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Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Un Mensaje a la Conciencia ahp@conciencia.net (Hermano Pablo y Carlos Rey)

    • Religion und Spiritualität
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Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

    «No pude abrazarla como hubiese deseado»

    «No pude abrazarla como hubiese deseado»

    Sucedió el 24 de julio de 1899 en el Nuevo Café de la Montaña, situado en los bajos del Gran Hotel de París de la Puerta del Sol en la ciudad de Madrid, marcado posteriormente con una placa que dice: «Aquí estuvo el Café de la Montaña, lugar de tertulia del escritor Ramón del Valle-Inclán». Cuando llegó a la tertulia aquella tarde, Valle-Inclán pidió un café con leche y una botella de agua, se sentó a la mesa y se unió a la acalorada discusión sobre el duelo anunciado entre un caricaturista portugués, amigo suyo, y un joven aristócrata andaluz. Unas noches atrás, en el Paseo de la Castellana, éstos habían tenido una disputa en torno a la valentía de portugueses y españoles.

    A Valle-Inclán el asunto lo había irritado mucho. El portugués no había tocado nunca un arma, por lo que se había puesto a recibir apresuradas lecciones de un militar amigo. Y uno de los que le habían llevado la carta de desafío al día siguiente de la disputa era el cronista Manuel Bueno, que era precisamente uno de los tres con los que Valle estaba ahora discutiendo. De ahí que Valle le reprochara a Bueno que éste no hubiera tratado de calmar los ánimos del joven español agraviado a fin de evitar el duelo. Ante la respuesta de Manuel Bueno, se dice que Valle le recriminó: «¡No sea usted majadero, que usted no sabe una palabra de eso!»1

      Acto seguido, Manuel Bueno, sintiéndose ofendido él mismo, alzó su bastón para golpear a su adversario, que trató de protegerse con el antebrazo izquierdo. Pero el impacto hizo que el gemelo de la camisa de Valle se clavara en su piel, ocasionándole una profunda herida que acabó por infectarse y producirle gangrena en el brazo. Lamentablemente, el médico y cirujano Manuel Barragán y Bonet juzgó necesario amputarle el brazo a Valle-Inclán, certificando que se lo amputó a causa de «una fractura con herida en los huesos del tercio inferior de la extremidad».2

    Algún tiempo después, los dos hombres volvieron a encontrarse. Manuel Bueno, contrito y apenado, ofreció su mano a Valle-Inclán, que aceptó de buena gana las disculpas de su rival, consciente de que no fue un acto intencional lo que lo había convertido, a la edad de treinta y tres años, en el segundo manco más famoso de las letras hispanas después de Cervantes. Y como si no fuera mayor cosa, en una entrevista que se le hizo en el periódico La Esfera en 1915 Valle-Inclán le dijo al periodista: «Solamente he echado de menos el brazo perdido cuando murió mi pobre hija... Se moría, y yo no pude abrazarla como hubiese deseado.»3

    «¡Qué conmovedor que eso fuera lo que más lamentara el escritor gallego como resultado de la amputación del brazo! Es que, para los que disfrutamos de la relación paternal que Dios ha querido que tengamos con nuestros hijos, no hay nada en el mundo que supere lo que sentimos cuando abrazamos a uno de ellos. Gracias a Dios, Él siente lo mismo cuando permitimos que nos abrace a nosotros como hijos suyos. Cuando volvemos al seno de su hogar, nuestro Padre celestial corre a nuestro encuentro para abrazarnos y así mostrarnos lo mucho que nos ama. Más vale que nos dispongamos a recibir ese gran abrazo divino.4

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Antonio Astorga, «Valle-Inclán, 77 años sin el gran capitán lírico de la literatura española», ABC, Cultura, 1 julio 2013 En línea 4 septiembre 2018; Antonio Iraizoz, «Leal da Câmara (I)», Pessoas en Madrid: Huellas de Portugal en Madrid (Hechos y personajes portugueses en el arte y la historia de Madrid), 25 septiembre 2012 En línea 5 septiembre 2018.


    2
    Ignacio S. Calleja, «La verdadera historia por la que Valle-Inclán quedó manco en un café de la Puerta del Sol», ABC, Curiosidades de Madrid, 24 febrero 2015 En línea 4 septiembre 2018.


