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Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Un Mensaje a la Conciencia ahp@conciencia.net (Hermano Pablo y Carlos Rey)

    • Religion & Spirituality
    • 4.8 • 50 Ratings

Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

    «El que acumula riquezas para sí»

    «El que acumula riquezas para sí»

    Había un campesino llamado Pakhom que, a pesar de ser pobre, era muy avaro y deseaba más que todo poseer grandes terrenos. Después de mucho esperar, llegó el día cuando pudo comprar su primer lotecito, pero esto no lo satisfizo. Así que redobló sus esfuerzos, y con un poco de astucia logró apropiarse del terreno de su vecino. Con el paso del tiempo compró y vendió a base de engaños, y extendió su terreno al punto de tener lo suficiente para mantenerse bien el resto de su vida. Pero esto no lo satisfizo, sino que siguió buscando más.

    Un día alguien le contó que en un país lejano había grandes extensiones de tierra que se podían obtener a bajo precio, así que a fin de aumentar sus propiedades, el hombre viajó para investigar el asunto. Cuando llegó al lugar, le dijeron que dejara mil rubíes como garantía con cierta empresa, y que con esos mil rubíes podía comprar todo el terreno que en un solo día, andando, pudiera recorrer. Tenía que salir temprano por la mañana, hacer el recorrido que él deseara, y regresar al punto de partida antes que se ocultara el sol. De hacerlo así, podía obtener por los mil rubíes todo el terreno que recorriera. Pero con la condición de que si no regresaba a tiempo al punto de partida, lo perdía todo.

    Esto para Pakhom era increíble, así que aceptó ahí mismo el trato. Dejó los mil rubíes de garantía y, temprano por la mañana, salió corriendo para recorrer el área más grande posible. Corrió y corrió mientras dejaba señales para marcar el área que había recorrido. Al mediodía se detuvo apenas para tomar un poco de agua y comer un bocado de pan que llevaba consigo, y siguió recorriendo el circuito que había trazado. Él sabía que debía regresar, pero como quería abarcar un poco más de terreno, siguió adelante. Cuando finalmente decidió emprender el camino de regreso, pensó que llegaría muy tarde. Avanzó lo más rápido que pudo, corriendo con todas las fuerzas que le quedaban.

    Poco antes de la puesta del sol, divisó el punto de partida. Sabía que tenía que apretar el paso, pues estaba a punto de perderlo todo. Si no regresaba a tiempo, iba a perder tanto el terreno como el dinero. Así que aligeró aún más el paso y, aunque ya estaba exhausto, hizo todo lo humanamente posible por llegar a tiempo. ¡Cuál no sería el alivio que sintió cuando, apenas unos instantes antes de que se ocultara el sol, llegó al punto de partida! Sin embargo, fue tal su desgaste físico que, al llegar a la meta, cayó de bruces y murió.

    La moraleja de esta fábula de Tolstoi, el famoso escritor ruso, es la misma que la de una parábola que contó Jesucristo para ilustrar las consecuencias de la avaricia: «Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.»1

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1
    Lc 12:21

    • 4 min
    «Por un malentendido» y por la suegra

    «Por un malentendido» y por la suegra

    En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

    «Mi esposa tuvo que irse a otro departamento por motivos de trabajo. Ella me dijo que la acompañara para cuidar a nuestros hijos, y que ella iba a mantener la casa.... Pero mi suegra, por razones médicas, tuvo que vivir con nosotros... y tan pronto como llegó, las cosas cambiaron.... Ella comenzó a aportar para la manutención de todos nosotros junto con mi esposa, de modo que me [menospreciaron] y vieron la oportunidad de cambiar en su manera de tratarme. Ahora mi esposa le cuenta todas las intimidades y nuestra vida marital en detalle....

    »Tuve una fuerte pelea con mi suegra y, por lo tanto, con mi esposa... quien está más a favor de mi suegra. Hoy, por un malentendido, me echaron de la casa....

    »Extraño muchísimo a mis hijitos.... No quiero descuidar la manutención, que por ley me corresponde, mientras esté desempleado.... Pienso que hasta nuestro Creador se olvidó de mí. Reconozco que soy un pecador y que tengo muchos tropiezos.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimado amigo:

    »Nuestro Creador jamás lo olvidaría, como usted teme, pero es probable que haya optado por vivir de una manera que pasa por alto la presencia de Dios en su vida. Es cierto que usted es un pecador igual que lo somos los demás, pero es precisamente por eso que todos necesitamos incluirlo a Él en nuestra vida diaria. Él no es un Dios impersonal y distante que creó al mundo y luego se alejó. Es más bien un Dios personal que nos ama y nos ofrece una manera de vivir que es mejor y nos hace más felices.

