre los hierros aplastados de su camioneta. Durante ochenta y cuatro largas horas soportó un frío invernal. No bebió agua ni tomó alimento alguno. Se acomodó como pudo en la cabina, concentró sus pensamientos en Dios, objeto de su fe, y en la vida con su esposo, objeto de su amor, y se olvidó del resto del mundo.

    Cuando por fin la encontraron con la ayuda de helicópteros y de perros entrenados, había logrado superar las ochenta y cuatro horas de espera. Esa superconcentración en los dos elementos más valiosos de su vida, su fe en Cristo y el amor por su esposo, la habían salvado.

    El amor y la fe son las dos fuerzas más nobles del universo. Por el amor y la fe el ser humano hace hazañas increíbles y sacrificios sublimes, y logra transformaciones formidables. En cambio, sin amor y sin fe desciende al nivel de las bestias, al estado de las fieras de la selva.

    Por una parte podemos tener mucho amor hacia una persona o un objeto y sin embargo no tener fe, y por otra podemos tener mucha fe en algo o en alguien sin tener amor. A pesar de que cada una de estas virtudes es una fuerza para bien, las dos no van necesariamente de la mano. Pero cuando se combinan en una sola persona, tienen una fuerza asombrosa.

    Esa fuerza espiritual está a nuestro alcance. Si seguimos el ejemplo de Lorena, que a su vez siguió el ejemplo del salmista David, poniendo nuestra confianza en Dios, podremos decir como David:

    ... el Señor cuida de los que le temen,
                de los que esperan en su gran amor;
    él los libra de la muerte,
                y en épocas de hambre los mantiene con vida.

    Esperamos confiados en el Señor;
                él es nuestro socorro y nuestro escudo...
    Que tu gran amor, Señor, nos acompañe...1
    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Salmo 33:18‑20,22

    • 4 min
    «Miedo a intentar otro embarazo»

    «Miedo a intentar otro embarazo»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Mi embarazo de nuestra hija fue muy traumático para mí. Todo el tiempo tuve malestares... y algunos momentos de riesgo. Además, el parto... casi termina con mi vida por problemas con la anestesia....

    »No quiero pasar por eso de nuevo. Ese embarazo me dejó con miedo a intentarlo otra vez, pero todos en mi círculo de personas cercanas insisten en que tenga otro bebé. He hablado con mi esposo al respecto, y él... no me [presiona.... Pero] la lista de opiniones es muy larga, y me hace creer que soy egoísta por pensar en mi bienestar y no en lo que quieren todos los demás.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »Sentimos mucho lo difícil que fue su embarazo. ¡Con razón que no quiere pasar por eso de nuevo! Algunos dirán que es por temor, pero otros estarán de acuerdo en que es prudente que evite la posibilidad de causarle más trauma a su cuerpo. Usted ya tiene una hija a la cual cuidar, y ella necesita que su mamá disfrute de buena salud.

    »¿Es egoísta hacer lo que usted y su esposo piensan que es mejor, en vez de hacer lo que otras personas piensan que deben hacer? ¡No! A ellas no les corresponde decidir lo que más les conviene a ustedes.... Es probable que piensen que saben más que usted y que su motivación es para el bien de usted. Pero eso no justifica el consejo que le están dando.

    »Los que seguimos a Cristo tenemos claras instrucciones a seguir cuando no sabemos cuál es la voluntad de Dios. En primer lugar, buscamos en las Sagradas Escrituras alguna enseñanza que pudiera aplicarse a nuestra situación. No hay enseñanza bíblica alguna que le indique a una pareja cuántos niños deben tener.

    »Cuando no hay una respuesta bíblica, el siguiente paso para los seguidores de Cristo es hablar con Dios mismo en oración. Si usted y su esposo no han estado orando ya acerca de esto, entonces ese es el siguiente paso que deben dar. Oren juntos todos los días pidiéndole a Dios que les revele su voluntad. Pídanle que les indique si Él piensa que lo mejor es que tengan otro hijo, y de ser así, cuándo tenerlo. Si ustedes están bien sintonizados con Dios y le tienen confianza, Él puede influir en lo que piensen y en la decisión que tomen.

    »Si bien es cierto que los demás pueden a veces dar buenos consejos, también es cierto que personas con buenas intenciones pueden dar consejos muy malos. Por eso los seguidores de Cristo deben consultar primero la Biblia y luego orar acerca de sus decisiones personales. El consejo de los demás nunca debe tomar el lugar de ese orden de prioridades.

