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Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

Un Mensaje a la Conciencia ahp@conciencia.net (Hermano Pablo y Carlos Rey)

    • Religion und Spiritualität
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Populares programas de 4 minutos que comienzan con una anécdota o historia y terminan con una aplicación moral y espiritual. Se han transmitido de lunes a sábado durante más de 40 años. Actualmente se difunden más de 4 mil veces al día en 30 países en la radio, la televisión y la prensa, y ahora via Internet en Conciencia.net.

    «Amor de madre»

    «Amor de madre»

    En la portada de la obra Hojas secas de Amelia Denis de Icaza aparecen estos versos personales de la querida poetisa, llamada «la alondra panameña»:

    Dichosa la que es madre y a quien ha dado el cielo
    en ese amor supremo sagrada bendición.
    Yo tengo con mis nietas mi terrenal consuelo,
    y a nada más aspira mi enfermo corazón.1
    Una de sus más emotivas poesías de aquella antología, que compuso en Panamá en 1879, describe ese amor en los siguientes versos con todo lujo de detalles:

    ¡Amor de madre! El universo entero
    se siente con tu aliento embalsamado,
    único amor sin mancha y verdadero,
    sin porvenir, presente ni pasado.

    Amor que nada pide, nada espera,
    que de sí mismo satisfecho vive,
    que la infeliz impúdica ramera
    como sagrada redención recibe.

    Amor de madre en la modesta choza,
    en la humilde casita del obrero,
    del rico en la mirada voluptuosa,
    amor, amor del universo entero.

    Ama la madre [al] hijo cuando siente
    que su seno de un ser está animado.
    Lo idealiza, lo sueña, lo presiente,
    mientras llega el instante tan deseado.

    Nace, y al contemplarlo temblorosa,
    en la embriaguez de su pasión inmensa,
    lo abraza, lo contempla, lo reboza,
    loca lo adora y en amarlo piensa.

    Las noches pasa en inquietud constante,
    olvidando su propio sufrimiento,
    lo mueve, lo acaricia palpitante,
    y se inquieta al más leve movimiento.

    Pasan los años, y el hermoso niño
    crece, arrullado por su amor de madre,
    y le forma un edén con su cariño,
    y más le adora si le falta padre.

    Si sola tiene que velar su suerte,
    ¡con qué empeño tan tierno lo ha criado!
    Se juzga grande, se contempla fuerte,
    y olvida su dolor y su pasado.

    Con frente erguida en su morada pobre
    a Dios le dice de esperanza llena:
    «Señor, Señor, que tu bondad le sobre:
    para él la dicha, para mí la pena.»

    Si el niño ingrato el abnegado empeño
    de la madre infeliz olvida un día,
    ella, intranquila, velará su sueño,
    a Dios alzando su plegaria pía.

    ¡Y siempre lo amará!... Bendito sea
    el amor de una madre, sin segundo
    sentimiento del alma, que campea
    con todos los amores en el mundo.
    . . . . . . . . . .
    Amor de madre, religioso y santo,
    sol que alumbra mi espíritu abatido,
    por ti secóse mi ardoroso llanto,
    y la tierra en Edén se ha convertido.

    ¡Con mis hijos la vida es tan hermosa!...
    Quiero vivir para gozar con ellos,
    velar por su existencia, cuidadosa,
    y trenzar sonriendo sus cabellos,

    besar sus ojos, que mi ser reflejan,
    a mi pecho estrecharlos conmovida,
    llamarlos en la noche si se quejan,
    y que me llamen madre: ¡esta es la vida!

    ¡Gracias! ¡gracias! Señor Omnipotente,
    ¡gracias porque me diste ese tesoro!
    ¡También mis hijos doblarán su frente
    para adorarte como yo te adoro!2

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Amelia Denis de Icaza, «Al lector» y Portada, Hojas secas (León, Nicaragua: Talleres Gráficos Robelo, 1927), pp. 22-26 En línea 25 noviembre 2023.


    2
    Ibíd., «Amor de madre».

    • 4 Min.
    ¿Por qué hizo Dios a las madres?

    ¿Por qué hizo Dios a las madres?

