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El sector agroalimentario se enfrenta al reto de alimentar a 7.000 millones de personas, una cifra que no dejará de crecer y que plantea serios retos tecnológicos y de innovación. elEconomista quiere ser testigo de esta revolución sin dejar de mirar al pasado para tratar de recuperar las mejores tradiciones.

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El sector agroalimentario se enfrenta al reto de alimentar a 7.000 millones de personas, una cifra que no dejará de crecer y que plantea serios retos tecnológicos y de innovación. elEconomista quiere ser testigo de esta revolución sin dejar de mirar al pasado para tratar de recuperar las mejores tradiciones.

    El tomate de Marruecos conquista Europa y amenaza a los productores españoles

    El tomate de Marruecos conquista Europa y amenaza a los productores españoles

    Los productores españoles de tomate están preocupados. La competencia de Marruecos es una amenaza real, ya que cada vez es mayor el volumen importado por los países de la Unión Europea. Y mientras la fruta de origen alauita conquista los lineales de los supermercados, los productores patrios se enfrentan a más normas, como la política fitosanitaria o la de envases, que lastran su rendimiento y su comercialización exterior.
    En concreto, la importación comunitaria de tomate de Marruecos ha pasado de 365.000 toneladas en 2013, a 557.000 toneladas el año pasado. Un volumen que, si incluimos Reino Unido, se incrementa hasta las 700.000 toneladas. Son datos que Fepex ha difundido en un comunicado, recogidos por EFE. La Federación, además, ha puesto el foco en el mercado británico, que es donde más se aprecia esa pérdida de competitividad: en el mismo periodo, marcado por el Brexit, las exportaciones españolas han caído de 143.000 a 70.000 toneladas.

    A pesar del crecimiento por segunda campaña consecutiva de la superficie sembrada de tomate de invierno, las exportaciones españolas, hasta febrero de este año, han continuado a la baja en volumen. El director de la federación hortofrutícola Fepex, José María Pozancos, habla de una "pérdida progresiva de la cuota de mercado" por parte de España. El experto asegura que Marruecos está "desplazando clarísimamente" a España en el mercado de zonas como Europa Occidental.

    De todo ello, resalta la "desestacionalización" que se ha producido en los últimos meses en cuanto a la producción y la exportación de tomate marroquí, lo que le otorga "una presencia durante todo el año en el mercado".

    En respuesta a esta coyuntura, Pozancos sostiene que las medidas previstas en el acuerdo de asociación para hacer frente a un incremento "descontrolado" de las importaciones de Marruecos no solo "no se están aplicando", sino que "se están beneficiando de las concesiones lanzadas en el marco de la prórroga de asociación".

    La bajada en las ventas al exterior también la están notando los exportadores canarios, que en los últimos años han sufrido un descenso en la superficie de plantación, aunque en la última campaña se han recuperado. El portavoz de Fepex de Las Palmas de Gran Canaria, Gustavo Rodríguez, califica la salida del Reino Unido de la Unión Europea como "la gota que ha colmado el vaso".

    En un ejemplo gráfico, Rodríguez dibuja a un Marruecos que "adelantó por la derecha" a los países de la UE a la hora de establecer relaciones comerciales con el país británico una vez fuera de la Unión.

    Las previsiones de la campaña de verano tampoco invitan al optimismo, ya que muestran una tendencia decreciente en un 5% para el conjunto de los países, consecuencia principalmente de los menores rendimientos.

    Junto al crecimiento de las importaciones de tomate de Marruecos en la Unión Europea, los productores coinciden en que la política comunitaria en el ámbito de fitosanitarios y de envases "perjudican a la producción comunitaria".

    Por ello, han acordado solicitar que "se retiren las propuestas de Reglamento de uso sostenible de fitosanitarios y la de envases y residuos de envases, presentadas por la Comisión Europea, por su impacto negativo en la sostenibilidad de los cultivos y en la comercialización".

    En la misma línea, los exportadores apuntan como solución "solicitar a la Comisión Europea una ayuda extraordinaria de hasta el 10% del valor de la producción comercializada de tomate de las organizaciones de productores".

    También piden la aplicación de las concesiones arancelarias del Acuerdo a las producciones del Sahara Occidental, que "se está convirtiendo en la principal zona exportadora de tomate de este país".