    »Cuando alguien aborde el tema de tener otro hijo, dígales que usted y su esposo están orando al respecto y que les informará después que Dios se lo dé a conocer a usted. Hasta entonces, es mejor no hablar sobre ese asunto.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 800.

    Carlos Rey
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    • 4 min
    «No pude abrazarla como hubiese deseado»

    «No pude abrazarla como hubiese deseado»

    Sucedió el 24 de julio de 1899 en el Nuevo Café de la Montaña, situado en los bajos del Gran Hotel de París de la Puerta del Sol en la ciudad de Madrid, marcado posteriormente con una placa que dice: «Aquí estuvo el Café de la Montaña, lugar de tertulia del escritor Ramón del Valle-Inclán». Cuando llegó a la tertulia aquella tarde, Valle-Inclán pidió un café con leche y una botella de agua, se sentó a la mesa y se unió a la acalorada discusión sobre el duelo anunciado entre un caricaturista portugués, amigo suyo, y un joven aristócrata andaluz. Unas noches atrás, en el Paseo de la Castellana, éstos habían tenido una disputa en torno a la valentía de portugueses y españoles.

    A Valle-Inclán el asunto lo había irritado mucho. El portugués no había tocado nunca un arma, por lo que se había puesto a recibir apresuradas lecciones de un militar amigo. Y uno de los que le habían llevado la carta de desafío al día siguiente de la disputa era el cronista Manuel Bueno, que era precisamente uno de los tres con los que Valle estaba ahora discutiendo. De ahí que Valle le reprochara a Bueno que éste no hubiera tratado de calmar los ánimos del joven español agraviado a fin de evitar el duelo. Ante la respuesta de Manuel Bueno, se dice que Valle le recriminó: «¡No sea usted majadero, que usted no sabe una palabra de eso!»1

      Acto seguido, Manuel Bueno, sintiéndose ofendido él mismo, alzó su bastón para golpear a su adversario, que trató de protegerse con el antebrazo izquierdo. Pero el impacto hizo que el gemelo de la camisa de Valle se clavara en su piel, ocasionándole una profunda herida que acabó por infectarse y producirle gangrena en el brazo. Lamentablemente, el médico y cirujano Manuel Barragán y Bonet juzgó necesario amputarle el brazo a Valle-Inclán, certificando que se lo amputó a causa de «una fractura con herida en los huesos del tercio inferior de la extremidad».2

    Algún tiempo después, los dos hombres volvieron a encontrarse. Manuel Bueno, contrito y apenado, ofreció su mano a Valle-Inclán, que aceptó de buena gana las disculpas de su rival, consciente de que no fue un acto intencional lo que lo había convertido, a la edad de treinta y tres años, en el segundo manco más famoso de las letras hispanas después de Cervantes. Y como si no fuera mayor cosa, en una entrevista que se le hizo en el periódico La Esfera en 1915 Valle-Inclán le dijo al periodista: «Solamente he echado de menos el brazo perdido cuando murió mi pobre hija... Se moría, y yo no pude abrazarla como hubiese deseado.»3

    «¡Qué conmovedor que eso fuera lo que más lamentara el escritor gallego como resultado de la amputación del brazo! Es que, para los que disfrutamos de la relación paternal que Dios ha querido que tengamos con nuestros hijos, no hay nada en el mundo que supere lo que sentimos cuando abrazamos a uno de ellos. Gracias a Dios, Él siente lo mismo cuando permitimos que nos abrace a nosotros como hijos suyos. Cuando volvemos al seno de su hogar, nuestro Padre celestial corre a nuestro encuentro para abrazarnos y así mostrarnos lo mucho que nos ama. Más vale que nos dispongamos a recibir ese gran abrazo divino.4

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1
    Antonio Astorga, «Valle-Inclán, 77 años sin el gran capitán lírico de la literatura española», ABC, Cultura, 1 julio 2013 En línea 4 septiembre 2018; Antonio Iraizoz, «Leal da Câmara (I)», Pessoas en Madrid: Huellas de Portugal en Madrid (Hechos y personajes portugueses en el arte y la historia de Madrid), 25 septiembre 2012 En línea 5 septiembre 2018.


    2
    Ignacio S. Calleja, «La verdadera historia por la que Valle-Inclán quedó manco en un café de la Puerta del Sol», ABC, Curiosidades de Madrid, 24 febrero 2015 En línea 4 septiembre 2018.