    3
    «Valle-Inclán en su g

    • 4 Min.
    «Odio a esa mujer y a sus hijos»

    «Odio a esa mujer y a sus hijos»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Tengo veintiún años de edad [y] tengo una hija de dos meses y medio. [Hace dos años que] vivo [con] el padre de mi hija. Él tiene dos hijos varones con una mujer que aún es su esposa. Él responde económicamente por ellos y los visita una vez por semana. Lo cierto es que yo no quiero a esos niños. Tengo mucho resentimiento en contra de mi pareja y peleamos mucho....

    »Él dice que me ama a mí, pero no se divorcia de ella. Yo ya no soporto esta situación. No tengo paz en mi conciencia porque siento que destruí un hogar. Yo le digo a él que odio a esa mujer y a sus hijos, pero no es odio; es una culpa inmensa que no me deja ni dormir. Esto él no lo sabe. Esta culpa me atormenta día y noche, y no sé qué hacer porque lo amo a él. Pero veo su pasado, y eso me hace más grande ese resentimiento.»

    Este es el consejo que le dimos:

    «Estimada amiga:

    »... La conciencia es una fuerza poderosa para nuestro bien en esta vida. Dios la diseñó para que nos ayudara a tomar decisiones acertadas y a aprender de nuestros errores. Sabemos que hombres de la talla del patriarca Abraham y del rey David sufrieron remordimientos de conciencia. Ambos decidieron que, a fin de tener la conciencia tranquila, debían enmendar las cosas indebidas que habían hecho. Nosotros creemos que usted debe hacer lo mismo.

    »Usted dice que destruyó un hogar. Su conciencia la atormenta constantemente por lo que usted ha hecho. Los dos hijos varones de su pareja son un recuerdo permanente de que usted tuvo parte de la culpa de que ellos tengan que vivir sin su padre.

    »Por supuesto, ese hombre tiene tanta culpa como la que tiene usted. Pero no es él quien nos ha contado su caso. Así que tenemos que darle nuestro consejo a usted y no a él.

    »No logramos comprender la razón de que usted haya optado por vivir con un hombre casado. Suponemos que usted no se respeta lo suficiente como para saber que no tiene que compartir un hombre con otra mujer. No importa si él la ama o no a ella, o si quiere o no estar con ella. Al vivir con él, usted se ha hecho cómplice de su culpa.

    »Lamentamos mucho que su hijita, en su inocencia, esté en medio de una situación tan difícil. Pero usted debe cortar esta relación malsana con su pareja, aunque su hija sufra las consecuencias cuando sea mayor.

    »Cuando usted deje a ese hombre, él seguramente volverá con su esposa. Pero usted debe dejarlo de todos modos, aunque él decidiera no volver con ella. La única manera de tener una conciencia tranquila es cortar toda relación con él. Entonces Dios la perdonará por lo que usted ha hecho si se lo pide.

    »No será fácil, pero valdrá la pena,

    »Linda y Carlos Rey.»

    El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 90».

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 Min.
    «Nadie puede quitarnos lo que hemos disfrutado»

    «Nadie puede quitarnos lo que hemos disfrutado»

    Durante dieciocho meses pasearon por casi todo el mundo. Viajaron en líneas aéreas, barcos de lujo y trenes de primera. Se alojaron en grandes hoteles y compraron de todo en famosas tiendas. Todo esto lo hacían a la moderna, pagando con tarjetas de crédito. Es decir, hasta que regresaron a Nueva York y fueron arrestados. Porque John y Mary Tillotson eran ladrones.

    Habían andado de turistas por casi dos años con falsas tarjetas de crédito, robando tarjetas descuidadas y usándolas como si fueran suyas luego de cambiar de identidad. Cuando las autoridades los interrogaron, la muchacha descaradamente dijo: «Nos agarraron, pero nadie puede quitarnos lo que hemos disfrutado.»