    »No nos extraña que se sienta maltratado. Usted creía que tenía un acuerdo con su esposa en que ella se encargaría del sustento económico de la casa mientras usted se ocupaba de los hijos y del hogar.... Nosotros no podemos saber todo lo que de veras está pasando, pero es posible que su suegra crea que usted no está cumpliendo debidamente con su responsabilidad....

    »Muchas suegras protegen como fieras a sus hijos adultos y no dejan de abogar por ellos de la misma manera en que lo hacían cuando eran pequeños. Se entrometen en las relaciones entre sus hijos y las demás personas, incluso con los cónyuges de sus hijos adultos....

    »Los padres y las madres que son prudentes comprenden que sus roles respectivos se vuelven secundarios el día en que se casa su hijo o su hija. Quienes desean que sus hijos adultos sean felices harán todo lo que puedan para apoyar el matrimonio de ellos, incluso cuando no estén de acuerdo con las decisiones que esos hijos adultos toman.

    »Lamentablemente, no conocemos a su esposa ni el punto de vista de ella, así que sólo podemos darle dos sugerencias. La primera es que consulte a un consejero matrimonial profesional, y la segunda es que le pida a Dios que le muestre los otros pasos que le conviene dar.»

    Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 804.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    • 4 min
    Una revolución casera

    Una revolución casera

    «Hablando del Buenos Aires de fines de siglo, recuerdo que mi madre me contaba acerca de la participación de mi abuelo en la Revolución del 90, una revolución un poco casera. Mi abuelo salía todas las mañanas de su casa, en Tucumán y Suipacha, y se iba caminando hasta la “revolución”, que quedaba en la plaza Lavalle. Después, a la noche, volvía a comer. Y a la mañana siguiente (a la noche se iban todos a dormir) volvía a la “revolución”. Supongo que todos no se irían, algunos quedarían. Pero me imagino a mi abuelo yéndose y a los revolucionarios saludándolo: “Hasta mañana, don Isidro.”»1

    Si bien en esta anécdota personal el poeta argentino Jorge Luis Borges pone en tela de juicio la revolución argentina de 1890, más razón tenemos nosotros para cuestionar las otras tantas llamadas revoluciones de los últimos siglos que ni siquiera se han propuesto llegar al fondo de la verdadera problemática social. Esto se debe a que el problema de toda sociedad consta de la suma de las partes de cada uno de sus miembros.

    En la década de 1970 llegó a popularizarse una canción que dice: «No, no, no basta rezar: hacen falta muchas cosas para conseguir la paz.» La canción da por sentado que la meta de cada sociedad es vivir en paz y con cierta prosperidad, sin que nadie explote al prójimo. No cabe duda de su tesis implícita, de que es necesaria una revolución social. Lo que no reconoce la letra de esa canción es que la paz colectiva sólo se logra mediante el conjunto de «paces» individuales. ¿Pero cómo se consigue esa paz interior?

    La respuesta es más evidente de lo que generalmente pensamos. «No es del otro mundo» en un sentido de la expresión, y sí lo es en otro: la paz interior viene de afuera, del Príncipe de paz, el Señor Jesucristo. Antes de dejar este mundo Cristo les dijo a sus discípulos: «La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo.»2 San Pablo se refirió a ella como «la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento».3 ¿Por qué? Porque es extraordinaria, de origen extraterrestre. Dios la compró con la sangre de su único Hijo que envió al mundo para morir por los pecados de cada uno de nosotros, no de un mundo cósmico sino de un mundo de personas que tanto la necesitan.

    ¿Qué hace falta, entonces, para conseguir esa paz? Aceptar como Salvador personal al Señor Jesucristo, el más grande revolucionario de todos los siglos. Él es el único que sabe llegar al fondo de los problemas del ser humano, pues lo revoluciona desde adentro hacia afuera. Y es cierto, no basta rezar. Hay que orar con toda sinceridad y llevar al campo de batalla espiritual esas oraciones sembrando la paz en todas partes al presentarle al mundo el Príncipe de paz. ¿Qué esperamos? ¡Hagamos esta revolución!

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1
    Esteban Peicovich, Borges, el palabrista (Madrid: Editorial Letra Viva, S.A., 1980), p. 195.


    2
    Jn 14:27


    3
    Fil 4:7

    • 4 min
    «¿Tengo que pedirles el consentimiento a mis hijos?»

    «¿Tengo que pedirles el consentimiento a mis hijos?»

    En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

    «Quedé viudo [en el año 2008, pero] uno puede volver a casarse, [¿no es así]?

