El viaje de los magos de oriente hasta la presencia del Hijo de Dios recién nacido representó fe, obediencia, entrega y valentía.
La travesía, por larga o incómoda que pudiera haber sido, no se evadió ni se postergó - sin peros ni reservas se dispusieron a seguir el astro de fulgor que les guiaba; eso requirió fe - aquellas profecías del pueblo de Israel que pudieron haber tachado de leyendas o mitos, fueron creídas y se aferraron a la convicción de que efectivamente se estaban cumpliendo las palabras de los profetas.
Su actitud ante el Verbo encarnado fue de devoción sincera; le adoraron, se postraron, le entregaron sus "tesoros" en reconocimiento de la dignidad y honor de aquel ser supremo nacido en humildad.
Y con valor contradijeron las perversas intenciones de Herodes al no revelarle dónde podía encontrar al niño.
Los discípulos de Cristo no estamos llamados a menos; fe, obediencia, entrega y valentía siguen siendo parte de las demandas del evangelio de Cristo.
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- FrequencyUpdated Weekly
- PublishedDecember 16, 2024 at 4:15 PM UTC
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