Adriana Ortiz Adriana Ortiz

Fui a ver la película del gato con botas, y fue muy hermoso el drama y hablo un poco de mi proyección con él. Si aún no ves la película y no te gustan los spoilers, huye, ve a verla y regresas.

Los conflictos han sido por mucho la llave de las grandes transformaciones culturales por someterse a las discrepancias entre lo que deseo y lo que deseas, éste no debería ser precisamente un acto de rebelión ni imposición, si no de diálogo y acuerdos respetuosos para un bien en común. El abrirte a los conflictos te da más oportunidades que desventajas, te invito a que escuches un poco mi opinión sobre esto y tengamos un conflicto.

Pensar en poner límites, muchas veces suena incómodo o lo comparamos al sentimiento de un conflicto, si bien los límites son reglas que nos fijamos dentro de las relaciones sociales, más que ser un límite a los externos es un cariño y una muestra de amor propio.
Amarte, cuidarte y respetarte son los principales ingredientes para generar límites respetuosos y trascendentales.

Todos jugamos un rol, todos somos pequeños actores de papeles que interpretamos según los intereses puestos en la mesa de la vida social.

Constantemente estamos viviendo de las expectativas que decíamos de otros así como las que alguien más busca en ti, esto no es precisamente malo, a veces nos ayuda a mantener un orden, una estructura y un bien en común. Esto es bueno siempre y cuando no trasgreda tu integridad y salud mental.

Si es verdad que hacemos todo lo posible para alejarnos del dolor, también enfrentarlo con valentía y respeto puede ser una pieza clave para la vida y nuestra proyección al futuro.

Todos generamos vínculos personales porque es la manera en la que por generaciones hemos sobrevivido, y por eso el cerebro nos mantiene en constante búsqueda de vínculos, pero ¿qué hay de nuestro vínculo personal, de nuestra introspección, de nuestra sincronización con nosotros mismos?