Dar la talla - Episodio 4

Mujeres que corren

A mediados del siglo XX, la industria del fitness aún estaba en pañales, pero el negocio de las dietas ya estaba a pleno rendimiento. Las básculas caseras se hicieron muy populares y las revistas alentaron a las niñas y a las mujeres a controlar de cerca su peso y su talla.

Además, después de la Segunda Guerra Mundial para combatir la paranoia de que las mujeres se habían vuelto muy masculinas, porque muchas habían cubierto los puestos de trabajo de los hombres que habían sido llamados a filas, se las instó a ser más femeninas.

Hoy, como escribe Louise Foxcroft en su libro “Calories and corsets”: “Muchas de nosotras vivimos bajo la tiranía de una forma corporal prescrita culturalmente donde la dieta es la norma y un cuerpo delgado es el objetivo”. 
Y, aunque el movimiento body positive es un soplo de aire fresco, el cuerpo de una mujer sigue siendo objeto de debate y escrutinio. Aún queda mucho por hacer para que las mujeres no se sientan constantemente juzgadas por su aspecto físico.
Pese a los esfuerzos por cambiar la conversación, el ejercicio se sigue asociando a la pérdida de peso y el problema es que cuando definimos la salud y el estado físico exclusivamente a través de la talla del pantalón ignoramos otros biomarcadores de salud que son mucho más relevantes. Además, como corrobora la ciencia, estar obeso es un estigma.

En el cuarto episodio de Mujeres que corren hablamos de esos otros obstáculos a los que se enfrentan las mujeres a la hora de correr y de cómo el ejercicio se nos ha vendido durante años como una estrategia para dar la talla.

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