    La competencia de Marruecos ha dejado cicatrices profundas en los productores españoles de tomate. Mientras luchan por sobrevivir en un entorno cada vez menos favorable, se...

    • 5 min
    ¿Cómo será el agricultor del futuro? Autónomos, asalariados o robots

    ¿Cómo será el agricultor del futuro? Autónomos, asalariados o robots

    El sector agrícola y el de la alimentación son testigos de un cambio significativo en el ámbito laboral. El futuro del trabajo en el campo presenta nuevas oportunidades, pero, sobre todo, nuevos desafíos. A medida que la tecnología avanza, mientras la sociedad demanda una agricultura más sostenible, la transformación se hace inevitable. Y afectará tanto a las prácticas tradicionales del campo, como a los propios trabajadores.
    El envejecimiento de los agricultores, la escasa rentabilidad que obtienen y la falta de relevo, arrojan una incógnita sobre el futuro de esta labor. Aunque hasta ahora la familia tenía un gran peso en el trabajo en el campo, cada vez es más frecuente encontrar otras alternativas, como el de trabajadores asalariados, o incluso máquinas robotizadas.
    De hecho, los datos oficiales señalan que el 93% del casi millón de explotacionoes que hay en España, tienen como titular a una persona física. Pero su rentabilidad languidece en comparación con el 7% restante de tierras, en manos de figuras jurídicas, y que acaparan el 42% del valor de la producción agrícola total.
    Son varias las organizaciones agrarias que han advertido sobre lo alarmante de esta concentración de la rentabilidad. Por ejemplo, desde Coag, en declaraciones recogidas por EFE, denominan a este fenómeno como la 'uberización del campo', un proceso por el que una actividad económica y social, como la agraria, pasa a ser desarrollada por múltiples pequeñas empresas y autónomos independientes, a quedar en manos de muy pocos actores con capacidad de decisión.
    El volumen de transacciones realizadas por fondos de inversión en el sector agroalimentario, en España y Portugal, en 2022, fue superior a los 1.000 millones de euros, un 20% más que el año anterior, según la consultora CBRE. Las principales operaciones fueron de 'buy and leaseback', compra con un arriendo posterior, de adquisición de tierra para su gestión por parte de un operador, y de adquisición de participaciones en empresas que operan en el sector agrícola.
    Estas empresas requieren de mano de obra asalariada, cuando no de robots que puedan suplir algunas tareas, para escalar los rendimientos, con cultivos intensivos y altamente mecanizados.
    Desde Coag advierten, además, sobre prácticas como las cadenas de valor integradas, por las que si bien un agricultor o ganadero siguen siendo propietarios de sus tierras o sus granjas, en la práctica funcionan como asalariados para una empresa.
    En este modelo y otros similares, presentes en sectores como el porcino, la uva de mesa o el vacuno de leche, el productor agrario firma contratos de compraventa con empresas y supedita su supervivencia al destino y a los intereses de esta compañía.
    Se perfila así un cambio de paradigma en la figura del agricultor, reforzado en la desafección de muchos jóvenes hacia la labor agrícola, que no quieren continuar el trabajo de sus padres y abuelos. Un situación que se demuestra por el hecho de que el 41 % de los titulares de explotaciones agrarias sea ya mayor de 65 años y que sólo el 47 % tenga menos de 35 años.
    Desde la organización agraria defienden, por contra, un modelo con un gran número de explotaciones independientes, establecidas en el territorio, con titulares y trabajadores viviendo en el medio rural. Un modelo que aporta más valor a la sociedad, y que además ofrece un suministro alimentario más seguro que el de la concentración en pocas manos de este negocio.
    Por supuesto, el modelo tradicional debe evolucionar, y asimilar tendencias relacionadas con las economías de escala y el uso de la información y los datos. Un camino para el que sería útil, por ejemplo, una unión en cooperativas.
    En la misma línea, desde la organización Cooperativas Agroalimentarias de España destacan que no creen que los grandes capitales vayan a sustituir a toda la agricultura, y además no representan el modelo de futuro, porque su objetivo no es la sostenibilida

