Poesía de regadera Poesía de regadera

El mar sana y también revuelca. La vida es eso que nos salpica mientras tanto.

«Quise meterlo en una caja
Y no
Enojarme
Sentir vergüenza
Y no

Entonces lloré
Las expectativas
Mi ego herido
Sangrante

Lo nombré
Le di asilo
Medida

¿No ha sido suficiente?

Queda bastante

Me vi valiente
desnuda
Insegura
Rota

Y además
Paciente
Amorosa

Me cuestiono
Veo adentro
Aunque duela
Se me rompan los sueños
Las ganas

dejo de mojarme
Y me empapo
Me quedo sin límites
Y me desbordo

Desdibujo la catástrofe de la tormenta
De la bendita lluvia.»
-Ana Castañeda y Lucía Quintero.

«Bruma - Quien deja caer con facilidad su pie sobre la arena, no se cuestiona su temperatura, se deja abrazar por ella y la experiencia completa. Casi se vuelven uno la planta y el suelo. Cuando es para ti hay certeza dentro de la bruma. Ruido blanco entre huracanes. Una mano te busca si te pierdes. Después de una larga caminata, no hay mejor sensación que la de haber llegado.» -Lucía Quintero.

«A tientas.- Se retrocede con seguridad pero se avanza a tientas / uno adelanta manos como un ciego, ciego imprudente por añadidura, pero lo absurdo es que no es ciego y distingue el relámpago la lluvia los rostros insepultos la ceniza la sonrisa del necio las afrentas un barrunto de pena en el espejo la baranda oxidada con sus pájaros la opaca incertidumbre de los otros enfrentada a la propia incertidumbre / se avanza a tientas / lentamente por lo común a contramano de los convictos y confesos en búsqueda tal vez de amores residuales que sirvan de consuelo y recompensa o iluminen un pozo de nostalgias se avanza a tientas / vacilante no importan la distancia ni el horario ni que el futuro sea una vislumbre o una pasión deshabitada a tientas hasta que una noche se queda uno sin cómplices ni tacto y a ciegas otra vez y para siempre se introduce en un túnel o destino que no se sabe dónde acaba.» -Mario Benedetti.

«Abrazo.- Ella lo tiene todo: fuerza, amor, seguridad, entereza, decisión. Pero a veces se le olvida que los lleva en el bolsillo. Siente que debe salir a buscarlos, y sus ojos se llenan de lluvia al no encontrarlos. El corazón le tiembla, y su piel y su alma piden solo un abrazo, alguien que venga y le junte las piezas de un solo apapacho. En esas noches solitarias y de nostalgia, solo quisiera que pudiera mirarse en un espejo, verse de frente, directo a los ojos, y encontrarse entera, llena de ese amor y esa seguridad que tanto busca y no encuentra. Desearía que pudiera verse como yo la veo: completa, bella, deslumbrante. Deseo que un día descubra que eso que tanto busca, ya lo lleva dentro. Deseo que un día al fin se abrace fuerte, y nunca más se suelte.» -Ana Castañeda.

“Goza de la melancolía de no saber, de no creer, de soñar un poco. Ama y olvida, y atrás no mires. Y no creas que tiene raíces la dicha. No habrás llegado hasta que todo lo hayas perdido. Ve, camina.. Es el camino de la muerte. Es el camino de la vida.” Manuel Machado.-