    »Tengo dos hijos [de veintitrés y de diecinueve años]. ¿Tengo que pedirles su consentimiento, o no? Ellos actualmente cursan estudios superiores.... No sé cómo reaccionarían. Me encuentro en esa encrucijada.»

    Este es el consejo que le dimos:

    «Estimado amigo:

    »Lamentamos mucho que usted haya perdido a su esposa. No hay duda de que ha sido traumático tanto para usted como para sus dos hijos. Pero ya ha pasado más de un año, y parece que usted no va a querer afrontar el futuro sin una compañera.

    »... Los hijos suyos ya son adultos. Cada uno lleva su propia vida. Por eso, aun cuando sea difícil para ellos, no creemos que usted necesite pedirles su consentimiento para comenzar a salir con alguna mujer en plan de noviazgo o casarse con ella.

    »Hace sólo algunos años se nos presentó esa misma situación en nuestra familia. Un padre con hijos adultos volvió a casarse después de la muerte de su esposa. Hay varias cosas que él no hizo que pudieron haber evitado el dolor emocional que han sufrido sus hijos....

    »Antes de comenzar a relacionarse con alguna persona con miras al matrimonio, usted debe tener una conversación al respecto con sus hijos adultos. Debe explicarles que, debido a que usted se sentía tan a gusto o feliz en el matrimonio que sostuvo con la mamá de ellos, ahora quiere volver a sentir lo mismo. Que no hay ninguna otra mujer que pueda reemplazar a su mamá, pero que usted espera poder encontrar a una mujer que pueda algún día llegar a ser amiga de ellos.

    »Es muy importante que los hijos adultos nunca vean a una nueva mujer en la casa de su mamá, ni mucho menos usando sus cosas. Así que nunca lleve a tal mujer a la casa en que vivieron juntos como familia. Y cuando encuentre a una mujer con la que quiera casarse, de ser posible, múdese a la casa de ella o hagan planes para vivir juntos en otro lugar. Permita que sus hijos se queden con cualquier pertenencia que les recuerde a su mamá, aun cuando le toque deshacerse del sofá o de la vajilla.

    »Recuerde la importancia que tiene darles ejemplo de buena conducta a sus hijos adultos en las relaciones amorosas que usted tenga. Porque así como usted cree que ellos no deben tener relaciones sexuales antes de casarse, también usted debe reservarse la intimidad sexual para el matrimonio. Recuerde que la Palabra de Dios dice que debemos tener “todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales”.1

    »Aun después de casarse... asegúrese de mantener contacto constante con sus hijos. No le pida a su nueva esposa que sea ella y no usted quien se comunique con ellos. No sea culpable de que sus hijos sientan que han perdido no sólo a su mamá sino también a su papá.

    »Le deseamos lo mejor,

    »Linda y Carlos Rey.»

    El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar el enlace en www.conciencia.net que dice: «Caso de la semana», y luego el enlace que dice: «Caso 92».

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    1
    Heb 13:4

    • 4 min
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    (Aniversario del «Juego del Siglo»)

    Hijo del director de una oficina de correos, comenzó a jugar fútbol a los nueve años, en las categorías inferiores del fútbol alemán. A los trece años ya formaba parte del Bayern Múnich, en su ciudad natal. A los dieciocho años ya había debutado con el Bayern, y cumplidos los veinte había hecho su debut con la selección alemana. A lo largo de su carrera, «der kaiser» participó como jugador en tres torneos de la Copa Mundial de Fútbol y como director técnico en otros dos, siendo así la segunda persona del mundo, después del brasileño Mario Zagallo, en conseguir la codiciada copa como jugador y como entrenador.

    Si bien Franz Beckenbauer sobresalió como mundialista desde el principio, marcando dos goles en su primer partido en Inglaterra 1966, tuvo una participación inolvidable en México 1970. En «el juego del siglo», la semifinal entre Alemania e Italia, su selección alemana se vio obligada a jugar tiempos extras por segunda vez consecutiva y, para colmo de males, no pudo hacer cambios por haber agotado sus sustituciones. Frente a más de 114 mil espectadores que colmaron el Estadio Azteca, Beckenbauer se jugó el todo por el todo en el tiempo suplementario, terminando el partido con un hombro dislocado y el brazo en cabestrillo. Sin embargo, su esfuerzo heroico no se vio recompensado. Los pánzers alemanes marcaron dos goles más, pero la escuadra azzurri marcó tres, el de la victoria en los minutos en que agonizaba el partido y se morían de cansancio los jugadores.