    • 6 min
    La sequía altera el campo español: menos arroz y más frutos secos

    La sequía altera el campo español: menos arroz y más frutos secos

    Las consecuencias de la sequía actual, a pesar de las lluvias de los últimos días, está empujando a los agricultores a actuar. El campo español está cambiando los cultivos allá donde sea posible, reduciendo los que necesitan mucha agua, como el arroz, por otros como los frutos secos.
    Hay que tener en cuenta que este año se están superponiendo tanto la sequía meteorológica, provocada por la escasez continua de precipitaciones; como la de tipo agrícola, marcada por el déficit de humedad en el suelo.
    Esta situación afecta a los cultivos de secano, porque no llueve, y a los de regadío, porque se deben recortar sus dotaciones de agua, ante el constante descenso del nivel de los embalses, por debajo de lo normal, algo propio también de la sequía hidrológica.
    Así, muchos productores han visto una merma en sus producciones, mientras que los costes no dejan de incrementarse. Tan complejo es que se debaten entre sembrar en una superficie menor, o incluso dejar de hacerlo, si no les sale rentable.
    Y no es que la agricultura española no esté adaptada a las condiciones climáticas, o a los recursos disponibles. De hecho, es una de las más desarrolladas del mundo, como recuerda el agrónomo Julián Martínez, en declaraciones recogidas por EFE. Pero la situación es tan extrema, que el campo debe adecuarse aún más a los episodios cíclicos de sequía, cada vez más recurrentes e intensos.
    El experto cree que los productores de secano no tienen mucho margen de actuación, más allá de intentar mitigar las pérdidas, gastando menos en la recolección o la fertilización. En el caso del regadío, depende del agua en los embalses y los acuíferos, pero también de la desalación y la depuración, opciones que se están promoviendo en tiempos de sequía, como los actuales.
    Además de mejorar la eficiencia del riego, es un terreno en el que se pueden producir modificaciones en los cultivos. Es el caso, por ejemplo, del arroz, que no va a poder regarse, con las pérdidas económicas que conlleva.
    En el caso del Bajo Guadalquivir, los regantes van a dejar de regar el algodón y el tomate, los dos grandes cultivos de verano. Y si persiste la sequía el próximo año, tendrán que concentrar el agua disponible en cultivos de invierno y primavera, como el trigo y la remolacha, que solo necesitan unos riegos de apoyo.
    Pero, con la mirada puesta en el largo plazo, tienen mayor potencial los árboles que requieren menos agua, como el pistacho o el almendro. Se trata de cultivos de alta rentabilidad, que han tenido grandes inversiones en los últimos años. Es lo que ha pasado, por ejemplo, en Andalucía, donde en los últimos años se ha sustituido el cultivo de maiz por el de hortalizas, frutales y olivar.
    En el caso del olivo, se está haciendo un esfuerzo tremendo, regando con muy poca agua, por goteo. Igual que en la fruticultura, donde se aplica el riego deficitario en los momentos más críticos, para salvar las plantaciones.
    Sobre los esfuerzos actuales para combatir la sequía en el campo, según el profesor de la Politécnica de Madrid Carlos Hernández, observa muchas medidas de emergencia, pero echa en falta otras más estructurales, para garantizar el suministro, como podría ser un Pacto de Estado sobre el agua, que vaya más allá de las cuencas hidrográficas. No se pueden pensar las inversiones a 3 o 4 años, sino que hay que planificar con un horizonte temporal muy amplio. Esto obliga a modernizar el regadío, o a revisar el reparto del agua entre los distintos usos.
    Otro aspecto en el que es necesario avanzar es en el de las previsiones meteorológicas, para que los agricultores de secano puedan tomar mejores decisiones, y en el caso de regadío, para que puedan optar por productos de mayor valor añadido, como hortalizas, frutas y verduras, que pueden suponer una ventaja en condiciones de menor disponibilidad de agua.
    Hay otros puntos a desarrollar, como son la necesidad de emplear el riego de precisión, re

    • 5 min
    La producción de melón y sandía se hunde

    La producción de melón y sandía se hunde

    Si eres fan del melón y la sandía, tienes por delante otro verano complicado. La producción de estas populares frutas ha caído un 20%, debido a la sequía y los altos costes de producción. Un dato adelantado por el sector, que obliga a pensar en que los consumidores van a encontrarse, de nuevo, con elevados precios en los supermercados, como pasó en la anterior campaña.
    Hay que recordar que, en junio de 2022, los clientes llegaron a pagar hasta 12 euros por el melón y la sandía. Un precio elevadísimo, que estuvo provocado, según explicaban entonces, por la finalización del producto marroquí, y el retraso de unas semanas en la cosecha, por culpa de las lluvias y las bajas temperaturas de primavera.