    A un grupo de estudiantes de segundo grado de primaria se les hizo las siguientes preguntas con relación a sus madres:

    —¿Por qué hizo Dios a las madres?

    —Porque ellas son las únicas que saben dónde están las cosas.

    —Más que nada, las hizo para que limpiaran la casa.

    —¿Cómo hizo Dios a las madres?

    —Usó barro, igual que para hacernos a todos.

    —Las hizo con magia más superpoderes, bien mezclados.

    —Dios hizo a mi mamá igual que me hizo a mí, sólo que usó partes más grandes.

    —¿Por qué Dios te dio la madre que tienes y no la de otra persona?

    —Porque somos de la familia.

    —Dios sabía que ella me quiere mucho más que las mamás de los demás.

    —¿Cómo se portaba tu mamá cuando era niña?

    —Mi mamá siempre ha sido mi mamá y nada más.

    —Yo no sé porque yo no estaba ahí. Pero yo me la imagino bien mandona.

    —Dicen que se portaba bien.

    —¿Qué necesitaba saber tu mamá acerca de tu papá antes de casarse con él?

    —Su apellido.

    —Tenía que saber cómo era antes... si era un delincuente o si se emborrachaba.

      —Mamá tenía que saber si papá le dijo «No» a las drogas y «Sí» a las cosas que ella quiere que todos hagamos en la casa.

    —¿Por qué se casó tu mamá con tu papá?

    —Porque mi papá sabe hacer el mejor espagueti del mundo. Y mi mamá come mucho.

    —Mi abuela dice que es porque mamá no lo pensó bien.

    —¿Quién manda en tu casa?

    —Mamá no quiere ser la que manda, pero le toca porque papá no es muy avispado.

    —Mamá es la que manda... porque cuando revisa mi cuarto, ella ve las cosas debajo de la cama.

    —Supongo que la que manda sea mamá, pero sólo porque ella tiene mucho más que hacer que papá.

    —¿Qué diferencia hay entre las mamás y los papás?

      —Las mamás trabajan en sus empleos y siguen trabajando cuando llegan a la casa; los papás sólo trabajan en sus empleos.

    —Las mamás saben cómo hablarles a las maestras sin asustarlas.

    —Los papás son más altos y más fuertes, pero las mamás son más poderosas porque ellas son las que nos dan permiso para pasar la noche en casa de un amigo.

    —Las mamás usan superpoderes; saben cómo hacer que uno se sienta mejor sin medicina.

    —¿Qué hace tu mamá cuando descansa?

    —Mi mamá dice que ella nunca descansa.

    —Mi mamá no hace nada. Se la pasa pagando las cuentas todo el día.

    —¿Qué le falta a tu mamá para que sea perfecta?

    —Por dentro ya es perfecta. Por fuera, creo que alguna clase de cirugía plástica.

    —Si pudieras cambiar una sola cosa en tu mamá, ¿qué sería?

    —Yo haría que mi mamá fuera más inteligente, para saber que la culpa la tiene mi hermana y no yo.

    —Me gustaría que no tuviera esos ojos invisibles en la parte de atrás de la cabeza.

    Las ocurrencias de los niños no sólo nos sirven de diversión; también nos llevan a la reflexión. Por ejemplo, la respuesta del último niño nos hace pensar en el proverbio del sabio Salomón, que dice: «Los ojos del Señor están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos.»1 Si así también son los ojos de las madres, será porque Dios las creó a su imagen y semejanza. Más vale que cada madre, consciente de la poderosa influencia que ejerce sobre sus hijos, se esfuerce al máximo por ser piadosa para reflejar la imagen de Dios en todos los demás sentidos.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Pr 15:3

    • 4 Min.
    «No he podido ver a mi hija porque la mamá no deja»

    «No he podido ver a mi hija porque la mamá no deja»

    En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net y nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

    «Tuve una hija con mi exesposa. Me divorcié de ella por malos tratos y humillación.... Ya ella tenía cuatro hijos, y traté de darles lo que pude; pero eran adolescentes y nunca me aceptaron.... Me hicieron la vida imposible, al extremo de que uno de ellos me pegó una trompada. Mi exmujer me clavó un cuchillo en el brazo.