    El manifestar semejante desvergüenza seguramente enfurece al que posee valores morales, como lo son la decencia, la integridad, la rectitud, la justicia, la nobleza y la honradez. ¿Qué sucede con nuestras disciplinas? ¿Desde cuándo es aceptable engañar? ¿Cuándo dejó de ser malo mentir, robar, falsificar y sobornar? ¿Dónde está la virtud que nos legaron nuestros antepasados?

    Es increíble notar cómo nuestra sociedad está dándole vuelta a todo. A lo blanco lo llama negro, a lo malo, bueno, a lo injusto, honrado, y a lo infame, ejemplar. Es por esa disposición tergiversada que una patinadora le quiebra la pierna a su contrincante, o que un dueño de empresa, para cobrar el seguro, le prende fuego a su propiedad, o que un empleado le roba al que le ha dado trabajo, o que un funcionario público olvida lo que significa ser honrado.

    Tanto nos hemos alejado de virtudes sanas y de prácticas nobles que ni cuenta nos damos de que nuestras desgracias se deben a la semilla corrupta que estamos sembrando. Decimos que la moralidad pertenece a otra época, que vivimos en tiempos en que nada es bueno ni malo de por sí, pero no nos damos cuenta de que nuestro fracaso se debe a que no nos ceñimos a las leyes morales de Dios. La ley de la cosecha, que dice: «Cada uno cosecha lo que siembra» (Gálatas 6:7), ha quedado en el olvido.

    Para no destruirnos del todo, necesitamos volver a buscar a Dios. Son las leyes absolutas de Dios las que nos guían hacia la salud y el bienestar. No tenerlas en cuenta es disponer nuestra propia ruina. Volvamos a Dios. Regresemos a los valores divinos. No sigamos destruyéndonos.

    Cuando Jesucristo entra a vivir en nuestro corazón, Él lo cambia por completo. Vemos, entonces, lo bueno como bueno y lo malo como malo. Abrámosle nuestro corazón a Cristo. Dejémoslo entrar. Él quiere darnos nueva vida. Él enderezará nuestros pasos.

    Hermano Pablo
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 Min.
    «Nadie se dio cuenta de que sufrí de abuso»

    «Nadie se dio cuenta de que sufrí de abuso»

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Cuando yo tenía unos cinco años, mi padre abusó de mí en reiteradas ocasiones. Nadie se dio cuenta en mi familia, y es la primera vez que lo cuento. Yo ya lo perdoné, pero debido a él soy muy desconfiada en cuanto a tener una relación sentimental.

    »No sé si debo decirle a mi novio (cuando lo tenga) que sufrí de abuso, o seguir reservándomelo. Tampoco sé si debo recibir terapia para trabajar el trauma y la desconfianza, o dejar que Dios siga ayudándome como lo ha hecho durante toda mi vida, y más aun en este aspecto de mi vida que jamás nadie ha sabido.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »¡Cuánto sentimos lo que le sucedió! Es trágico que le fuera arrebatada su inocencia a tan temprana edad....

    »Usted pregunta si debe recibir terapia o seguir confiando en Dios. A eso lo llamamos una falsa dicotomía. Es que está dando a entender que, o recibe terapia, o sigue confiando en Dios. Lo cierto es que puede y debe hacer ambas cosas. Pero usted bien pudiera preguntar: “¿Por qué necesito terapia cuando me ha ido tan bien hasta ahora? ¿Por qué abrir un capítulo cerrado de mi vida? ¿Acaso no puede Dios sanar de modo sobrenatural mis heridas emocionales?”

    »Sí, Dios puede hacerlo, pero la sanidad es, por lo general, un proceso y no un suceso instantáneo. Su papá la maltrató por algún tiempo, y ese abuso produjo cambios en las sustancias químicas de su cerebro durante ese tiempo.... Usted perdió muchísimo, y sin embargo jamás tuvo la oportunidad de llorar esa pérdida.

    »En su cerebro de niña de cinco años es probable que haya confundido aquel abuso con lo que debiera ser amor normal entre padres e hijos. Es más, lo mantuvo en secreto, sin contarlo a nadie más en su vida, porque sintió vergüenza, o porque él le hizo alguna amenaza.... ¿Cómo hace esa niña, que llega a ser una adolescente y luego una adulta, para de veras comprender todas las diferencias que hay entre el amor paternal y maternal, el amor sentimental y el acto sexual?