    ¿Se va a repetir esa situación este verano? Desde COAG, en declaraciones recogidas por EFE, aseguran que el sector no puede descartar que los precios se disparen de nuevo. Lo que está claro es que, en junio, el melón y la sandía disponible en tiendas va a ser mucho menor que en otras campañas, e incluso pueden llegar a producirse problemas de desabastecimiento puntuales de estas dos frutas.

    La caída del descenso de la producción viene provocada por la reducción en la superficie cultivada, de alrededor del 20%, debido al retraso en las campañas de invierno en productos como el tomate o el pepino, por las condiciones climáticas. Además, ante los altos precios de estos productos de invierno, han incitado a los agricultores a mantener su producción en invernaderos, aunque fuese a costa de la campaña del melón y la sandía.

    Una sensación contrastada por los últimos datos del Ministerio de Agricultura, que muestran un descenso en los últimos años de la superficie destinada tanto a la sandía como al melón, aunque en este caso es aún más acusada. La mayor parte de la producción de estas frutas se condensa en la provincia de Almería, en su mayoría, y en Murcia, Sevilla y Valencia.

    La tendencia que observan los expertos es que los productores están dejando de plantar por la falta de agua, lo que se traduce en un mal arranque de campaña.

    También influyen las condiciones climáticas que se han vivido en las principales regiones productoras, donde a finales de abril se registraron importantes aumentos de temperaturas, que rozaron niveles propios del verano. Una situación que perjudica a la planta en uno de los momentos más relevantes: el cuaje de los frutos.

    Sin embargo, desde COAG destacan que el rendimiento por metro este año está siendo mejor que el año pasado, sobre todo por los problemas que hubo el ejercicio anterior por las plagas y la calima.

    En estas circunstancias, es probable que se reduzca la cantidad de sandía y melón que se exporta a otros países. Una tendencia que ya comenzó el año pasado, y que este curso se agudiza. Casi una de cada cinco toneladas que se producen se destina al comercio internacional, siendo Italia, Grecia y Turquía, los principales países que compiten con España.

    Por último, los agricultores también están preocupados por el aumento de costes de producción, que rondan el 10%, y que se suman al 30% registrado en el ejercicio precedente. Mientras que precios como la energía o la mano de obra, aunque no han vuelto a subir, continúan siendo muy elevados.

    • 4 min
    El fraude del ajo chino cabrea a los productores españoles

    El fraude del ajo chino cabrea a los productores españoles

    Los profesionales del campo español están en una situación muy complicada. Es un sector víctima de las difíciles condiciones climatológicas para ejercer su actividad, junto con la salvaje subida de los costes de producción y las consecuencias de la invasión de Ucrania. Pero hay un grupo de agricultores que están especialmente preocupados: los que se dedican al ajo.

    Los productores de ajo no solo se enfrentan a las dificultades de todo el sector, sino que, además, tienen el problema de la entrada fraudulenta de ajo congelado de origen chino en la Unión Europea. Según un informe de la Mesa Nacional del Ajo, que acaba de hacer público, la irregularidad se basa en que este supuesto ajo congelado en realidad es refrigerado, que se transporta a una temperatura de -4 grados, en lugar de los -20 grados a los que debe viajar el congelado. Aunque puede parecer un tema menor, en realidad es clave para que la competencia sea desleal y fraudulenta, porque están en distintas categorías arancelarias.

    De esta forma, el ajo chino se introduce en Europa fuera de cuota y con aranceles muy bajos, perjudicando así a los productores españoles.

    Ante esta situación, los productores de ajo de España, Italia y Francia han exigido a Bruselas un mayor control fronterizo, para evitar la entrada fraudulenta de ajo chino en la Unión Europea. Poniendo el foco en concreto, sobre todo, en la frontera belga. Incluso solicitan que se cree un código Taric, una referencia arancelaria, específico para el ajo congelado.

    Por otro lado, al sector también le preocupa que la superficie de siembra de este cultivo se ha reducido casi un 20%, según los datos de Agroseguro. Destaca el caso de Andalucía, la comunidad autónoma con un mayor descenso de superficie de siembra con un 42 % menos, con respecto a la anterior campaña.

    La merma viene dada por la situación de sequía que sufre Andalucía y los problemas de acceso al agua que existen en Castilla-La Mancha. Es un problema que preocupa mucho al sector, ya que el ajo es un motor económico en muchos municipios de España, y que genera casi un millón de jornales al año.