    »Desde hace dos años no he podido ver más a mi hija porque la mamá no deja de inventarse cosas con las que me denuncia. Estoy muy mal por no ver a mi hija. ¿Qué hago?»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimado amigo:

    »¡Cuánto sentimos lo que usted está sufriendo! Por supuesto, sabemos que hay detalles que no nos ha contado, pero vamos a suponer que usted nunca maltrató a su esposa ni a ninguno de sus hijos.

    »También damos por sentado que, cuando obtuvo el divorcio, usted dejó constancia de los pormenores del maltrato que sufrió de parte de ella.... [Pero] si usted no dejó [esa] constancia... entonces es probable que sea una cuestión de la palabra de ella contra la suya. Aun así, usted tiene todo el derecho de solicitarle al juez que le conceda visitas programadas con su hija. A no ser que haya sido abusivo o negligente usted mismo, está mal que su exesposa no permita que usted y su hija se vean.

    »Sin embargo, esto nos lleva a hacerle la difícil pregunta: ¿Ha estado usted aportando al sustento económico para su hija? Así como usted tiene el derecho de verla, también tiene la obligación de contribuir a solventar los gastos en que ella incurra. Si no lo ha estado haciendo hasta ahora, le recomendamos que comience a enviarle dinero con cada pago del sueldo que recibe. Mantenga un registro de cada cuota que envía por si fuera necesario probarlo en el juzgado.

    »Nosotros no somos abogados, y no conocemos las leyes vigentes en su país. Usted necesita consultar a un abogado para enterarse de todas las opciones, los derechos y las responsabilidades que le corresponden.

    »Sabemos que ama mucho a su hija y que anhela pasar tiempo con ella. Siente un dolor en el corazón que sólo su hija puede aliviar. Ese es un ejemplo cabal de lo mucho que Dios, nuestro Padre, nos ama a cada uno en particular. Lo cierto es que Él siente un dolor en su corazón divino que sólo puede ser aliviado si usted cultiva una relación personal con Él, como ya hemos hecho nosotros. Usted no tiene que ser una persona virtuosa o santa, ya que ninguno de nosotros lo somos. Todos somos pecadores, y todos necesitamos el perdón que se obtiene cuando le pedimos a Dios que perdone nuestros pecados en el nombre y por el poder de su Hijo Jesucristo.1 Su Padre celestial lo ama tal y como usted ama a su hija.2 Le animamos a que le responda a Él de la misma manera en que desea que su hija le responda a usted.»

    Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa. El consejo completo puede leerse con sólo ingresar en el sitio www.conciencia.net y pulsar la pestaña que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 797.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Ro 3:23; 1Jn 1:9


    2
    Mt 7:11; Jn 3:16

    • 4 Min.
    «Deseo hacerme justicia con mis propias manos»

    «Deseo hacerme justicia con mis propias manos»

    En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia» en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos autorizó a que lo citáramos, como sigue:

    «Le hice un favor a una familia pobre. Les presté cierta cantidad de dinero. Me hablaron para decirme que me iban a pagar, pero lo que recibí fueron seis impactos de bala en la cara.

    »Ahora lo que más deseo es hacerme justicia, pero algo me detiene a pesar de [la cólera] que siento. La verdad, no sé qué hacer, si dejarlo así o terminar [con toda] la familia que me hizo eso.... Perdí mi empleo.... Ahora no tengo nada. Cada vez que tengo que pasar al hospital y ver mi estado, me da rabia,... cólera, y deseo hacerme justicia con mis propias manos.»

    Este es el consejo que le dimos:

    «Estimado amigo:

    »¡Lamentamos mucho esta tragedia que usted ha sufrido! Es una experiencia por la que nadie debiera pasar. Es natural que usted desee que se haga justicia si a las personas culpables de su dolor y perjuicio no se les ha castigado. De ser así, no es justo que ellas sigan viviendo como si nada hubiera ocurrido, mientras que usted sufre las devastadoras consecuencias cada día que pasa....