    »El hecho de que usted nunca haya hablado acerca de esto con nadie es la mejor razón por la que debe contarle este secreto a una terapeuta. Hasta ahora, usted lo ha tenido encerrado en su subconsciente, sin comprender el peligro emocional que eso representa. Le recomendamos que acuda de inmediato a una consejera que se especialice en tratar a víctimas de abuso.

    »Con relación a cuándo debe contarle su experiencia a un novio futuro, le servirá leer los Casos 450 y 514 en www.conciencia.net. Allí, bajo el tema de abuso o maltrato, encontrará también otros casos que pudieran resultarle de ayuda.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, se puede leer si se pulsa la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 671.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 Min.
    «La Juana de Arco del Perú»

    «La Juana de Arco del Perú»

    (Víspera del Aniversario del Martirio de Túpac Amaru II y Micaela Bastidas)

    «A sólo dos días de firmada la sentencia de muerte dictaminada por el despiadado visitador José Antonio de Areche, Micaela Bastidas Puyucahua, Túpac Amaru II, su hijo mayor Hipólito, varios miembros de sus familias y todos los rebeldes detenidos fueron ejecutados [en la Plaza de Armas del Cusco] —relata el escritor peruano Bruno Pólack en su obra titulada Mujeres que forjaron el Perú—. Esa mañana del 18 de mayo de 1781 fue triste y mortecina....

    »Hipólito Condorcanqui Bastidas, de veinte años, fue el primero en ser ejecutado... frente a sus padres y su hermano pequeño, Fernando.... El grito de horror de Micaela Bastidas fue tal que tuvieron que colocarle una mordaza para silenciarla....

    Luego subió Micaela al patíbulo y, al lado de su hijo muerto, pudo ver la mirada de rabia de su esposo y la atónita mirada de su hijo menor, al cual... obligaron a presenciar la muerte de toda su familia.... A nuestra indómita heroína, con la cabeza en alto sin someterse ante [las] torturas, [los españoles] la mataron furiosamente a patadas y puñetes....

    »Se hizo esto como escarmiento y para amedrentar a los que intentaran desobedecer, sin saber que el resultado sería exactamente lo contrario. Nunca como en ese momento de nuestra historia colonial fueron tantas las manifestaciones de libertad de nuestro propio pueblo.... La sangre que estaban derramando nuestros héroes en la plaza del Cusco regaba el deseo de libertad en toda la población andina. El sacrificio de Micaela Bastidas y Túpac Amaru, con el mismo brillo y valentía, prendió con rapidez en sus corazones.»1

    De ahí que su compatriota, el historiador y catedrático Atilio Sivirichi Tapia, escribiera los siguientes versos... con los que rinde tan merecido homenaje a Micaela:

    Mientras el Caudillo sublevaba a los pueblos
                del Alto Perú, la Argentina y Chile,
    su esposa Micaela Bastidas Puyucawa
                dirigía la Revolución en el Cusco.
    Mujer india, a caballo recorrió todas las provincias....
                [y] se convirtió en la JUANA DE ARCO DEL PERÚ.

    ¡VALEROSA!, encarnación del indomable
                genio de la mujer Americana.
    ¡GUERRILLERA!, luchó con el fusil en la mano
                a la cabeza de sus huestes.
    ¡PATRICIA!, sacrificó su juventud, su vida,
                en aras del ideal emancipador.
    ¡HEROÍNA!, luchó hasta caer prisionera
                en manos de los dominadores.
    ¡MÁRTIR!, prototipo de la abnegación:
                sufrió tormentos sin derramar lágrimas.

    Fue decapitada y descuartizada en la Plaza del Cusco,
                SÍMBOLO DE LA MUJER PERUANA.2

    Quiera Dios que así como la sangre que derramaron aquellos héroes en la Plaza de Cusco, esa mañana mortecina, regó el deseo de libertad física en toda la población andina, así también la sangre que derramó Jesucristo en el Monte Calvario, hace ya dos mil años, riegue en nosotros un deseo tan arduo de libertad espiritual que determinemos conocer la verdad con que Cristo nos hizo verdaderamente libres y que, conforme a lo que nos enseña San Pablo, nos mantengamos firmes en esa libertad y jamás la abandonemos.3

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Bruno Pólack, «Micaela Bastidas: “La primera mujer independentista de América (1780-1781)”, Mujeres que forjaron el Perú, Bicentenario: Colección Perú 1821-2021 (Lima: Editorial Planeta Perú, 2018; Edición Digital, 2020), Loc. 730.


