Los Adolecentes " SABELOTODO"
¿Por qué los adolescentes creen saberlo todo? Los adolescentes piensan que ya están doctorados en el viaje de la vida y no dudan en tomar más de una decisión arriesgada. No importan nuestros consejos, esos que nos sentimos con la capacidad de darles en vista de que tenemos más edad y experiencia que ellos. Nuestras palabras solo son ruido, voces que se lleva el viento. ¿Por qué no escuchan? Si echamos la mirada atrás y la situamos en el retrovisor de nuestros propios pasados, nos damos cuenta de algo. También nosotros actuábamos igual, ansiábamos independencia y creíamos saber más que nadie. Cuesta reprocharles cuando, en realidad, es una conducta prototípica de estas edades. Sin embargo, hay un aspecto que no podemos dejar de lado. Por muy resueltos que nos parezcan, por muy desafiantes que se muestren en ocasiones, en su interior están llenos de inseguridades. Todo es nuevo para ellos y todo lo quieren experimentar, pero arrastran dudas, miedos, incertidumbres y muchas ideas erróneas. ¿Cómo orientarles? Lo analizamos. Las razones de por qué los adolescentes creen saberlo todo: Los jóvenes, en especial los comprendidos entre los 11 y 17 años, nos parecen caóticos, imprevisibles, respondones y hasta insufribles. La adolescencia es un largo periodo condicionado por múltiples dimensiones que los adultos, en ocasiones, descuidamos. Puede que nosotros solo nos fijemos en el cambio de sus cuerpos, en su altura y modo de vestir. Sin embargo, son sus cerebros los que orquestan una lenta y profunda transformación que puede determinar, en muchos casos, sus vidas. Por otra, está la sociedad que les contiene y ante la que van despertando poco a poco. Es un escenario lleno de poderosos estímulos que ansían experimentar y que muchas veces (aunque no lo admitan) les desborda. Los adolescentes creen saberlo todo, es cierto, y no dudan en dar sus opiniones para desafiarnos y tomar decisiones que, a menudo, no tienen demasiado sentido. Antes de desesperarnos o de enfadarnos con ellos por su conducta, entendamos por qué lo hacen. Si tenemos un “sabelotodo” en casa, profundicemos primero en por qué actúan de este modo. Su desarrollo cerebral no se ha completado: En la actualidad, la neurociencia ha avanzado de manera notable en la comprensión del desarrollo cerebral en la niñez y adolescencia. Y esto es muy importante. Nos permite profundizar en conductas, reacciones y necesidades. Ejemplo de ello es lo que nos revela un trabajo de investigación de la Universidad de Pensilvania. Factores como la impulsividad y la búsqueda de sensaciones en la adolescencia se explican por una corteza prefrontal aún inmadura. Es sobre los 11 años cuando se inician dos procesos. El primero es la maduración de los circuitos de recompensa frontoestriatales. Es decir, el niño empieza a sentirse fuertemente interesado por metas y conductas novedosas, por experimentar otras sensaciones. El segundo mecanismo que se origina en la preadolescencia es el inicio de un período de poda de los axones neuronales que se traduce en una reducción de la materia gris cortical. También empieza un proceso de mielinación que durará casi una década. Es decir, la maduración de la corteza prefrontal no será completa hasta los 21-25 años. Esto se traduce, por un lado, en una búsqueda constante de sensaciones combinada con un bajo control de los impulsos y un uso deficiente de las funciones ejecutivas (planificación, autorregulación, flexibilidad cognitiva, etc.). Deseo de individualidad y búsqueda de su propia identidad: Los adolescentes nos dan argumentos de lo más ingeniosos para demostrarnos sus valías. Puede que insistan, incluso, en que nosotros estamos desfasados y que no entendemos de esto o lo otro. Esta conducta puede desesperarnos a veces, pero conviene entenderla. Es necesario sintonizar con ese periodo que están atravesando. Nada define tanto la individualidad como tomar decisiones propias. Esto es lo que busca también esa muchacha de 14 años que no duda en decirnos que ya es lo bastante mayor para irse de fin de semana con sus amigos. También en ese chico de 15 años que insiste en que quiere dejar los estudios para hacerse streamer en Twitch. Decidir es también marcar distancias de los demás y demostrar (imponer casi) la propia identidad. Aunque a veces esas resoluciones sean del todo imprudentes y poco meditadas. Su interior está lleno de dudas: No nos dejemos engañar, es cierto que los adolescentes creen saberlo todo, pero en realidad están atenazados por sus inseguridades. La adolescencia está marcada por múltiples contradicciones, esas que hasta a ellos mismos les cuesta entender. A veces desean estar solos, pero también ansían ser escuchados, amados y comprendidos. Quieren buscar su lugar en el mundo, pero lo que hoy les apasiona, pasado es aburrido. Desean cumplir muchas metas y sueños, pero no siempre saben por dónde empezar y eso, les abruma y hasta les desmotiva. Tienen multitud de referentes en los que fijarse, esos que ven cada día en redes sociales. Sin embargo, siguen necesitando a sus progenitores, aunque no les guste admitirlo… Son jóvenes “sabelotodo” que se escudan en una falsa coraza de solvencia e invulnerabilidad, pero en su interior se sienten perdidos en buena parte del tiempo. Solo son personas en proceso de aprendizaje que están explorando el mundo y también a ellos mismos. Como adultos, debemos ser siempre su mejor apoyo. ¿Como apoyar a mi adolescente “sabelotodo”? Tal y como hemos señalado, habrá adolescentes juiciosos y reflexivos que sean plenamente conscientes de que no lo saben todo, y que es bueno hablar y consultar con los adultos. Sin embargo, abundan los que deciden por sí mismos, los que ya parecen estar de vuelta de casi todo y derivan en alguna conducta imprudente. ¿Qué podemos hacer en estos casos? Estas serían algunas claves: Escucha, habla con ellos, inicia diálogos de manera frecuente, pero sin juzgarles y criticarles. Entiéndelos, comprende siempre su perspectiva y desde ese marco de respeto y comprensión, razona con ellos con normalidad. Un consejo sin imposición siempre será mejor recibido. Preócupate por sus intereses, procura conocer qué les gusta, a quién siguen en redes sociales y cuáles son sus metas. Dales responsabilidades y marca límites claros. Internet y las redes sociales no pueden ser su principal fuente de conocimiento. Es importante que no construyan en exclusiva su mundo alrededor de ese universo digital. Para concluir, si bien es cierto que la mayoría de los adolescentes creen saberlo todo sobre la vida, en realidad, no son más que exploradores principiantes. Guiémosles en ese proceso con respeto y apoyo. Porque en realidad, nadie, ni nosotros mismos, llegamos a saberlo todo sobre este mundo.