    3
    «Valle-Inclán en su g

    • 4 min
    «Odio a esa mujer y a sus hijos»

    «Odio a esa mujer y a sus hijos»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Tengo veintiún años de edad [y] tengo una hija de dos meses y medio. [Hace dos años que] vivo [con] el padre de mi hija. Él tiene dos hijos varones con una mujer que aún es su esposa. Él responde económicamente por ellos y los visita una vez por semana. Lo cierto es que yo no quiero a esos niños. Tengo mucho resentimiento en contra de mi pareja y peleamos mucho....

    »Él dice que me ama a mí, pero no se divorcia de ella. Yo ya no soporto esta situación. No tengo paz en mi conciencia porque siento que destruí un hogar. Yo le digo a él que odio a esa mujer y a sus hijos, pero no es odio; es una culpa inmensa que no me deja ni dormir. Esto él no lo sabe. Esta culpa me atormenta día y noche, y no sé qué hacer porque lo amo a él. Pero veo su pasado, y eso me hace más grande ese resentimiento.»

    Este es el consejo que le dimos:

    «Estimada amiga:

    »... La conciencia es una fuerza poderosa para nuestro bien en esta vida. Dios la diseñó para que nos ayudara a tomar decisiones acertadas y a aprender de nuestros errores. Sabemos que hombres de la talla del patriarca Abraham y del rey David sufrieron remordimientos de conciencia. Ambos decidieron que, a fin de tener la conciencia tranquila, debían enmendar las cosas indebidas que habían hecho. Nosotros creemos que usted debe hacer lo mismo.

    »Usted dice que destruyó un hogar. Su conciencia la atormenta constantemente por lo que usted ha hecho. Los dos hijos varones de su pareja son un recuerdo permanente de que usted tuvo parte de la culpa de que ellos tengan que vivir sin su padre.

    »Por supuesto, ese hombre tiene tanta culpa como la que tiene usted. Pero no es él quien nos ha contado su caso. Así que tenemos que darle nuestro consejo a usted y no a él.

    »No logramos comprender la razón de que usted haya optado por vivir con un hombre casado. Suponemos que usted no se respeta lo suficiente como para saber que no tiene que compartir un hombre con otra mujer. No importa si él la ama o no a ella, o si quiere o no estar con ella. Al vivir con él, usted se ha hecho cómplice de su culpa.

    »Lamentamos mucho que su hijita, en su inocencia, esté en medio de una situación tan difícil. Pero usted debe cortar esta relación malsana con su pareja, aunque su hija sufra las consecuencias cuando sea mayor.

    »Cuando usted deje a ese hombre, él seguramente volverá con su esposa. Pero usted debe dejarlo de todos modos, aunque él decidiera no volver con ella. La única manera de tener una conciencia tranquila es cortar toda relación con él. Entonces Dios la perdonará por lo que usted ha hecho si se lo pide.

    »No será fácil, pero valdrá la pena,

    »Linda y Carlos Rey.»

    El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 90».

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    • 4 min
    «Nadie puede quitarnos lo que hemos disfrutado»

    «Nadie puede quitarnos lo que hemos disfrutado»

    Durante dieciocho meses pasearon por casi todo el mundo. Viajaron en líneas aéreas, barcos de lujo y trenes de primera. Se alojaron en grandes hoteles y compraron de todo en famosas tiendas. Todo esto lo hacían a la moderna, pagando con tarjetas de crédito. Es decir, hasta que regresaron a Nueva York y fueron arrestados. Porque John y Mary Tillotson eran ladrones.

    Habían andado de turistas por casi dos años con falsas tarjetas de crédito, robando tarjetas descuidadas y usándolas como si fueran suyas luego de cambiar de identidad. Cuando las autoridades los interrogaron, la muchacha descaradamente dijo: «Nos agarraron, pero nadie puede quitarnos lo que hemos disfrutado.»

    El manifestar semejante desvergüenza seguramente enfurece al que posee valores morales, como lo son la decencia, la integridad, la rectitud, la justicia, la nobleza y la honradez. ¿Qué sucede con nuestras disciplinas? ¿Desde cuándo es aceptable engañar? ¿Cuándo dejó de ser malo mentir, robar, falsificar y sobornar? ¿Dónde está la virtud que nos legaron nuestros antepasados?

    Es increíble notar cómo nuestra sociedad está dándole vuelta a todo. A lo blanco lo llama negro, a lo malo, bueno, a lo injusto, honrado, y a lo infame, ejemplar. Es por esa disposición tergiversada que una patinadora le quiebra la pierna a su contrincante, o que un dueño de empresa, para cobrar el seguro, le prende fuego a su propiedad, o que un empleado le roba al que le ha dado trabajo, o que un funcionario público olvida lo que significa ser honrado.

