unaVidaReformada

samuel hernández clemente
unaVidaReformada

mirando la vida desde la perspectiva de Dios

  1. La oración CORRECTA

    1일 전

    La oración CORRECTA

    La oración cristiana no es simplemente un acto religioso o un ritual vacío; es la expresión viva de nuestra comunión con Dios. A través de la oración, nos acercamos al trono de gracia (Hebreos 4:16) como hijos adoptados por medio de Cristo, dirigidos por el Espíritu Santo. Para que nuestra oración sea bíblica y agradable a Dios, debemos atender tres aspectos fundamentales: el Dios correcto, las ideas correctas y la actitud correcta. 1. Debemos orar al Dios correcto: el único y verdadero Dios La oración cristiana tiene como único destinatario al Dios trino: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 28:19). No basta con tener sinceridad; debemos asegurarnos de que oramos al verdadero Dios revelado en las Escrituras. Orar a ídolos, ideas humanas de la divinidad o conceptos ambiguos sobre Dios es ofensivo para Él (Éxodo 20:3-5). Jesús nos enseñó a orar al Padre celestial: "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre" (Mateo 6:9). Esta dirección nos recuerda que la oración no es un diálogo con un poder impersonal ni con una fuerza cósmica, sino con el Dios personal y soberano que se ha revelado en Cristo. 2. Debemos orar con las ideas correctas: conforme a las Escrituras Nuestra oración debe estar fundamentada en la verdad bíblica. No podemos acercarnos a Dios con ideas que contradigan Su Palabra, ni con deseos egoístas o carnales. Santiago nos advierte: "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (Santiago 4:3). La Escritura nos guía en cómo orar correctamente: Con fe: "Pero pida con fe, no dudando nada" (Santiago 1:6), debemos orar también conforme a la voluntad de Dios: "Si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye" (1 Juan 5:14) - y así mismo, nuestra oración debe estar saturada de acción de gracias: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Filipenses 4:6). 3. Debemos orar con la actitud correcta: humildad y mansedumbre El Dios soberano no se impresiona con nuestras palabras elaboradas ni con la cantidad de nuestras oraciones. Él busca corazones humildes que reconozcan su total dependencia de Su gracia. El salmista declara: "Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu" (Salmo 34:18). Jesús mismo enseñó que el fariseo, quien oraba con orgullo, no fue justificado; pero el publicano, que clamó: "Dios, sé propicio a mí, pecador", fue escuchado (Lucas 18:9-14). Esta actitud de mansedumbre reconoce nuestra necesidad constante de Dios y Su misericordia. ORAR ES CLAMAR POR LA MISERICORDIA DEL REY La oración cristiana no es un monólogo vacío ni una transacción comercial con Dios; es un acto de adoración y comunión. Cuando oramos al Dios correcto, con las ideas correctas y con la actitud correcta, encontramos que nuestra oración se convierte en una experiencia de acercamiento al Rey de reyes, es un privilegio y honor - La oración es el medio principal por el cual los hombres invocan a Dios y aprenden a confiar en Él, mostrando así su dependencia de Su bondad y misericordia. Oremos, entonces, con confianza, sabiendo que en Cristo tenemos acceso al Padre y que el Espíritu Santo intercede por nosotros conforme a la voluntad de Dios (Romanos 8:26-27).