    »¿Sabía usted que la ira produce cambios físicos en el cuerpo? La ira hace que su cuerpo produzca sustancias químicas destinadas a ayudarle a afrontar lo que está causándola. Esas sustancias hacen que sienta que tiene poder y que puede eliminar el problema.... La adrenalina que fluye a través de su sistema nervioso puede también hacer que se sienta inquieto y ansioso de salir y darle fin al conflicto que esa familia comenzó.

    »El hecho de que nos haya contado su caso quiere decir que usted comprende que debe considerar las consecuencias de cualquier medida que tome con el propósito de vengarse. Por muy poderoso que se sienta y por muy justa que considere su causa, lo más probable es que cualquier medida que usted tome para vengarse empeoraría su propia situación. Pudiera ir a parar en una cárcel por el resto de su vida. Por ahora tal vez le parezca que vale la pena, pero eso no es cierto.

    »Dios sabe que injusticias como esta ocurren, y ha provisto una solución. El apóstol Pablo enseñó: “No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: `Mía es la venganza; yo pagaré', dice el Señor.”1 San Pablo da a entender con toda claridad que Dios hará justicia con quienes le dispararon a usted. Por ahora pudiera parecer que se han salido con la suya, pero Dios ve todo lo que se hace y conoce todo corazón. Usted puede confiar en que Él hará justicia.

    »Si sigue permitiendo que lo domine la ira, las consecuencias químicas que sufrirá su sistema nervioso pueden causarle aún más malestar físico. Entréguele más bien esa ira al Señor.

    »Deje que Dios haga justicia,

    »Linda y Carlos Rey.»

    El consejo completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede leerse con sólo pulsar el enlace en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego el enlace que dice: «Caso 88».

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net



    1
    Ro 12:19

    • 4 Min.
    La tendencia a la confirmación

    La tendencia a la confirmación

    En este mensaje tratamos el siguiente caso de una mujer que «descargó su conciencia» de manera anónima en nuestro sitio www.conciencia.net, autorizándonos a que la citáramos:

    «Mi mamá me tuvo cuando ella era muy joven. Desde mi niñez me criaron con la idea de que mis abuelos eran mis padres biológicos.... Es que mi madre biológica se casó, y yo me quedé viviendo con mis abuelos, a quienes llamo papá y mamá.

    »Sin embargo, a veces siento la diferencia [en el trato que mi abuela me da a mí y el que le da a] mi hermana, es decir, a mi tía.... Mi abuela le da su apoyo moral a ella para que estudie, y a mí no. Son cosas pequeñas que no me dejan ser feliz, pero tampoco imagino una vida lejos de ellos.»

    Este es el consejo que le dio mi esposa:

    «Estimada amiga:

    »Sentimos mucho que no se sienta feliz, y creemos que podemos ayudarle. Sin embargo, hay un concepto que necesitamos explicarle primero. Se denomina sesgo de confirmación, es decir, la tendencia a la confirmación, y es algo que tenemos todos.

    Por ejemplo, si creemos que nuestros hijos se portan mejor que los hijos de los demás, entonces siempre tendremos la tendencia de darnos cuenta de las veces en que nuestros hijos están portándose bien, al igual que las veces en que otros niños están portándose mal. Hasta es posible que critiquemos a otros padres por el comportamiento de sus hijos, al mismo tiempo que hacemos caso omiso del mal comportamiento de los nuestros. O si nos damos cuenta tendremos la tendencia de justificar su conducta —por lo menos a nosotros mismos— con la explicación de que nuestros hijos simplemente estaban cansados y no era de esperarse que se portaran mejor.

    Como podemos observar en ese ejemplo, la tendencia a la confirmación puede llevarnos a darnos cuenta sólo de lo que consideramos como cierto, y a hacer caso omiso de lo que vemos que es diferente. Por una parte, no dejamos de reunir “pruebas” en apoyo de nuestras propias creencias, y por la otra, de hacer caso omiso de toda prueba que conduzca a una conclusión distinta.

