Recibiendo una nueva oportunidad (1 Reyes 19:15-21)
En este capítulo 19 del libro de 1 Reyes, hemos estado observando cómo se desarrollan algunos eventos en la vida de este hombre llamado Elías. Vimos cómo cayó en el orgullo, se desanimó y se derrotó a sí mismo. Lo vimos cuando corrió al desierto e hizo una oración para morir. Lo vimos emprender un viaje al monte Horeb para buscar una palabra del Señor. Vimos al Señor confrontar a Elías y mostrarle que la raíz de su problema era que había permitido que las circunstancias de su vida eclipsaran el rostro de Dios. En los primeros versículos de este capítulo 19, vemos al profeta en la boca de una cueva en el monte Horeb, envuelto en su manto, respondiendo a las preguntas de Dios. Cuando dejamos a Elías en esa montaña, todavía estaba derrotado, desanimado, quejándose con Dios por el lío en el que se encontraba (v. 14). A medida que estos acontecimientos continúan desarrollándose en los versículos finales de este capítulo, se nos permite ver el hecho de que Dios aún no ha terminado con Elías. Hubo un día en que este profeta había caminado en victoria; pero, como muchos otros, tropezó y quedó herido, sin aliento para continuar. Todos los eventos de este capítulo han estado conduciendo a lo que sucede en los versículos que hoy vamos a considerar. Aquí, gracias a la misericordia de Dios, vamos a ver a Elías caminando en victoria otra vez. Sí, Dios lo saca de su valle y lo pone de nuevo en medio de la batalla. Mis hermanos, ¡Dios quiere hacer lo mismo en nuestras vidas! Aprendamos cómo podemos volver cuando hemos caído, mientras Elías recibe una nueva oportunidad. Pero antes de eso, consideremos el contexto de nuestros versículos, para poder comprender mejor la cuestión que nos ocupa hoy. En los versículos 1 al 4, se nos presenta la miseria del profeta. Ahí vemos al profeta Elías huyendo (v. 1-3a). Vemos al profeta alejándose ante las amenazas de Jezabel (v. 3b-4a). Y lo vemos orando con agonía, mientras dice: “Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres” (v. 4b). En los versículos 5 al 14, vemos la obra de Dios para con Elías. Esta es una obra de consideración (v. 5-8). Es una obra de compasión (v. 5-9, 13). Y también es una obra de confrontación (v. 9-14). En los versículos 15-21, tenemos la restauración del profeta, recibiendo una nueva oportunidad.