    No obstante, Beckenbauer comentó: «México 1970 fue un torneo excepcional. En aquella época no había... tanta preocupación por la seguridad.... Simplemente había un policía armado en la entrada como única vigilancia. Obviamente, es algo impensable en la actualidad.... El torneo de México estuvo lleno de colorido. El país era una gran fiesta del fútbol.»1

    Lo irónico de las declaraciones hechas por el astro alemán es que, mientras los veintidós jugadores de los dos equipos se entregaban en la cancha del Azteca, veintitrés presos en la ciudad de Tixtla, cerca de Acapulco, se escapaban de una cárcel con todas las armas que había en ella. ¡Los reos aprovecharon la complicidad del guardia que se quedó vigilándolos para que los otros guardias de turno pudieran ver el partido por televisión en un bar frente al presidio!2

    Gracias a Dios, en la gran fiesta que habrá en el cielo, nadie tendrá que preocuparse por su salud física o mental, ni por su seguridad corporal o espiritual. Es que allí no habrá enfermedad ni dolor, ni tristeza ni temor, sino paz y tranquilidad, gozo y felicidad. Porque en el cielo no habrá ni un solo perdedor; todos serán ganadores. Más vale que aseguremos la entrada hoy mismo. A diferencia de las copas mundiales de fútbol, la entrada al local es gratuita, y la fiesta no dura nada más un mes sino toda una eternidad.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    «Franz Beckenbauer: El cerebro de Alemania» En línea 12 enero 2006.


    2
    «Aprovechando la volada», En línea 12 enero 2006.

    • 4 min
    «El resultado de un gran amor prohibido»

    «El resultado de un gran amor prohibido»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Tengo una hija de veintitrés años. Esa hija es el resultado de un gran amor prohibido con un hombre que tiene un hogar con dos hijos.... Yo todo el tiempo cuidé de que nadie se enterara. Él siempre ha respondido por mi hija, y le dio el apellido, pero no ha estado todo el tiempo con ella.

    »Hace unos seis años decidimos terminar la relación, pero recientemente mi hija vio en las redes sociales una foto del papá con la familia. Se enteró de todo, y con mucha rabia le escribió al papá. Él me llamó de inmediato, pero a ella no le respondió nada. Ahora no sé cómo abordar el tema.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »Nos alegra que nos haya confiado su dilema. Ni siquiera podemos imaginarnos lo que está sufriendo su hija y el dolor emocional que está experimentando....

    »Sin embargo, su hija es una mujer adulta. Ella no necesita que usted siga protegiéndola. No quiere que usted sea su mediadora, por lo que le escribió directamente al papá. Ella está en su pleno derecho de estar enojada con él y de expresarle lo que siente sin que usted se interponga tratando de limar asperezas.

      »Su consulta hace pensar que usted quiere enmendar las cosas en beneficio de su hija, pero sin causarle ninguna molestia al ex amante suyo. Si es eso lo que usted desea, entonces le está mostrando lealtad al hombre y no a su hija.

    »Es muy probable que su hija esté juzgando la manera como usted reacciona para ver a quién le va a mostrar lealtad. Lo que ella necesita de parte de usted es que la apoye emocionalmente para afrontar la traición que está sufriendo. Ella no necesita que usted le diga que no se enoje, y tampoco que le diga lo que debe o no debe escribir o decir.

    »Le recomendamos que le diga al papá de su hija que él no puede valerse de usted como intermediaria.... Luego cuéntele a su hija lo que le dijo al papá. Dígale que siente mucho que ella esté sufriendo y que usted haya permitido que sucediera al mantener una relación con un hombre casado.

    »Así como la mayoría de los hijos nacidos como fruto de una relación adúltera, su hija no dejará de sufrir el castigo por lo que usted y el papá optaron por hacer. No es justo que los hijos sean castigados por el pecado de los padres, pero usted no pensó en eso cuando comenzó a cultivar una relación con un hombre casado.

    »Dios la ama muchísimo, a pesar de las maneras en que usted ha quebrantado sus leyes divinas. El pecado que usted ha cometido no es peor que el de las demás personas, incluso el nuestro, ya que todo pecado quebranta la ley de Dios. La buena noticia es que Él la perdonará si se lo pide, tal como nos ha perdonado a nosotros.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 675.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
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    • 4 min

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WillowV ,

Gracias

¡Son excelentes! ¡Gracias!

Jake740 ,

OMG...

ESTA ES UNA BENDICION

PherCh'S ,

No se detengan

Es una bendición que exitan este tipo de mensajes y poder contar con los suficientes medios para poder oír a Dios hablarnos. Solo como sujerencia deberían darle mas publicidad en su página web a este podcast. Gracias de nuevo y que Dios los bendiga.

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