El vacío: Si queremos que algo del exterior nos haga felices, no estamos siguiendo la ley cuántica. Estamos dependiendo de lo de fuera para cambiar lo de dentro. Si creemos que en cuanto tengamos el dinero para comprar más cosas seremos de lo más felices, lo estamos viendo al revés. Tenemos que sentirnos felices antes de que la abundancia aparezca en nuestra vida. ¿Y qué ocurre si los adictos no pueden aumentar su dosis? Se sienten más enojados, más frustrados, más amargados, más vacíos. Quizá prueben otros métodos: añadiendo el juego a la bebida, o las compras a la televisión y a las películas como válvulas de escape. Pero al final nada les bastará. Los centros del placer se habrán recalibrado a un nivel tan alto que cuando el mundo exterior no les provoca ningún cambio químico les parece que no pueden disfrutar con las cosas más sencillas. La cuestión es que la verdadera felicidad no tiene nada que ver con el placer porque depender de cosas tan estimulantes para sentirnos bien sólo nos aleja de la auténtica dicha. El mayor vacío: la adicción emocional: Al pensar en este vacío, seguramente te has dicho: Claro que escondemos a los demás nuestros miedos, inseguridades, debilidades y el lado oscuro. Si les diéramos rienda suelta expresándolos, seguramente nadie se ocuparía de nosotros; nos dejarían solos, cuidándonos de nosotros mismos. En cierto sentido, es verdad. Pero si queremos ser libres debemos afrontar nuestro verdadero yo y sacar a la luz este lado oscuro de nuestra personalidad. No intentes analizar los episodios del pasado validando las emociones memorizadas que ya forman parte de tu personalidad. Aunque los analices, no resolverás tus problemas mientras sigas atrapado en esas emociones. Observar la experiencia o revivir el episodio que creó el problema tan sólo te hará volver a sentir las mismas antiguas emociones y te dará una razón para sentirte igual que siempre. Cuando intentas resolver tus problemas con el mismo estado mental que los creó, te limitas a analizarlos disculpándote por no cambiar nunca. Es mejor que trates de desmemorizar las emociones que te limitan. Un recuerdo sin la carga emocional se llama sabiduría. Es entonces cuando puedes observar objetivamente un episodio del pasado, contemplarlo y ver quién estabas siendo, sin el filtro de esa emoción. Si intentas desmemorizar el estado emocional que te provocó, podrás vivir, pensar y actuar sin las limitaciones o las trabas de ese sentimiento. Reducir e incluso eliminar el vacío entre quien somos y quien aparentamos ser es seguramente el mayor reto de nuestra vida. Tanto si lo llamamos vivir con autenticidad, superar nuestras propias limitaciones o «lograr» que los demás nos acepten tal como somos, es algo que la mayoría deseamos. El cambio —cerrar el espacio del vacío— debe empezar dentro de nosotros. Como ya sabes, una de las habilidades más importantes que necesitas adquirir para crecer interiormente es la autoconciencia/autoobservación. Cuando medites observarás el estado emocional negativo que tanto te ha impactado en tu vida. Reconocerás el principal estado de tu personalidad que motiva tus pensamientos y conductas para conocer íntimamente todos sus matices. Con el tiempo, usarás este poder de la observación para desmemorizar ese estado emocional negativo. Así entregarás esta emoción a una mente superior, cerrando el vacío entre quien eres y la imagen que has estado dando al mundo. Ten en cuenta que no basta con advertir cómo has estado pensando, sintiendo y actuando. En la meditación tienes que ser más activo. También debes decirte la verdad. Sé sincero y revela lo que has estado ocultando en ese rincón oscuro del vacío. Sácalo a plena luz del día. Y cuando veas lo que te has estado haciendo a ti mismo, tendrás que contemplar ese desastre y decir: Esto ya no me beneficia para nada. Ya no me sirve. Esto no es quererse. Y decidir entonces ser libre.
Información
- Programa
- FrecuenciaCada dos semanas
- Publicado10 de noviembre de 2024, 18:30 UTC
- Duración59 min
- ClasificaciónExplícito