    Tanto nos hemos alejado de virtudes sanas y de prácticas nobles que ni cuenta nos damos de que nuestras desgracias se deben a la semilla corrupta que estamos sembrando. Decimos que la moralidad pertenece a otra época, que vivimos en tiempos en que nada es bueno ni malo de por sí, pero no nos damos cuenta de que nuestro fracaso se debe a que no nos ceñimos a las leyes morales de Dios. La ley de la cosecha, que dice: «Cada uno cosecha lo que siembra» (Gálatas 6:7), ha quedado en el olvido.

    Para no destruirnos del todo, necesitamos volver a buscar a Dios. Son las leyes absolutas de Dios las que nos guían hacia la salud y el bienestar. No tenerlas en cuenta es disponer nuestra propia ruina. Volvamos a Dios. Regresemos a los valores divinos. No sigamos destruyéndonos.

    Cuando Jesucristo entra a vivir en nuestro corazón, Él lo cambia por completo. Vemos, entonces, lo bueno como bueno y lo malo como malo. Abrámosle nuestro corazón a Cristo. Dejémoslo entrar. Él quiere darnos nueva vida. Él enderezará nuestros pasos.

    Hermano Pablo
    Un Mensaje a la Conciencia
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    • 4 min
    «Nadie se dio cuenta de que sufrí de abuso»

    «Nadie se dio cuenta de que sufrí de abuso»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Cuando yo tenía unos cinco años, mi padre abusó de mí en reiteradas ocasiones. Nadie se dio cuenta en mi familia, y es la primera vez que lo cuento. Yo ya lo perdoné, pero debido a él soy muy desconfiada en cuanto a tener una relación sentimental.

    »No sé si debo decirle a mi novio (cuando lo tenga) que sufrí de abuso, o seguir reservándomelo. Tampoco sé si debo recibir terapia para trabajar el trauma y la desconfianza, o dejar que Dios siga ayudándome como lo ha hecho durante toda mi vida, y más aun en este aspecto de mi vida que jamás nadie ha sabido.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »¡Cuánto sentimos lo que le sucedió! Es trágico que le fuera arrebatada su inocencia a tan temprana edad....

    »Usted pregunta si debe recibir terapia o seguir confiando en Dios. A eso lo llamamos una falsa dicotomía. Es que está dando a entender que, o recibe terapia, o sigue confiando en Dios. Lo cierto es que puede y debe hacer ambas cosas. Pero usted bien pudiera preguntar: “¿Por qué necesito terapia cuando me ha ido tan bien hasta ahora? ¿Por qué abrir un capítulo cerrado de mi vida? ¿Acaso no puede Dios sanar de modo sobrenatural mis heridas emocionales?”

    »Sí, Dios puede hacerlo, pero la sanidad es, por lo general, un proceso y no un suceso instantáneo. Su papá la maltrató por algún tiempo, y ese abuso produjo cambios en las sustancias químicas de su cerebro durante ese tiempo.... Usted perdió muchísimo, y sin embargo jamás tuvo la oportunidad de llorar esa pérdida.

    »En su cerebro de niña de cinco años es probable que haya confundido aquel abuso con lo que debiera ser amor normal entre padres e hijos. Es más, lo mantuvo en secreto, sin contarlo a nadie más en su vida, porque sintió vergüenza, o porque él le hizo alguna amenaza.... ¿Cómo hace esa niña, que llega a ser una adolescente y luego una adulta, para de veras comprender todas las diferencias que hay entre el amor paternal y maternal, el amor sentimental y el acto sexual?

    »El hecho de que usted nunca haya hablado acerca de esto con nadie es la mejor razón por la que debe contarle este secreto a una terapeuta. Hasta ahora, usted lo ha tenido encerrado en su subconsciente, sin comprender el peligro emocional que eso representa. Le recomendamos que acuda de inmediato a una consejera que se especialice en tratar a víctimas de abuso.

    »Con relación a cuándo debe contarle su experiencia a un novio futuro, le servirá leer los Casos 450 y 514 en www.conciencia.net. Allí, bajo el tema de abuso o maltrato, encontrará también otros casos que pudieran resultarle de ayuda.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 671.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    • 4 min

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WillowV ,

Gracias

¡Son excelentes! ¡Gracias!

Jake740 ,

OMG...

ESTA ES UNA BENDICION

PherCh'S ,

No se detengan

Es una bendición que exitan este tipo de mensajes y poder contar con los suficientes medios para poder oír a Dios hablarnos. Solo como sujerencia deberían darle mas publicidad en su página web a este podcast. Gracias de nuevo y que Dios los bendiga.

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