    42분
  2. Sin volver ATRÁS

    3일 전

    Sin volver ATRÁS

    SIN MIRAR ATRÁS La vida cristiana es una jornada marcada por el llamado a la piedad, entendida como devoción, fervor y consagración a Dios. En su segunda epístola, el apóstol Pedro nos exhorta a añadir piedad a nuestra fe como una virtud indispensable (2 Pedro 1:6). Este llamado no es opcional, sino una manifestación de nuestra unión con Cristo y un reflejo de nuestra esperanza eterna. "No mirar atrás" significa vivir con la mirada fija en Cristo, avanzando en nuestra devoción a Dios con perseverancia, urgencia e integridad. 1. Piedad es Perseverancia: Buscar a Dios Continuamente La piedad no es un acto aislado, sino un hábito constante. Pedro nos llama a confirmar nuestra vocación y elección a través de una vida que no cesa en buscar a Dios (2 Pedro 1:10). Esta perseverancia implica reconocer que nuestra fortaleza para vivir piadosamente proviene de Su poder divino, que nos ha dado "todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad" (2 Pedro 1:3). Vivir piadosamente significa no desmayar ante los desafíos, sino avanzar con la certeza de que Dios obra en nosotros para cumplir Su propósito. La perseverancia en la piedad es evidencia de una fe viva y de un amor genuino por nuestro Salvador. 2. Piedad es Urgencia: Buscar a Dios Prioritariamente Pedro advierte acerca de los falsos maestros y el peligro de ser arrastrados por doctrinas que desvían nuestra atención (2 Pedro 2:1-3). Por ello, la piedad demanda urgencia: debemos priorizar nuestra búsqueda de Dios por encima de todas las cosas. El cristiano que vive piadosamente reconoce que la comunión con Dios no puede esperar. Cada día, al enfrentar la tentación de priorizar lo temporal sobre lo eterno, debemos recordar las palabras de Pedro: "Pero vosotros, amados, sabiendo esto de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos caigáis de vuestra firmeza" (2 Pedro 3:17). Buscar a Dios urgentemente refleja un corazón que entiende la brevedad de la vida y la inminencia del regreso de Cristo. 3. Piedad es Integridad: Buscar a Dios Completamente La piedad no admite una devoción dividida. Pedro nos insta a vivir "en santa y piadosa manera de vivir" mientras esperamos la venida del Señor (2 Pedro 3:11). Esto significa que toda nuestra vida, en pensamiento, palabra y obra, debe estar consagrada a Dios. La integridad en la piedad implica rechazar la hipocresía y vivir de acuerdo con la verdad del evangelio. Así como Pedro describe a los falsos maestros como aquellos que "tienen el corazón ejercitado en la avaricia" (2 Pedro 2:14), los creyentes piadosos deben cultivar un corazón ejercitado en justicia y santidad, buscando a Dios completamente. “NO VUELVO ATRÁS” El llamado a la piedad es un llamado a "no mirar atrás", sino a avanzar con perseverancia, urgencia e integridad hacia la meta de nuestra vocación en Cristo Jesús. Sin embargo, esta perseverancia no es una obra que realizamos en nuestras propias fuerzas. Pedro nos recuerda que es Dios quien nos ha llamado por Su gloria y excelencia, y que Su Espíritu Santo nos capacita para vivir piadosamente (2 Pedro 1:3). Que nuestras vidas sean un continuo crecer " en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 Pedro 3:18), y que caminemos en piedad, no mirando atrás, sino firmes en la esperanza que Él nos ha dado.

    32분
  3. Nuestra historia está en buenas manos

    2024. 12. 13.

    Nuestra historia está en buenas manos

    El relato de la Navidad es un recordatorio de que Dios no solo gobierna la historia, sino que entrelaza cada detalle con soberana precisión para cumplir su propósito eterno. El embarazo de Elisabet, la gestación de Juan el Bautista, el censo de César Augusto, la estrella que guió a los magos, el parto de María en Belén y hasta las vidas de Simeón y Ana: nada de esto fue una casualidad, sino la obra providencial de un Dios que escribe la historia con perfección infinita. Mientras el mundo habla de "alineaciones cósmicas" o "coincidencias asombrosas", los cristianos afirmamos con confianza: "Dios tiene el control de la historia." El primer Adviento trastornó los planes de todos sus protagonistas: José enfrentó un embarazo que no esperaba, María aceptó con fe un llamado que jamás planeó, los pastores dejaron sus campos para ver al Mesías, y los magos recorrieron largas distancias sin saber adónde llegarían. Incluso Herodes, con todos sus planes de grandeza, se encontró frente al Rey verdadero que trastornaría sus aspiraciones. Este "nacimiento no planificado" desde una perspectiva humana era, en realidad, el eje central de la agenda divina: el nacimiento de este Niño en un pesebre cambiaría todas las demás historias. En temporada de Adviento, recordemos que nuestras vidas también están en las manos del Soberano. Dios puede trastornar nuestras agendas, desbaratar nuestros planes y cambiar nuestras expectativas, pero lo hace con un propósito mayor que nosotros mismos: su gloria y nuestra redención. ¿Cómo responderemos? Con humildad y asombro, con reverencia y gozo, confiando en que nuestro Dios soberano está cumpliendo su agenda divina y que nuestra historia está en las buenas manos del Salvador.

    57분

소개

mirando la vida desde la perspectiva de Dios

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