    Esta caída se suma a las malas cifras registradas durante la campaña anterior, cuya producción se vio mermada en casi un tercio respecto a la precedente.

    Sin olvidar, por supuesto, el incremento de los costes de producción, que ronda el 30%, y con limitaciones para subir los precios, de lo que culpan a la distribución, ya que importa ajos de dónde sea necesario para presumir de precios bajos.

    El ajo es un ingrediente esencial en muchas cocinas y sus beneficios para la salud son ampliamente reconocidos. Es crucial proteger la integridad de esta industria y garantizar que los consumidores puedan disfrutar de un ajo auténtico y de calidad en sus platos. Con esfuerzo conjunto, el sector del ajo puede superar estos obstáculos y seguir siendo una parte importante de la industria alimentaria global.

    La edición sonora de este capítulo es cosa de Remo Vicario. La adaptación del texto es de Javi Calvo. Mientras que la locución es mía, y soy Carlos Asensio

    • 4 min
    Las ventas de aceite de oliva en España se hunden

    Las ventas de aceite de oliva en España se hunden

    El precio empieza a ganarle la batalla al aceite de oliva. A pesar de que es un producto básico en la dieta mediterránea, de que es un ingrediente que lleva siglos utilizándose, y de que cuenta con un sabor y propiedades nutricionales excepcionales, el aceite de oliva se enfrenta a una crisis cada vez más profunda. En el primer trimestre del año, las ventas cayeron un 23%, hasta los 60,14 millones de litros.
    La estadistica, difundida por la Asociación Nacional de Industriales, Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles, y recogida por EFE, refleja también que, si se extiende el plazo de control a los últimos 6 meses, la caída de ventas alcanza el 13%, respecto al mismo periodo de la campaña anterior. Así, entre octubre y marzo las ventas alcanzaron los 134 millones de litros.

    Si desgranamos las ventas de aceite por categoría, descubrimos que todas reducen el volumen de negocio. Así, las ventas de virgen extra caen un 14%, el suave un 32%, el intenso un 30% y el virgen, a secas, un 10%.

    Esta situación se explica por la crisis que está viviendo el sector del aceite de oliva, en una situación muy complicada desde hace más de un año. Venimos de un ejercicio, el 2022, que ha sido muy duro, lastrado por la sequía extrema que vivió el país, junto con la subida de los costes de producción, lo que se tradujo en una campaña con el menor volumen en una década y precios disparados.

    En una especie de tormenta perfecta, el sector del aceite de oliva vive las consecuencias de una producción en mínimos, una demanda que no deja de crecer en todo el mundo, y la falta de productos sustitutivos, como la alternativa de girasol, afectado por la invasión de Ucrania.

    El agricultor también sufre por la subida de los costes de producción, que acaban repercutiendo en el precio final. Aquí se incluye la mano de obra, la maquinaria, el transporte, y costes varios como los seguros, el combustible, los fertilizantes o los abonos. A lo que hay que sumar los costes energéticos, fuera de control, que han disparado los gastos de la fabricación del aceite en las almazaras.

    En el resto de la cadena, los envasadores también sufren por el alza de los costes de fabricación. Además de por todos los que hemos comentado, también por el hecho de que el recipiente es cada vez más caro, por ejemplo, por los nuevos impuestos, como el aplicado al plástico.

    Todo repercute negativamente en el precio final del aceite. Hasta niveles récord. Y que es la circunstancia que más está presionando para que caíga el consumo, como llevaban advirtiendo los productores desde hace meses.

    ¿Qué va a pasar en el futuro? Es complicado saberlo, pero no parece que los precios vayan a bajar pronto. Las condiciones climáticas no acompañan, con unas temperaturas anormalmente altas, especialmente graves en el momento de la floración y el cuajado del fruto, que afectan directamente a la producción de aceitunas. Todo hace pensar que la oferta seguirá disminuyendo, y los precios seguirán subiendo.

    Con la vista puesta más a largo plazo, el miedo para los profesionales del sector, está en que los consumidores empiecen a buscar productos alternativos, como la mantequilla, de menor calidad en todos los sentidos, y que sea más difícil recuperarlos como clientes.
    Toca esperar a ver cómo evoluciona en los próximos meses.

    • 5 min

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