    »Cuando usted compara el trato que recibe con el que recibe su hermana, o más bien su tía, usted siente que no es justo.... Es probable que usted se sienta rechazada por su madre biológica, aunque no le eche la culpa. Ese rechazo que siente pudiera haberla hecho creer que su madre adoptiva, es decir, su abuela, también la está rechazando al no tratarla igual que a su tía. De modo que usted probablemente tiene una tendencia a la confirmación que hace que perciba diferencias en el trato que recibe de los demás. Y lo interpreta como injusto sólo porque no se le trata de la misma manera.

    »Le recomendamos que busque consejería profesional que la ayude a resolver todo lo que está sintiendo. También le instamos a que le pida a Dios que le ayude a superar esa tendencia a la confirmación.»

    Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso completo puede leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y luego buscar el Caso 669.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 Min.
    Víspera del Aniversario de Diamante de

    Víspera del Aniversario de Diamante de

    Se transmitió por primera vez el 4 de mayo de 1964 por la emisora YSU en la República de El Salvador. Ese histórico día a nadie se le hubiera ocurrido que en el transcurso de sesenta años se difundiría, sin interrupción, dieciocho mil setecientos veinte días de lunes a sábado, no sólo por radio sino luego también por televisión y por la prensa escrita en más de treinta países, y posteriormente vía Internet y las redes sociales abarcando todo el mundo. De ahí que la voz de Pablo Finkenbinder, conocido internacionalmente como el Hermano Pablo, tal vez llegó a ser la voz más escuchada en todo el mundo hispanohablante. Y de ahí la magnitud de la responsabilidad que le entregó a este servidor, Carlos Rey, ya que a partir de 1996 el Hermano Pablo, a los setenta y cinco años de edad, deseando un merecido descanso del ajetreo diario de la preparación y producción de Un Mensaje a la Conciencia, dejó de grabar mensajes suyos. El reconocido veterano de los medios de comunicación decidió que a partir de esa fecha todos los nuevos mensajes los grabaría su sucesor.

    En 1970 se produjeron setenta y dos Mensajes a la Conciencia en cintas de 16 milímetros, que se comenzaron a transmitir por televisión en Lima, Perú. Pero no fue sino hasta 1980 que se produjeron los primeros cien programas en video, lo que abrió paso a una distribución más amplia por televisión.

    La primera columna de prensa del Hermano Pablo fue publicada en 1971 en la Prensa Gráfica de El Salvador. La primera columna electrónica de Un Mensaje a la Conciencia, vía Internet, apareció en www.conciencia.net en 1998, y actualmente en ese sitio, las veinticuatro horas del día, se pueden leer, escuchar e incluso ver en video todos los mensajes difundidos desde el año 2004.

    Tal vez la descripción más acertada que se le haya dado a Un Mensaje a la Conciencia sea la que le dio el gerente general de Panamericana Televisión en Lima, Perú, quien calificó el programa como espiritual sin ser religioso. El Hermano Pablo mismo, desde el principio, se propuso «ser la voz de Dios a la conciencia de todo hispanohablante del mundo». En uno de los mensajes que grabó muchos años antes del 2012, en que falleció, él resumió esa declaración de misión en las siguientes palabras: «No ando buscando fantasmas ni levantando luces rojas. No soy ni sensacionalista ni fanático. Solamente hago un llamado a la conciencia e invito a la reflexión.»

    Cumplidos sesenta años, Un Mensaje a la Conciencia sigue difundiéndose miles de veces al día en todo el mundo de habla hispana. Sin lugar a dudas, el Hermano Pablo logró su objetivo de ser la voz de Dios a nuestra conciencia. Pero la visión que tuvo el Hermano Pablo se extiende más allá de su objetivo inicial. Para que Un Mensaje a la Conciencia siga teniendo un futuro tan prometedor como su pasado, tiene que seguir despertando la conciencia del pueblo hispano a fin de rescatar los valores morales y espirituales de nuestra sociedad. Determinemos cada uno que vamos a contribuir a extender esa visión. Abracemos individualmente esos valores culturales, morales y espirituales, y defendámoslos a capa y espada para así legarles a las futuras generaciones un mundo mejor, transformado por el poder y la gracia de Jesucristo.

    Carlos Rey
    Un Mensaje a la Conciencia
    www.conciencia.net

    • 4 Min.

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