    2
    Atilio Sivirichi Tapia, «El apocalipsis de José Gabriel Condorcanqui», en César A. Ángeles Caballero, Túpac Amaru y Micaela Bastidas en la poesía peruana, Comi

    • 4 Min.
    «Soy celoso y maltrato de palabra a mi esposa»

    «Soy celoso y maltrato de palabra a mi esposa»

    En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

    «Estoy casado hace cuarenta años. Mi esposa y yo somos seguidores de Cristo hace más de catorce años. Desde joven he sido celoso y le he hecho la vida imposible a mi esposa. Aun hoy, cuando discrepamos en algún asunto, la maltrato de palabra. Después siempre me siento culpable y me cuestiono sobre mi sinceridad con Dios. Leo poco la Biblia, y pienso que no soy un verdadero seguidor de Cristo.

    »Siento pena por mi esposa, a la cual quiero con la vida, y sé que no es feliz conmigo. Temo perderla a pesar de tantos años de matrimonio. Y me avergüenzo ante Dios por no ser fiel a su Palabra.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimado amigo:

    »Le está remordiendo la conciencia, y eso es algo muy provechoso. Nosotros lo comprendemos, tal como lo comprendería el apóstol Pablo.

    »En la Carta de San Pablo a los Romanos, él explica una y otra vez en detalle que se siente frustrado debido a que con frecuencia se propone hacer lo bueno, y sin embargo termina haciendo lo malo.1 Él lo describe como una guerra interna entre él mismo, por su propia tendencia natural a pecar, y Jesucristo, a quien le ha pedido que perdone sus pecados pasados y que forme parte de su vida. San Pablo deja en claro que Cristo no lo abandona simplemente porque está luchando con esa tendencia hacia el pecado.

    »La lucha que describe el apóstol es exactamente el mismo «tira y afloja» que describe usted. Al Hermano Pablo le gustaba explicar esa lucha comparándola con el juego de tirar la cuerda, empleando un imán. El pecado nos atrae como un imán, pero cuando hemos puesto nuestra fe en Cristo, Él también nos atrae como lo haría un imán. Eso nos deja a nosotros en la mitad, siendo halados en ambas direcciones por el poder de las atracciones opuestas.

    »Tal como acostumbrada a describirlo el Hermano Pablo, la atracción magnética es más débil cuanto más lejos estamos del imán, pero es más fuerte cuando estamos cerca. Comenzamos lejos de Cristo, pero a medida que lo vamos conociendo nos acercamos cada vez más y la atracción es más fuerte. Y la única manera de llegar a conocerlo es mediante la lectura de su Palabra y la oración, como si estuviéramos hablando con nuestro mejor amigo.

    »Al mismo tiempo, nuestra cultura no deja de bombardearnos con la tentación hacia el pecado.... En realidad, los medios de difusión y las personas que nos rodean nos halan hacia el pecado. Si no estamos halando hacia Cristo con todas nuestras fuerzas, nos deslizaremos hacia el pecado que nos atrae, que resulta en malas actitudes y en palabras y acciones destructivas.

    »Cuando nos alejamos cada vez más de la atracción de Cristo, sentimos menos la necesidad de leer las Sagradas Escrituras y de estar atentos a la voz de Dios. Y como resultado de no estar constantemente acercándonos más a Él, nos deslizamos hacia malas actitudes y acciones equivocadas. Dios no deja de estar presente, llamándonos e impulsándonos a que nos acerquemos a Él. Pero la decisión de hacerlo, o no, es nuestra.»

    Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo se puede leer si se ingresa en el sitio www.conciencia.net y se pulsa la pestaña que dice: «Casos», y luego se busca el Caso 799.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Ro 7:15-25

    • 4 Min.

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