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MelP_434-Lucas_11_10 Meditando en la Palabra

    • Religion & Spirituality

«Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.» (Lucas 11:10)

Jesús incluyó este pensamiento dentro de su enseñanza sobre la oración. Esta traducción del versículo está bien pero en el idioma original, se lee más bien así: todo aquel que sigue pidiendo, recibe ; ... que sigue buscando, encuentra; ... que sigue llamando o tocando a la puerta, se le abrirá. Lo que está enfatizando Jesús es la constancia en la oración. Ahora bien, es importante enfatizar que no se trata de simplemente repetir la misma petición hasta cansar a Dios. Eso es lo que Jesús en su sermón del monte llamó “vanas repeticiones”. Nos recordó que Dios ya sabe lo que necesitamos y por lo tanto, no hace falta intentar manipular a Dios por medio de esta vanas repeticiones como hacían los gentiles. Más bien lo que Jesús nos anima a hacer es tomar en serio la oración, a gozar de una comunión constante con Dios en la oración para llegar a conocerlo mejor. Lucas 11:13 lo deja claro cuando nos dice que el mayor regalo que nos puede dar nuestro Padre es el Espíritu Santo. El resultado de estar pidiendo, buscando y llamando en la oración es mayor comunión con el Espíritu de Dios.

Tomemos en serio hoy la oración. Apartemos tiempo especial para seguir pidiendo, buscando y llamando, porque cosecharemos la bendición del tiempo y esfuerzo invertido en nuestra relación con Dios por su Espíritu Santo. (David Bell)

«Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.» (Lucas 11:10)

Jesús incluyó este pensamiento dentro de su enseñanza sobre la oración. Esta traducción del versículo está bien pero en el idioma original, se lee más bien así: todo aquel que sigue pidiendo, recibe ; ... que sigue buscando, encuentra; ... que sigue llamando o tocando a la puerta, se le abrirá. Lo que está enfatizando Jesús es la constancia en la oración. Ahora bien, es importante enfatizar que no se trata de simplemente repetir la misma petición hasta cansar a Dios. Eso es lo que Jesús en su sermón del monte llamó “vanas repeticiones”. Nos recordó que Dios ya sabe lo que necesitamos y por lo tanto, no hace falta intentar manipular a Dios por medio de esta vanas repeticiones como hacían los gentiles. Más bien lo que Jesús nos anima a hacer es tomar en serio la oración, a gozar de una comunión constante con Dios en la oración para llegar a conocerlo mejor. Lucas 11:13 lo deja claro cuando nos dice que el mayor regalo que nos puede dar nuestro Padre es el Espíritu Santo. El resultado de estar pidiendo, buscando y llamando en la oración es mayor comunión con el Espíritu de Dios.

Tomemos en serio hoy la oración. Apartemos tiempo especial para seguir pidiendo, buscando y llamando, porque cosecharemos la bendición del tiempo y esfuerzo invertido en nuestra relación con Dios por su Espíritu Santo. (David Bell)

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